Que mal lo pasaría hoy San Jorge si tuviese que matar al Dragón. Amén de licencias de caza y caros precintos, de seguidores y detractores de la caza, de debates en la sexta sobre quien es el verdadero villano, de yermas proposiciones no de ley de cara a la galería para conquistar princesas analfabetas, de los cuentos de Disney, de canales de televisión a favor, de canales de televisión en contra, de los afectados por los incendios o de las protectoras de animales, tendría un problema añadido. No tendría presupuesto para armadura, tendría que enfrentarse al dragón a pelo, o peor aún, con un brazo atado a la espalda.

Porque esto de intentar adaptar metáforas a nuestros tiempos supone, en ocasiones, una misión imposible cuando se quiere ser políticamente correcto o no molestar a ningún colectivo; pero en un día como el que celebramos, debemos como mínimo intentarlo.

Si por la tradición católica el dragón representa al mal, ya me guardaré yo, en mi afán de lo anteriormente expuesto, de relacionarlo con ninguna sigla o persona en concreto para no herir sensibilidades. Así pues, a mi entender, hoy día el dragón serían toda aquellas carencias que impiden que nuestro Aragón se desarrolle y genere oportunidades para sus gentes, y San jorge sería el propio Aragón, carente de medios y ante una empresa harto complicada, una titánica lucha por su futuro en desventaja y con escasos medios.

Aragón es históricamente pacífico, noble y leal, cualidades que nos honran, pero también somos un pueblo muy conformista. Hoy en día, a nuestra sociedad, le inquietan poco temas fundamentales para nuestro futuro como el agua, la deuda histórica o las infraestructuras; estas reivindicaciones que en otro tiempo nos unieron y nos hicieron salir a la calle a manifestarnos y a defender nuestra tierra, hoy despiertan poco interés y eso es como aceptar una derrota.

Les suena, ¿verdad? Es la banda sonora que envuelve esta historia, el run run que llevamos tanto tiempo escuchando, al que nos hemos acostumbrado y peor aún, al que parece que nos hemos resignado.

Yo no. Yo aún creo en el aragonesismo, en el bueno, ese que no es excluyente, el que da sentido a España, el que reivindica nuestros derechos e inversiones en igualdad de condiciones que los demás territorios del país, el que nos permite gobernarnos y organizarnos y que es tan necesario para poder vencer nuestras adversidades y darle a Aragón la importancia que merece.

Es hora de pensar en Aragón, en lo nuestro, en nuestro futuro. Es hora de unir esfuerzos y ayudar a San Jorge a derrotar al dragón.

Feliz día de San Jorge y viva Aragón.