Somos una masa amorfa y difusa.

...Y tanto tanto ?
…Y tanto tanto ?

Desaparece el personaje más famoso de la faz de la tierra y es apenas un comentario en la peluquería ¿sabes quien ha cascao?. El mundo sigue con su inercia imparable y la luna desde ahí arriba parece sonreír ¿o es una mueca?. Cada uno de nosotros pertenecemos al grupo selecto de votantes indispensables antes de las elecciones, reducidos a un logaritmo tras ellas.

Tan solo para los más allegados nos convertimos en individuos, saliendo de la espesa niebla producida por noticias, personajes, flashes y ritmos pseudomusicales.

Con todo este ruido de fondo, ¿donde están el Arte, la reflexión, y el Amor? No hace falta que se gane mi amor por hazañas extraordinarias que la hagan sobresalir y hacerse visible entre toda la masa, dijo Baldomero. Me miró a los ojos y dijo: Quiero a La Morena porque la quiero. Tantos buscábamos una compañía ideal romántica que compartiera todo: profesión, ideales, aficiones y gustos. Nada realista y profundamente injusto para con el otro, a quien no se deja opción a manifestarse, bajo la sombra de una proyección fantástica creada por ti mismo.

Así iluminado por mi sabio amigo, comenzó el periplo interior de intentar quitarse uno capas de cebolla, pero no quieto si no girando como una peonza. Luchando en vez de bailando, en distintos escenarios.¿Cuantas vidas has vivido? Me preguntó uno que había vivido. Le conté de las serenatas en las noches de la Toscana, de cómo nos perseguía la policía en Praga por tocar en en la calle, del grupo de camaradas del Af Chapman en Estocolmo, de los viajes en canoa por el río Napo y fue solo tras desnudar el alma como ermitaño habitante de los bosques de Formentera, cuando comprendí a mi amigo, dando con la misma simple solución a las otras preguntas, puesto que todas son una.

Chiquetes por Dios, y tanto tanto?¿Y si resulta que lo del libre albedrío es un placebo mientras representamos nuestro papel?¿y si es que «casamiento y mortaja, del cielo baja»?

No. «Si está escrito…», no. Si sabes ver, se disipan las nubes y ves cuan simple es todo al fin y al cabo, y después de «tanto tanto», llega la mirada sin duda. La verdad de la familia, la dicha y los padecimientos con carambul.

Somos una masa amorfa y difusa, menos para los que nos queremos, porque nos queremos.

Rubén Vidal. Caballete de Papel