Llevamos un tiempo con más mentiras que en un libro de trucos de magia, si hiciéramos un recopilatorio y las pusiéramos en papel y en fila daríamos diez veces la vuelta al mundo como mínimo. Son tantas y tantas horas expuestos a una carga de información y contrainformación tan brutal, de tanto cinismo, de tanta hipocresía, que yo al menos me he saturado…

Como era de esperar, la pálida dama no se ha convertido en nada más que mera estadística, trágico pero real, el problema sanitario parece haber pasado a segundo plano y del económico solo tenemos la certeza de la cruda realidad, se viene, o ya ha venido, una crisis para millones de personas muy fuerte.

Entre medias, soflamas populistas, mensajes optimistas a veces muy vacíos y un montón de problemas a resolver. Dicen muchos que tienen la cabeza muy bien puesta, que es el momento de dar lo mejor de nosotros mismos para salir entre todos de esto, pero las fuerzas van y vienen en función de la realidad y es muy difícil decirle a alguien que se ha quedado en el paro por ejemplo, que ahora tiene que gastar en los bares, ayudar a la hostelería, consumir en los comercios locales, hacer de profesor de sus hijos en casa y todo cumpliendo unas medidas de seguridad que vemos como se las saltan hasta los que mandan, pero nosotros como súbditos sí debemos cumplir. A esas personas, seguramente solo les queda esperar tiempos mejores…y distraerse, que eso sí se puede hacer y es gratis, libros, música, cine lo que sea, pero ojalá también sirva todo esto para que alguno salga más culto de todo esto, que aunque se recuerde menos, no carece de importancia y es provechoso el aprender.

Pienso y creo que España puede ser sin duda uno de los países más fuertes del mundo, pues aún viendo como ha actuado nuestra clase política, viendo tal difusión de mentiras, viendo como han reaparecido los «policías» de escalera de la post-guerra, viendo todo eso y más y todavía hay tanta gente dispuesta a regalar sonrisas, a abrir de nuevo la ventana de sus negocios, a retorcerle el pescuezo a la realidad, me parece admirable y en ellos sí confió, porque esas son las fuerzas vivas que van a mantener esto en pie por enésima vez.

Lo peor de este país es que nunca le pasa factura a los que debe, pero lo mejor es y será siempre esa gente que he mentado, mi admiración total, porque de verdad envidio su fuerza y sus ganas de salir adelante y de hacer que todo merezca la pena, incluso estos tiempos raros donde estuvimos a punto de cagarla del todo y al final, aunque algunos estemos saturados, vamos a volver que ya es algo, mejores, peores o como siempre, pero vamos a volver, volver a vivir.

Víctor Puch