Hoy ha salido volando, otra vez. Llevaba una corona con largas tiras de colores. Era un arco iris, como los que espantan al covid, y cada color la hacía subir más y más alto. Hasta que ha llegado a una nube y se ha quedado allí a pasar la mañana. Eso lo consigue porque desde hace una semana es una pompa de jabón. Una pompita azul, me cuenta. Y lo ha conseguido con una pócima de azúcar, gomina y agua. A eso se dedica ahora por las mañanas. Los poderes los esconde tras un antifaz que elaboró el primer día para esconderse del virus maldito. Cuando baje de la nube le explicaré que alli no hace falta que se ponga la mascarilla, que el covid no llega tan arriba (¿o sí?). Espero que no me tire la maceta que preparó ayer con papel pinocho y tierra; que no me lance una burbuja de pintura de esas que ha aprendido a soplar con una pajita. ¡Y mucho menos un tomate de los que tienen plantados en ese huerto escolar del que tanto me habla! Se ha reencontrado con una amiga que hacía cuatro meses que no veía, espero que no ande por ahi arriba también haciendo de las suyas ni con esas profesoras tan traviesas con las que se ríen tanto.

Yo, entre que revolotea, sube, baja y es tremendamente feliz, me contagio de sonrisas, siento una enorme paz, y puedo trabajar sin remordimientos ni agobios. Vuelo también con una libertad de cuatro horas ganadas al covid. Gracias al ayuntamiento de Alcañiz y su plan concilia de colonias de verano, que a muchos nos ha liberado (a mayores pero sobre todo a pequeños) de una asfixia insufrible de teletrabajo, encierro y cargas laborales, educativas, y familiares demasiado largas. Soportar el coste de estas actividades sería inasumible para muchas familias si no estuviese detrás un ayuntamiento. Otros consistorios han iniciado actividades similares, como Utrillas o Andorra; han abierto escuelas infantiles, como Alcorisa, y se han esforzado por comprometerse con una realidad demasiado silenciada y que afecta sobre todo a las madres trabajadoras (y los abuelos).
Denunciaba la asociación de mujeres Enredadas Teruel hace unas semanas la «desescalada en igualdad» que la pandemia está suponiendo. Y esta queja se hacían eco otras asociaciones a nivel nacional, donde el Ministerio de Igualdad por ahora no ha regulado de forma seria el teletrabajo, ni ha tomado medidas de respaldo económico para la conciliación, ni asumido con seriedad la situación educativa de millones de menores.

Hoy le he contado a una amiga de la gran ciudad que mi hija y yo volamos. Por 27 euros semanales. Y no se lo cree. Es otra enorme ventaja de vivir en un medio rural con administraciones comprometidas.

Eva Defior