En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En el artículo 1º definió dicha violencia como: «todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada».

Desde el año 2003, en el que se comienza a recopilar estadísticas oficiales de víctimas de violencia de género, más de 1.100 mujeres han sido asesinadas en nuestro país y al menos 765 menores han quedado huérfanos. No son sólo números. Todas ellas y sus hijos e hijas, tenían un nombre, un rostro, una vida, unas ilusiones, una familia, unos sueños por cumplir… Todo ello perdido por voluntad de un hombre que se creyó con el derecho a decidir sobre ellas.

La violencia contra las mujeres es una de las más degradantes violaciones de los Derechos Humanos. No entiende de fronteras, culturas o niveles económicos. Está presente en épocas de conflicto y en tiempos de paz, en el hogar, en el trabajo y en la calle.

Esta violencia desaparecerá cuando las mujeres dejemos de ser ciudadanas de segunda y participemos de forma igualitaria en la sociedad, dejemos de estar a la cabeza de las cifras de pobreza, de las listas de desempleo, de infravalorar nuestros trabajos y cuando no existan los problemas de conciliación de la vida personal, laboral y pública. Y sobre todo desaparecerá cuando exista una verdadera educación no sexista donde las niñas y los niños tengan presente y futuro con las mismas posibilidades.

Como dato para la esperanza decir que es posible abandonar la violencia, que muchas mujeres ya están recuperando su dignidad, su libertad y sus vidas. Hay instituciones y organizaciones que brindan apoyo a la mujer que ha sufrido la violencia, a sus familiares y a los testigos. Rechacemos con fuerza toda violencia contra las mujeres, porque si no, el silencio nos hará cómplices.

Alicia Clavería – PSOE Caspe