La Cámara de Cuentas constata en el informe de fiscalización hecho público ayer que las pérdidas de Motorland son continuadas y que depende de las instituciones financieramente, lo que pone en riesgo su funcionamiento futuro en caso de perder apoyo de sus socios o no aumentar ingresos con actividades más rentables al margen de las estrictamente deportivas. En el circuito se han invertido 234,4 millones (91 en la construcción) y han llegado 31,5 en subvenciones, además de 18 ampliaciones de capital que han supuesto otros 113 millones de euros. El grueso de estas aportaciones (de las que la mayoría procedieron del FITE) han enjugado el coste de las grandes pruebas internacionales, principalmente el mundial de MotoGP, que anualmente supone unos 8 millones de euros. Sin embargo, el proyecto de Motorland no fue concebido para albergar el mundial de motociclismo, de hecho fue una sorpresa su presencia y mantenimiento. La calidad de las instalaciones lo permitía y el impacto para la marca Aragón ha sido importante. De hecho, es el circuito que más extranjeros recibe de toda España. No obstante, a la hora de poner en el balance las cuentas del proyecto, no hay que olvidar su origen esencial, que era poder combinar no un sólo circuito, sino varios, con el parque tecnológico y su capacidad para desarrollo de proyectos relacionados con el motor a nivel mundial. No se ha trabajado en este sentido lo suficiente y el cambio de gestión en el circuito con un nuevo gerente no ha dado resultados. Esto, sin lugar a dudas, implica que con urgencia se cambie al equipo directivo por uno capaz de sacar adelante el proyecto poniendo en valor todo su potencial. El circuito de karting y los de tierra están infrautilizados; y el de velocidad debe saber retornar el coste de los mundiales atando otro tipo de test y eventos ligados a la enorme riqueza que mueve el circo mundialista a su alrededor.

A la muy cuestionable gestión reciente de Motorland, se une una falta de interés político desde hace varios años por parte de varios partidos de gobierno cuyos máximos responsables no muestran interés por el avance del proyecto. Prueba evidente es la ausencia nuevamente de las máximas autoridades regionales en el último mundial de motociclismo. Motorland no es una cuestión de cuotas políticas, ni de abrir el grifo de los millones y las ampliaciones de capital, sino de encontrar a personas con la capacidad, los contactos empresariales y el conocimiento necesario del sector para generar retornos sólidos a largo plazo. Asimismo, el desorden interno, con bajas laborales recurrentes, ceses y contrataciones cuestionables es inadmisible. La Cámara alerte de la «falta de homogeneidad» retributiva dentro de la plantilla de Motorland para puestos de igual categoría y similares funciones; y pide que se «ordenen» los complementos. Debería ser prioridad en 2022.

Editorial.