Justa. Esa es la palabra que debería aparecer al final del título de este artículo, sin embargo, me niego a calificar la propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez como transición energética justa, y quizás lo único cierto de ese titular sea lo de transición. Desde el primer Plan para la reconversión de la Comarcas Mineras de 1990, hasta el último que finalizó en diciembre de 2018, en estos veintiocho años de supuesta transición se han destinado más de veinticinco mil millones de euros en todo el Estado para ello.

Directivas europeas nos marcan el camino desde hace años y han destinado ingentes cantidades de dinero que debían ser destinadas para llevar a cabo esa transición. Fondos Estructurales, Fondos de Cohesión, Fondo Social Europeo, FEDER, MINER, planes, estrategias y medidas, todos ellos mal planificados, mal distribuidos y mal orientados; gobiernos autonómicos y estatales de colores varios, cobardes, mirando hacia otro lado sin atreverse a afrontar el cambio de modelo energético que, no solo nos imponía Europa, sino que el propio medio ambiente y el futuro de la civilización tal y como hoy la conocemos, estaba en juego.

Mientras tanto quienes gobernaban miraban hacia otro lado; tal vez por el miedo a perder votos, o tal vez por no contradecir a aquellas empresas que les tenía reservado un sillón en sus Consejos de Administración que les aseguraba un retiro dorado tras su paso por la política. Por una u otra causa, la gestión de los fondos se iba fraccionando y distribuyendo atendiendo más bien a los colores partidistas de los ayuntamientos a los que se destinaban, que siguiendo unos criterios objetivos, evaluables y cuantificables.

Así pues, tenemos muchos municipios bien dotados de frontones, lavaderos y polígonos fantasma. Sin embargo, desdoblar la N-232, llevar fibra óptica a municipios y polígonos, establecer cargaderos ferroviarios, puertos secos, y todo aquello que vertebra un territorio, nunca se consideró prioritario.

El 30 de junio de 2020 es como una soga al cuello de los turolenses, que cada vez aprieta más. Ahora todo es urgente. Evidentemente.

Endesa lava su imagen ofreciendo un plan social en el que solo cuentan sus propios trabajadores, los casi cuatrocientos trabajadores de las subcontratas se quedan fuera. Endesa se vuelve verde y se compromete a llenar nuestra provincia de placas fotovoltaicas que proporcionarán unos pocos empleos, y seguirán llenando su cuenta de resultados y los bolsillos de sus accionistas. Endesa seguirá utilizando su línea de evacuación para sacar los megavatios y los dineros que Teruel genera. Cambiamos el cauce de nuestro rio Guadalope, desmontamos nuestros montes y horadamos nuestra tierra en beneficio de Endesa, y ahora ¿va a ser capaz algún Gobierno de exigirle a Endesa que revierta todo aquello que nuestra tierra puso a su disposición? Me temo que no. Si le dan a elegir entre nuestra tierra y sus beneficios, se queda con sus beneficios.

La semana pasada Pedro Sánchez presentó la Estrategia de Transición Justa, un documento en el que puedo estar de acuerdo en muchos aspectos, afronta esta transición desde varios ejes: Restauración de minas, energías renovables y eficiencia energética; esto se lo compro, lamentablemente todas sabemos que el papel lo aguanta todo.

Los objetivos que aparecen en el Plan de Acción Urgente, vuelven a ser un brindis al sol sin una sola medida concreta que arroje algo de confianza a corto plazo. Garantizar… Mantener… Ofrecer… pues eso, infinitivos que no son más que declaraciones de buenas intenciones de un gobierno con fecha de caducidad. La disolución de las Cortes y la siguiente convocatoria electoral son otra piedra en nuestro futuro. De cómo se componga el nuevo Gobierno que salga de las urnas dependerá el éxito o el fracaso de esta transición. El avance de los negacionistas los Bolsonaro, Trump, Le Pen y aquí, su aventajado alumno Abascal, suponen un serio problema para la supervivencia de nuestro planeta; en sus políticas ultraderechistas no tienen cabida el medio ambiente, la sostenibilidad, ni la defensa de los recursos naturales que son patrimonio de todas y todos.

Por eso esta transición no es justa, ni para nuestro planeta, ni para las más de cuatrocientas familias que ven en junio de 2020 el fin de su transición. El único que transita es Endesa que pasará a llenar su cuenta de resultados con un nuevo monopolio pintado de verde.

*Diputada en las Cortes