Los datos de la Encuesta de Población Activa de ayer constatan que la recuperación está siendo lenta y que las medidas económicas para contener la crisis generada por la pandemia deben agilizarse. Las pymes están asfixiadas por una situación en la que ni los fondos europeos anunciados ni las medidas comprometidas por los gobiernos central y autonómico han llegado. A un mes de la fecha prevista para el fin de los ERTEs, la única medida eficaz hasta ahora para contener la sangría de despidos, la incertidumbre que se cierne sobre el país impide que el tejido económico planifique el más corto plazo. La semana que viene decae el estado de alarma y las autonomías siguen sin saber cuáles serán las medidas que podrán adoptar. Con la vacunación lenta y la falta de concreción, los agentes sociales (empresas y sindicatos) exigen menos «compromisos» y más realidades. Especialmente grave es la situación en la cuenca minera andorrana, donde los sindicatos mañana leerán un manifiesto en Andorra por el 1º de mayo reivindicando medidas reales. Consideran que estamos en un «permanente futuro» sobre el que se vienen planificando desde hace más de un año y medio el Plan de Transicion Justa, la llegada de empresas y la creación de empleos que no terminan de fraguarse. Solo en la Villa Minera se han perdido 300 habitantes en dos años.

El número de personas en desempleo ha bajado en el primer trimestre de 2021 un 3,8% respecto al cuarto trimestre de 2020 en Aragón, aunque esto se debe a que la población activa ha descendido por encima del empleo, entre otros factores. A estas cifras hay que añadir la realidad de las 15.000 personas en ERTE y las personas que han perdido su empleo porque no son contabilizadas como parados, sino como inactivos. Urge intensificar las medidas de apoyo a las empresas y un cambio en los protocolos sanitarios que permitan ganar en certidumbre así como confianza entre la población. La situación de la pandemia sigue siendo grave, con la variante británica sumando casos en nuestra comunidad, donde ayer se confinaron zonas como las Cinco Villas o Jaca. El sector servicios, especialmente el ligado al ocio y el turismo, están gravemente dañados. Solo se salva la agricultura y la ganadería, cuya pujanza están sosteniendo el territorio pero que también debe ser escuchada por los agravios que la PAC sigue generando y que los ha llevado estas semanas de nuevo a las calles. Este este 1º de mayo la principal reivindicación ha de ser traer al presente las medidas de mejora comprometidas, es la única manera de construir un futuro con empleo de calidad y basado en las potencialidades del territorio.

Editorial