Llevamos casi dos meses de malas noticias por culpa de la Pandemia del Covid 19. Malas noticias con respecto al tema sanitario; decenas de miles de personas contagiadas, muchas de ellas pasando días muy duros, entubados para poder seguir con vida. Miles de personas muertas y familias destrozadas sin poder ni siquiera decir adiós a sus seres queridos.

Ahora que el tema sanitario parece que está dando una tregua, siendo menores los contagios y podemos coger un poco de aliento, despertamos ante otra terrible realidad: la otra consecuencia de este traidor virus. La terrible crisis económica con la que nos va a tocar batallar.

Muchas empresas no saben si van a poder abrir, porque tampoco saben qué medidas van a tener que adoptar para la seguridad de sus trabajadores y sus clientes y una vez que lo sepan sopesarán si sus negocios seguirán siendo rentables o tendrán que bajar la persiana para siempre.

Esperemos que en las medidas que dictaminen para la vuelta a la actividad tengan la sensibilidad de contar con todos los que tenemos un negocio abierto y piensen que no podemos adoptar las mismas medidas una pequeña empresa, una empresa familiar o un solo autónomo que las grandes empresas.

No puede ser lo mismo para por ejemplo, una casa rural de alquiler integro, que un pequeño hotel de montaña con ocho habitaciones, que un pequeño hostal ubicado en un pueblo con menos de mil habitantes que los grandes hoteles con varios centenares de habitaciones en ciudades de millones de habitantes o en grandes destinos turísticos de playa.

Esperemos que esta vez si, que nos tengan en cuenta a todos y cada uno de nosotros; porque si es traumático cerrar las puertas o despedir a muchos trabajadores en lugares donde hay mucha población, hacerlo en los pequeños pueblos de la España Vaciada, puede ser la puntilla que termine de matar a los que aún nos resistimos a que nuestros pueblos mueran.

Una vez más pedimos que no nos metan en el mismo saco, porque no somos ni tenemos las mismas características, pedimos que este sea el primer gesto de pensar en esa otra parte de la España que siempre ha sido la olvidada y la invisible.

Carmen Olague – CHA Montoro de Mezquita