La polémica generada por la entrevista en The Guardian al Ministro de Consumo Alberto Garzón nos reafirma en la opinión de que las generalizaciones no son buenas. Además, nos demuestra cómo en las redes sociales pueden iniciarse polémicas a partir de bulos, que incrementados por los intereses partidistas terminan por crispar a la sociedad, alejándose interesadamente del debate inicial.

Hemos comprobado que en este país es muy complicado realizar debates constructivos, porque algunos tienen mucho interés en polarizar las posturas. Desde la algarabía se impone la exageración y el exabrupto frente a la confrontación respetuosa de ideas. Todo se plasma con trazo grueso; en blanco o negro, silenciando la amplia gama de grises que pintan nuestra sociedad. No se puede generalizar hablando de ganadería, cada cabaña y cada región tiene sus características y necesidades.

En los últimos días, se ha ido construyendo un marco para justificar un nuevo enfrentamiento partidista. Se atacan y critican dentro de él, pero no atienden los problemas reales del sector y del medio rural ignorando que su realidad es mucho más amplia. Olvidan la red de pequeños y medianos ganaderos que participan del ciclo vital para la supervivencia de nuestros pueblos, a través de la economía circular que, desde el cultivo en el territorio del cereal para la producción de piensos, hasta la industria agroalimentaria, forman un modelo de desarrollo sostenible y de generación de empleo y de asentamiento de población en el medio rural.

Éste es el modelo de ganadería que defendemos desde España Vaciada, el de explotación de ganadería extensiva que hace sostenible nuestro medio ambiente y que mantiene familias que dan vida a nuestros pueblos, que necesita un apoyo institucional mucho más decidido, y también la ganadería estabulada de pequeña escala, sostenible y tecnificada, que se realiza con un correcto control y regulación de su afección al medio ambiente, y que está integrada en la economía circular de la agricultura del territorio donde se implanta.

Estamos en contra de megaproyectos industriales, como lo son las macro granjas gestionadas por intereses empresariales ajenos al territorio, y cuya implantación conlleva el cierre de muchas explotaciones familiares incapaces de competir con este otro modelo, al igual que estamos en contra de los megaproyectos de centrales de renovables que industrializan y degradan nuestros paisajes, para solo engordar beneficios privados sin contar con los territorios y su modelo de desarrollo. Esto lo único que pone de manifiesto es el destino que para nuestras zonas rurales definió un modelo de Estado que hoy debería estar caduco, por el que se nos sigue relegando a ser el granero y patio trastero de las grandes urbes, sin crear apenas empleo y expoliando nuestros recursos, poniendo nuestros territorios al servicio del desarrollo de otros.

Reivindicamos y luchamos por un modelo de desarrollo sostenible territorialmente, que priorice el futuro del medio rural y sus habitantes, de los que no se está hablando en este debate, y no al servicio de la especulación de fondos de inversión. Un medio rural sostenible y vivo como proyecto orgulloso de país y no como mero sujeto de argumentarios con los que fraguar confrontaciones partidistas para generar enfrentamientos con el único objetivo de conseguir votos.

¿Y si en lugar de enfrentarnos trabajamos para desarrollar soluciones a los problemas defendiendo la viabilidad de nuestr@s ganader@s? esa debería ser la prioridad, la Ley de Cadena Alimentaria recientemente aprobada, en la que se estipula que el precio no puede estar por debajo de los costes del ganader@, o la enmienda de Teruel Existe incluida en el proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados para que los purines puedan gestionarse mejor y sean un subproducto que les aporte valor generando biogás al permitir su introducción en la red gasística y en depósitos, o de la necesidad del cumplimiento de las normas por parte de las administraciones.

Joaquín Egea. Senador de Teruel Existe