José María Díaz, Juan Manuel Campos y Paco Segovia participaron el domingo en el Certamen de Pintura rápida de Alcorisa
En las calles uno puede encontrase muchas cosas, a muchas personas cuyas historias merecen, algunas veces, ser contadas. Paseando el domingo por Alcorisa la casualidad quiso que me encontrara con tres hombres situados frente a un lienzo que iba cobrando vida. Eran un grupo de pintores que participaron en el XXIV Certamen de Pintura rápida al aire libre «José Aced». Fueron muchos los que desafiando al tiempo se acercaron hasta la villa para, pincel en mano, entregar en cuestión de horas un cuadro que dejara constancia de sus paisajes, sus gentes, y sus calles.
Muchos de los participantes de este Certamen escogieron lugares emblemáticos, como la misma plaza de España, para desplegar su caballete. Pero a José María Díaz, Juan Manuel Campos y Paco Segovia me los encontré a las puertas del Paraíso Caracas.
Los tres proceden de Madrid, aunque el domingo venían directamente desde otro concurso similar celebrado en Valencia. Y es que mientras entre semana cada uno tiene su propia vida -por ejemplo, José María es funcionario-, el fin de semana suelen juntarse para disfrutar de la pintura yendo de un lado para otro. Una suerte de pintores ambulantes que se han aliado para disfrutar juntos de su pasión y, dicho sea de paso, compartir los gastos del transporte.
José María, Juan Manuel y Paco son ya unos veteranos en este tipo de concursos, en los que la mecánica es siempre parecida. Primeramente deciden qué vista pintarán, hacen alguna foto, despliegan sus artilugios en el sitio que más les convenga y comienzan una batalla contrarreloj para entregar a tiempo su obra.
Sonaba música en el porche, y es que Paco no va a ningún sitio sin ella. Mientras hablábamos el aire hacía temblar el lienzo de José Manuel, haciendo peligrar el trazo. Y es que el tiempo no lo puso nada fácil. «Llega un momento en el que casi no puedes doblar las manos y se pasa bastante regular. Por otro lado te obliga a trabajar más rápido», comentaba entre risas el artista. Entonces Juan Manuel no lo sabía, pero el cuadro de colores suaves que estaba creando sería reconocido horas más tarde con el premio entregado por Áridos Gracia.
Por su parte, José María había optado por un cielo gris, reflejo de aquella mañana. «Cuando hay un cielo azul los colores son más vivos. En cambio en este caso es más apagado porque en realidad es así», explicaba.
Quién sabe dónde estarán estos tres artistas el próximo fin de semana. Seguramente en otro pueblo, en otra ciudad, tratando de encontrar un nuevo paisaje que convertir en pintura sobre lienzo.