Aunque toda la izquierda estábamos expectantes y un poco incrédulos de que pudiera prosperase la moción contra Mariano Rajoy, lo cierto es, que realmente lo que deseábamos, sucedió. Y aunque desde la derecha se han hartado de vendernos, los últimos días antes de la moción en los medios de comunicación, que era lo peor que nos podía pasar, que si la inestabilidad de los mercados, pactos con partidos en contra del estado, el oportunismo del Pedro Sanchez…. En fin viene el demonio.

La realidad es bien distinta, por fin la gran mayoría de la izquierda, en un ejercicio de responsabilidad ha sido capaz de unirse con un único objetivo, sacar del gobierno a un Partido Popular totalmente corrompido a todos los niveles, desde los que han metido la mano en la caja «B» como los que intentan tapar a estos, desde esas viejas momias de la rancia derecha escondidas en la retaguardia con supersueldos como consejeros de esas empresas publicas que privatizaron con esos fines, como los primeros espadas en activo en el panorama político. Ni siquiera el mismísimo presidente del gobierno Mariano Rajoy, ha sido capaz de defender su pureza e inmaculada honradez, pues incluso el Tribunal advirtió de la falta de credibilidad en sus palabras cuando declaró como testigo en el juicio.

Han hecho falta 1.687 páginas para demostrar con pelos y señales que el PP se ha lucrado y ha pagado parte de sus campañas electorales con dinero de tramas corruptas. Por si esto fuera poco, la sentencia certifica la existencia de una caja «B».

Evidentemente no se podía mantener esta situación durante más tiempo, tanto el partido popular como los partidos que le han dado el apoyo (C´s, UPN y Foro Asturias) representan la corrupción de España, y evidencian la falta de higiene de la clase política. Esta moción tiene que marcar un antes y un después en la imagen de los políticos, ni todos son iguales ni todo vale. Hay que aprovechar esta oportunidad para desalojar de las instituciones a esa lacra de la corrupción y esos personajes que utilizan la política con el único fin de su propio beneficio.

Este cambo se merece un voto de confianza, y aunque se cometa algún error, peor de lo estaban haciendo es imposible.