«Cuando soplan vientos de cambio, algunos levantan muros y otros construyen molinos». En la vida de todos y cada uno de nosotros, en algún momento, soplan vientos de cambio. Pueden ser vientos más o menos fuertes, pero siempre llegan, a veces sin avisar, y entonces debemos decidir qué queremos construir: ¿un muro o un molino de viento?

Nuestras comarcas de montaña, que tradicionalmente se dedicaban a la ganadería, se convirtieron al turismo y parecía que ambos modelos de trabajo iban a ser incompatibles, pero nada más lejos de la realidad. Los tiempos cambian y las sociedades avanzan muy deprisa. Ahora el futuro son las energías renovables, hagámoslo compatible con lo anterior. Tenemos ejemplos claros y cercanos a nuestros pueblos, como son en la zona d’Els Ports, «Morella Turística por excelencia» o «Vilafranca Capital de la Cultura».

En los últimos días, las posiciones polarizadas y encontradas sobre la construcción de parques eólicos han agitado el tranquilo ecosistema del Maestrazgo y Gúdar-Javalambre. Ante esto, como representantes de nuestro territorio, alcaldes y concejales nada más, pero por encima de todo legitimados, con acuerdos de pleno de nuestros Ayuntamientos y como representantes de las mujeres y hombres que sobreviven todo el año en nuestras comarcas, y siempre respetando todas y cada una de las opiniones, no estamos en condiciones de desaprovechar ningún recurso, ninguna oportunidad, ni ningún tren que pase por nuestra puerta.

Por desgracia no somos muchos, no tenemos grandes vías de comunicación, ni aeropuerto, ni Motorland,… Si decimos no a las granjas, no a las plantas fotovoltaicas, no al carbón, no a las presas, etc. ¿De qué vamos a vivir? ¿Nos quieren volver a ver montados en burro? ¿Quieren que nos marchemos como hicieron aquellos que nos lo piden desde Zaragoza y desde Valencia? No se pueden poner tantos palos en la rueda ya que nadie vendrá con una fórmula mágica para acabar con la despoblación.
Llevamos mucho hablando de despoblación, de España Vacía y Vaciada o de apoyo al mundo rural, pero para todo hay algo imprescindible, para que los vecinos puedan vivir dignamente todo el año. Hacen falta inversiones, servicios y emprendedores que apuesten por este territorio, porque para mantener servicios y llevar a cabo mejoras se necesitan recursos. En definitiva, dinero. Lamentablemente, salvo los que tenemos un apego fuerte a esta tierra, no abunda que grandes empresas se instalen aquí. Aquí no sobra nadie, nos necesitamos todos, sumemos y aportemos. Estas son las premisas y las convicciones que han hecho que los consistorios estén unidos bajo una asociación que les aporta fuerza.

Sí, somos conscientes de que va a haber impacto en nuestra comarca, pero hay que sopesar las ventajas y los inconvenientes y tomar decisiones. Pero sin gente no hay paisaje, no hay territorio. Nosotros apoyamos, luchamos y trabajamos por el paisaje, por el territorio y por sus gentes. Sí, también por sus gentes. Por esas personas que viven de lunes a domingo, que llenan las calles y sostienen los servicios, para que todos, también los que nos visitan, puedan disfrutar de ellos cuando vienen a pasar unos días al pueblo.

Los beneficios que aportarán los parques eólicos, por un lado, revertirán en el impulso de la actividad socioeconómica de la zona, con empleos, y por la otra con ese 15% de los beneficios que estipula la Ley de Montes, en el propio patrimonio natural, con la mejora de vallados, abrevaderos, mejora de pistas, reforestación, reconstrucción de muros de piedra seca, cortafuegos, etc. entre otros. ¡Qué mejor manera de aprovecharnos todos y preservar nuestro rico patrimonio natural!

No queremos estancarnos en una fotografía fija del aquí y el ahora, para siempre, sino de una película que transcurre a lo largo de nuestra vida y en el conjunto del territorio.

Esto no va ya de enfrentamientos, esto es resistir o desaparecer. Es por lo que todos los alcaldes estamos juntos. Todos somos compatibles, todos necesarios y todos nos complementamos, porque todo grano hace granero.

Por ello, no reblamos, seguiremos trabajando en la búsqueda de más iniciativas, de otras alternativas que permitan complementar y ofrecer más oportunidades para nuestros jóvenes, para nuestros vecinos, porque ellos son el futuro de nuestros pueblos y comarcas, sin ellos el declive y la despoblación están asegurados. Si, a través de la generación de energías renovables, podemos dinamizar nuestros pueblos creando empleo y a la vez cuidamos nuestros montes y contribuimos a la reducción de la producción de CO2 mejorando el medio ambiente, bienvenidos sean.

El cambio climático y el desarrollo tecnológico son una realidad que tienen y van a tener implicaciones evidentes e inevitables. Lo que pone de manifiesto la necesidad de avanzar en el camino hacia la llamada transición energética con el impulso de las energías renovables.

Las energías renovables son una apuesta de nuestros pueblos, comarcas, provincia, del Gobierno de España y de Europa. Además conforman un avance, un cambio de paradigma, de visión. No es solamente un cambio o avance en la tecnología, sino que también está asociado al cambio de modelo de desarrollo, del modelo de consumo y, como no, el de producción de energía.

Hoy, en tierras turolenses, soplan vientos de cambio. Traen consigo diferencias, crisis y rupturas, pero también grandes oportunidades. Eso sí, depende de nosotros construir molinos de viento. No digo que sea tarea fácil, porque no hay una «receta mágica» para emprender, innovar, crear o imaginar. Pero no es imposible y vale la pena intentarlo para ayudar a los demás y a nosotros mismos.

María del Carmen Soler – Alcaldesa de Mirambel y diputada en las Cortes de Aragón