Las deficiencias del Hospital de Alcañiz son de sobra conocidas. Es el único centro público de Aragón sin UCI, cuenta con pocas habitaciones, escasez de medios, instalaciones viejas… Sin embargo se deberían explicar para dar a conocer con mayor frecuencia sus potencialidades. A donde no ha llegado el Hospital para hacer frente a las exigencias de la desconocida pandemia del coronavirus lo han hecho sus profesionales gracias a ideas imaginativas y sacando el máximo partido a servicios que han puesto en marcha en los últimos años y que son pioneros en Aragón. De hecho, en los picos de ingresos, su apuesta por medicalizar dos espacios para evitar realizar traslados de pacientes de planta, primero el Hotel Ciudad de Alcañiz y después la residencia Santo Ángel, se ha seguido después en Zaragoza y Madrid. Se logró gracias a que se contaba con un servicio de Hospitalización a Domicilio fuerte y preparado, que ya fue pionero en Aragón cuando se puso en marcha y fue el espejo en el que se han mirado después otros hospitales de Zaragoza con mucha mayor capacidad. También el servicio de Neumología puso en marcha una reconocida unidad de tabaquismo pionera en Aragón, que también se ha tomado de ejemplo en otros centros y que ha puesto en marcha proyectos para humanizar el Hospital llevando el arte a oncología y a pediatría.

La medicalización del hotel fue posible gracias al trabajo silencioso de los días previos y al apoyo de la labor institucional del alcalde, Ignacio Urquizu, anteponiendo los intereses del Hospital a lo que no se veía con buenos ojos desde Zaragoza. También ha sido importante la implicación de la dirección respaldando y apoyando las decisiones de los jefes de unidad, que trabajaron desde el primer momento para ir más allá de los protocolos sanitarios. Se impusieron desde el primer momento unas restrictivas medidas preventivas que se han demostrado esenciales para evitar contagios dentro del propio centro y también se ha apostado por la humanización del covid siendo el primer Hospital de Aragón en permitir que los pacientes estuvieran acompañados.

También se trabajó para salvar la falta de una UCI dotando al centro con una unidad intermedia con respiradores (REA) que sirviera de alivio mientras se encontraba una cama para las personas que iban a ser trasladadas a una UCI. Sin embargo, desde el Salud se reclamaron los respiradores y, de no haberse entregado, Alcañiz no habría podido realizar más ingresos en UCIs al considerar que ya contaba con una aunque fuera una REA. El Hospital de Alcañiz necesita un nuevo edificio, pero el capital humano con el que cuenta es nuestro mayor patrimonio vital. Solo cabe aplaudir su esfuerzo y pedirles que no cejen en su empeño.

Editorial