Nuestras administraciones más cercanas están cerrando el año aprobando unas cuentas anuales con inversiones históricas cuya principal finalidad va a ser compensar los tremendos daños económicos que ha causado la pandemia. A esos apoyos que deberán ir destinados hacia los sectores más castigados, se unirán inversiones en infraestructuras fundamentales y cuya ausencia el covid-19 ha revelado de forma palmaria. Que tanto ayuntamientos como diputaciones puedan emplear los remanentes va a suponer un impulso importante a la economía en un año de recesión grave pero en el que se espera una recuperación rápida. La capacidad del sector público para dinamizar la economía como principal fuerza tractora del territorio va a ser fundamental a partir de enero. Que los principales proyectos se pongan en marcha cuanto antes agilizando la burocracia y las trabas habituales será fundamental.

Al Fondo de Inversiones de Teruel que se firmó la semana pasada, el más elevado desde 1992, con 76,3 millones de euros; se han sumado estos días los presupuestos provinciales y municipales. La DPT ha presentado el mayor presupuesto de su historia, de casi 77 millones de euros, a los que hay que sumar los 31,7 millones de ampliación extraordinaria con los remanentes de tesorería. El borrador apuesta por tres ejes de inversión. El primero consiste en reforzar las ayudas directas a los municipios, muchos de ellos de pequeño tamaño y con importantes necesidades en cuanto a servicios. Este año han sido los ayuntamientos los que han trabajado de forma más eficaz y directa para gestionar los principales problemas locales, aportando desde bonos de descuento para el comercio local hasta brigadas especiales de limpieza o compra masiva de mascarillas. Que las diputaciones ejerzan como ayuntamiento de ayuntamientos para apoyar todas las necesidades locales es básico para el futuro de la población rural. El segundo pilar del presupuesto provincial es el impulso a la conectividad tanto digital como viaria. La covid ha demostrado la necesidad imperiosa de digitalización y la ha acelerado, haciéndola incluso más necesaria que la comunicación por carretera. Tanto una inversión como otra son los cimientos para la instalación de empresas y creación de empleos de calidad, así como para la modernización de nuestros pueblos. En tercer lugar, se centrarán en la ayuda a los colectivos más vulnerables a causa de la pandemia de covid-19 a través de subvenciones a entidades sociales y ayudas directas e indirectas para autónomos y los sectores económicos más perjudicados, una demanda constante en estos 9 meses y que no termina de llegar. Si estos parámetros es cumplen, unido a las ayudas europeas ligadas al covid, el reto demográfico y la transición justa, 2021 puede ser un año en el que se asienten las bases de un futuro de progreso. El deseo de año nuevo ha de ser que haya un buen liderazgo capaz de gestionarlo.

Editorial