La pasada semana me dedique a visitar pueblos del Matarraña. Ya había visitado otras veces la zona, siempre me sorprende gratamente, pero lo que más, es el grado de orden, de limpieza y de conservación de los mismos. Recordé la fábrica donde yo trabajaba, al margen de la cantidad de información y eslogan sobre la calidad, el trabajo en equipo, la mejora continua, etc., había uno que se llevaba la palma, orden y limpieza. Y es que se basaba en que, cualquier persona que visitara nuestras instalaciones, era lo que más percibía, puesto que el ochenta por ciento de las vistas eran desconocedores de los procesos, del funcionamiento y de los medios productivos, con lo que se quedaban era con el estado de la planta. (Estado del pueblo).

Mi pueblo, Híjar, Bar Papi, me senté en su terraza, «La Barbacana», se está de maravilla. Tomé un tinto de verano y observé. Miré hacia el pueblo, vi tapias, fachadas y el mastodóntico edificio, que iba a ser la Casa de Cultura y que lleva años durmiendo el sueño de los justos, con un montón de dineros inmovilizados y con más pena que gloria. Todo ello pintado de blanco, ¿estaría mejor? Me di la vuelta, miré hacia el rio, sucio y abandonado, de ciento a viento, una brigada lo limpia, pero falta mantenimiento y a los cuatro meses esta igual. Algunos días, sube el olor del despedidero que hay debajo. Unos metros más abajo, ante la Caja Rural, otra alcantarilla también canta.

Desde la puerta de la iglesia, las vistas hacia todos lados son realmente bonitas. Me acerco a la barandilla, me asomo al pueblo, me encuentro con el Matagatos, ruinas, escombros y suciedad. Subo al castillo, es lo mismo, vistas preciosas, jardines bonitos y tras ellos, ruinas, suciedad y años de abandono en lo que fue el edifico del castillo.

La limpieza de calles, las heces de las palomas y otras, ahí andan, diré, que si las palomas son animales, los que tiran la basura por las calles son marranos. De los cables eléctricos colgando y por fachadas, ustedes mismos. Coches aparcados molestando es habitual.

El Calvario, buque insignia de la alcaldía, quizá se esté saturando, cuando hay más pueblo, aquí todo es bonito, jardines, andadores, plantas, flores. Tristemente algún gamberro también pasa de vez en cuando por aquí, focos y cerámicas de las estaciones dan fe. Falta adecentar el piso de la calle de subida, pero dicen que están en ello y que pronto lo harán, las elecciones ya están cerca.

El cabezo del Carmen, bonito donde los haya, con su subida peatonal muy transitada pero olvidada, las mangueras de riego y las plantas secas dan testimonio. «Arbolico te secaste teniendo el agua en los pies, en las ramas la esperanza y en las personas la fe». Le faltó la caridad de algunos.
No alaben ni critiquen al mensajero, solo cuenta lo que ve, por si vale. Es a los que deciden que este así, a los que tendrán que alabar o criticar. La mayoría de los habitantes, también lo veo, están contentos, auto complacidos, lo aplauden todo y opinan que su pueblo es el mejor. No lo olviden, los pueblos y lo que son, los hacen sus habitantes y son los que deciden como. Si les gusta así, felicidades.

Pascual Ferrer