Este próximo domingo estamos todos convocados a Madrid para reivindicar los derechos mínimos que nos pertenecen como ciudadanos del medio rural despoblado; esos derechos que otros territorios poseen simplemente por tener más población. Esos derechos son los que marcan la diferencia entre ser atractivos, competitivos y permitir aprovechar las oportunidades para poder decidir vivir en ellos, o no.

Desde Chunta Aragonesista apoyamos la movilización por convicción y con conocimiento de causa, nos desplazaremos a Madrid desde los pueblos de Teruel y del resto de Aragón. Entendemos que los partidos también están compuestos por vecinos de nuestros pueblos y debemos implicarnos, pero no vale ir ahora a apoyar y recoger las demandas en este momento electoral para luego olvidarse, hay que ser más serios y abordar el gran problema de las zonas rurales de una vez por todas.

Nos hemos convertido en un Estado de ciudadanos de primera y segunda. Ya desde la época del éxodo en la posguerra, donde se necesitaba mano de obra para la reconstrucción de las ciudades y el desarrollo industrial; y posteriormente, con estas últimas cuatro décadas en democracia, manteniendo la estrategia en materia de políticas territorial, dirigidas en este caso por gobiernos de diferentes colores, marcados en esta última etapa por el capitalismo salvaje y la rentabilidad del voto de los grandes partidos, olvidando la solidaridad de los territorios ricos con los territorios desfavorecidos. Se supone que la función de los gobiernos es el reparto de servicios y derechos por igual a todos sus ciudadanos.

La persistencia de Teruel Existe, con más de 20 años en estas reivindicaciones, ha hecho que no pase desapercibida para nadie la provincia de Teruel y su situación, siendo un ejemplo a seguir por otros territorios. No es la primera vez que se llevan estas quejas a Madrid, ya fue un éxito la convocada en 2003 junto con Soria y Zamora. La de este domingo se prevé multitudinaria y el éxito de asistencia está asegurado. Pero la importancia de la reivindicación radica, en que tras la manifestación se plantee un debate estatal y autonómico que inicie políticas reales a corto-medio plazo y sobre todo, una planificación a largo plazo que busque la cohesión territorial.