El puente de Quinto, situado sobre la línea ferroviaria en la carretera A-221, se ha reabierto al tráfico en la mañana de este martes. Se trata de un paso muy importante para la Ribera Baja del Ebro y el Bajo Aragón-Caspe, ya que esta vía es el eje de la conexión entre Zaragoza-Quinto y el límite provincial con Tarragona. José Luis Soro, consejero aragonés de Vertebración, Movilidad y Vivienda, junto a Carlos Pérez, consejero de Hacienda y Administración Pública, han acudido al acto de apertura.
El pasado mes de agosto se detectaron problemas estructurales en el puente y el 15 de septiembre se declaró la obra de emergencia. Esta ha supuesto una inversión total de 1.910.000 euros y se ha ejecutado en el plazo previsto de 5 meses. “Se ha procurado que los trabajos se desarrollasen en el menor tiempo posible entendiendo el grave perjuicio que se provoca a los vecinos de Quinto, Gelsa, La Zaida, Sástago y Escatrón, entre otros”, ha señalado José Luis Soro. Este punto cuenta con una Intensidad Media Diaria de 1.350 vehículos al día de los cuales el 9,56% son pesados.
La actuación ha supuesto un refuerzo de las pilas, la reparación del capitel, la sustitución de los aparatos de apoyo y la intervención en la plataforma: barreras, juntas y pavimento. La infraestructura presentaba fisuras en el capitel de las pilas, apoyo insuficiente en la superficie del capitel y fracturas en las aceras y las barreras. Tal y como ha explicado Soro, “el informe técnico determinaba que se había debilitado radicalmente la capacidad de resistencia del capitel de manera que no era suficiente para resistir las cargas del viaducto y que el dintel de la pila 4 había empezado a fallar estructuralmente”.
La obra ha sido compleja debido al estado en el que se encontraba el puente, con riesgo de colapso; al escaso espacio para trabajar desde la base y junto al río; y a la necesidad de acompasar las actuaciones con las necesidades de tráfico ferroviario, que ha supuesto que buena parte del trabajo en la pila 1 se tuviese que realizar por la noche.
Los primeros trabajos se centraron en la adecuación del terreno y la colocación de alarmas para controlar las fisuras y se procedió al refuerzo de las pilas con la colocación de unas armaduras para el encofrado y hormigonado con el objetivo de recrecer las pilas del viaducto. Para descargar el peso de los dinteles, se ha colocado una estructura metálica sobre las pilas reforzadas que soporta el peso y permite proceder a la reparación de las fisuras. Tras los trabajos en la estructura se ha procedido a trabajar en el tablero que incluye la reposición del firme, actuación en las aceras y barreras, impermeabilización y reposición de las marcas viales.