El doloroso Viernes Santo se tiñó de azul celeste a primera hora de la tarde de este viernes, con la celebración de la Procesión del Pregón, para anunciar la muerte de Cristo. Una inmensa marea de cofrades y tamborileros desfilaron por las calles de Alcañiz, portando sus túnicas y terceroles ante la atenta mirada de turistas y vecinos. Los cetrilleros de la Cofradía del Santo Entierro marcaron el paso, a quienes le siguieron los portadores de los estandartes de las tribus. Al ritmo del toque, participaron jóvenes y mayores, y también hubo quien desde el balcón no pudo evitar seguir el ritmo con las palmas.
Una de las procesiones más multitudinarias- se calcula que participaron 3.000 tamborileros-, cumplió con las expectativas en una jornada muy soleada que invitó a salir. El toque alcañizano recorrió la parte alta y baja de la localidad. Cientos de alcañizanos acompañaron al prior, mayordomos y cofrades en la marcha hasta llegar de nuevo a la plaza. Ahí, la voz del veterano José Arcusa pronunció, un año más, la invitación al funeral: «Obligación es de todos los cristianos acompañar a María Santísima Nuestra, en nombre de la Iglesia Santa os amonesto para que concurráis al sagrado funeral, suenen los tambores», exclamó ante una plaza enmudecida.
Con la señal, los tambores volvieron a sonar desenfrenados. Los rostros de emoción y alegría fueron los protagonistas entre familiares y amigos, porque tras el silencio de este Jueves Santo, por fin se puede disfrutar del toque hasta el novedoso cese que tendrá lugar este sábado a las 20.00 a cargo del prior del Santo Entierro. Incluso horas después los tambores y palillos resonaron desde la Plaza, en la que se vivirá en la tarde de este Viernes Santo otra de las citas ineludibles, la Procesión de la Soledad.