Tras 16 años como Técnico de Cultura en el Ayuntamiento, José Miguel Asensio se despide.
José Miguel avanza decidido por el Centro Buñuel Calanda, por unos pasillos que bien podría haber desgastado de tanto transitar. Los últimos años como Técnico de Cultura del Ayuntamiento de Calanda los ha pasado entre esos muros, en su despacho cuyas paredes lucen desnudas desde hace una semana.
Ya no tienen las fotos ni las postales que proyectaban a un Asensio con menos canas, y que sin ser consciente de ello, le han ido marcando el paso del tiempo.
El reloj no para. Avanza al compás, sin ninguna compasión hasta advertir al José Miguel de carne y hueso que le ha llegado el tiempo de la prejubilación. Él lo acepta porque, aunque con dolor por lo que deja, el descanso es merecido y, además, ya tiene un relevo con el que ha pasado sus últimas horas, y que poco a poco impregnará con su sello esas mismas paredes. Asensio se marcha agradecido con todo. «Yo tuve mucha suerte», repite como un mantra.
Hace más de 16 años comenzó a trabajar como Técnico de Cultura y es en ese puesto desde donde dice «hasta luego». Reconoce que encontró un trabajo hecho a su medida y con el que de alguna manera llenó el hueco del vacío de no haber sido periodista. «Ha sido mi profesión frustrada de haber podido estudiar», dice.
«Ahora que tendré tiempo quiero escribir un libro porque este trabajo me da para eso», advierte. Lo dice de verdad, tanto lo de escribirlo como lo de que tiene historias de sobra.
En sus recuerdos e historias aparecen nombres y viajes como el que hizo junto a Juan José Omella, recién nombrado cardenal, para conocer a Juan Pablo II; entre sus amistades se cuentan personas como Luis Eduardo Aute, por no decir que ha coincidido tres veces con Felipe VI, la primera, en el Centenario de Buñuel, el primer evento que organizó Asensio.
El monarca se acordaba de él. «No todo el mundo le regala un tambor para su hija», añade. Algunas anécdotas tienen un teléfono y un embajador japonés. «Me ofrecían la actuación de Hono-o-daiko, un grupo femenino de percusión. Fue un antes y un después para Cultura como organización y fue un bombazo», revela con media sonrisa.
Tanto lo fue, que acudieron de invitados al Día de Japón en la Expo de Zaragoza. Detrás de Jornadas Nacionales, de pregones del Pilar, de Rompidas de la Hora,… Detrás de todo está el sello de Asensio.
Una mano que siempre ha tendido a los medios de comunicación a los que siempre ha entendido, comprendido y echado más de un cable. Desde Radio La COMARCA, «su casa» se despidió de sus vecinos. Sirvan estas líneas, (las de su casa), para desearle toda la suerte del mundo.
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Bruce Taylor dice
José Miguel fue el alma del Centro de Buñuel y un gran embajador. Me acuerdo cuando hace dos veranos nos enseñó a mi y a mi mujer con tanto entusiasmo su ´casa’ de Calanda. Le deseamos un feliz y siempre activa jubilación.
Francisco Bernal dice
Desde la Asociación de Tambores Cristo de la Sangre únicamente tenemos palabras de agradecimiento para José Miguel. Desde el primer momento que lo conocimos nos tendió la mano y hoy en día lo consideramos un gran amigo. Lo bueno de esta prejubilación es que ahora podremos disfrutar mas con su compañía aquellos que estamos mas lejos de Calanda.
José Magrazo dice
Después de una gran labor, un merecido descanso y una larga vida.
Gracias por tu dedicación y esfuerzo al servicio de la comunidad