El sector turístico bajoaragonés está experimentando unas semanas de una extraordinaria ocupación en los puentes festivos, especialmente las comarcas de Matarraña y Maestrazgo, donde estos días manifiestan sentirse «desbordados». La ocupación en el Bajo Aragón también ha mejorado en bastantes zonas, especialmente en Alcañiz. El éxito del auge de nuestro territorio viene de la mano de varios factores que se unen en un contexto donde el sector turístico está atravesando su peor momento desde hace más de una década. Además de un importante trabajo de profesionalización del sector, donde los establecimientos han invertido en reformas en edificios así como en ofrecer una gastronomía de calidad; se ha realizado una importante labor de divulgación coordinada por parte de la administración (comarcas, ayuntamientos, diputaciones, DGA…) Asimismo, la mejora de la N-232 en Castellón y el desbloqueo de la zona del Matarraña por el puerto de la Val de Luna ha abierto una puerta a numerosos turistas que vienen de Levante. El Bajo Aragón histórico por su cercanía al Mediterráneo y enclavado en la provincia de Teruel se antojan como un destino seguro, con escasa masificación y densidad demográfica, lo que en el contexto de pandemia lo sitúa como un buen destino para disfrutar y conocer. En muy poco espacio existen rutas variadas que combinan paisaje, patrimonio, deporte, aventura y gastronomía a precios asequibles y con unas excelentes críticas en los buscadores y centrales de reservas. Aunque pueda resultar paradójico, en todas las crisis surgen oportunidades. Saber verlas y encontrarlas es deber de todos. Por eso, ante los meses difíciles que se avecinan, es fundamental seguir trabajando en esta línea para poder prever la llegada de visitantes, ofrecer un servicio excelente y consolidar una marca turística que, a la vista de los datos, interesa a los turistas nacionales.

Editorial