Este nuevo mundo que estamos viviendo nos obliga a buscar fórmulas nuevas para realidades nuevas, pero también es una oportunidad para adaptarlas a solucionar problemas viejos. Por norma general la clave para una adaptación es empatizar con la gente y buscar soluciones con inteligencia y comunicación fluida. El tema de las videoconferencias ha dado una alternativa a muchos, pero en el medio rural ha abierto un campo de trabajo importante que tenemos que aprovechar.

Las primeras veces que uno se veía en estas andanzas, todo nos parecía incómodo, semanas después ya nos movíamos con varios programas como Skype, Zoom, Jitsi, Google meet y otros. De ahí en adelante estamos descubriendo formas y modos de sacarle mayor provecho y de técnicas para que sean mas efectivos. Desde mi punto de vista actual, excepto para negociaciones muy precisas y de alta intensidad, puede hacerse casi todo telemáticamente.

De manera positiva, creo que han mejorado los debates en cuanto al respeto de turno de palabra y al orden a seguir para llevar el hilo. Ha permitido tener reuniones amplias de carácter informativo, donde el participante puede tener un mayor o menor nivel de implicación según su grado de interés. Se han ahorrado viajes que muchas veces eran innecesarios o de poca prioridad, también los momentos vacíos de conexión se pueden optimizar adelantando otros temas o actualizando redes sociales.

Todos estamos poniendo mucho interés en esta revolución digital, porque de otra manera te quedas fuera y esto no existes. Hay proyectos colectivos que antes dependían de una gran reunión tras otra para poder fructificar y en un futuro se reducirán a las imprescindible, porque para asuntos preparatorios o mas livianos se harán a distancia.

Las videoconferencias están para quedarse y resultan algo incomodas por momentos, pero son totalmente necesarias como las mascarillas. Al rato de usarlas te llegas a olvidar que las llevas.

Pedro Bello – GANAR La Puebla de Híjar