Carmen Olague ha sido una de las emprendedoras más activas que viajó hasta Laponia para conocer la realidad del medio rural finlandés
«Vivir en el medio rural es posible y solo hay que creérselo». Esta es una de las afirmaciones que más se repitió el pasado fin de semana durante la segunda edición de Presura, la Feria para la Repoblación de la España Vacía que se celebró en Soria. Este evento volvió a poner de manifiesto los grandes valores que atesora el mundo rural para vivir al tiempo que reivindicó más y mejores servicios para las zonas más afectadas por la despoblación en territorio nacional. Por si fuera poco, Presura, además, significó el punto y final del proyecto 'Laponias Conectadas' cuyo objetivo era el impulso y la mejora del empleo, el emprendimiento y el medio ambiente en las provincias de Soria y Teruel.
El programa, impulsado por la Fundación Biodiversidad y apadrinado por el Programa Empleaverde del Ministerio de Transición Ecológica, llega a su final desde de meses de trabajo en zonas como Teruel, Soria y Laponia. El proyecto ha servido para que emprendedores de los territorios conocieran cómo se trabaja en temas de despoblación y, sobre todo, para fomentar un intercambio de ideas sobre experiencias de éxito relacionados con el medio rural. La Asociación para el Desarrollo del Maestrazgo (Adema), el espacio de coworking soriano de El Hueco y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Laponia (Finlandia) fueron colaboradoras imprescindibles en este programa.
Durante la realización de este proyecto, un total de cuatro iniciativas emprendedoras de Soria y Teruel fueron seleccionadas para recibir asesoramiento personalizado en Finlandia, donde tuvieron la oportunidad de comprobar, in situ, la realidad de un área despoblada como Laponia. Representando a Teruel estuvieron Sira Planas, cofundadora de Apadrina Un Olivo de Oliete, y Carmen Olague, gerente de dos casas rurales en Montoro de Mezquita que lleva en menta la idea de producir licores y mermeladas ecológicas desde su pueblo. «En nuestro territorio la gastronomía es muy rica y tenemos especies, en este caso de árboles y frutas, que no se deberían perder. El objetivo es recuperar frutales autóctonos para fabricar licores artesanos y producir pétalos de rosa para mermeladas», cuenta Olague.
Carmen, que ha sido una de las fijas en las diferentes actividades que ha celebrado 'Laponias conectadas', tiene muy claro que el programa le ha servido para constatar que «no estamos solos» en la lucha por mantener vivo el medio rural. «Hemos conocido nuevas dinámicas para luchar contra la despoblación y las jornadas han sido muy enriquecedoras, sobre todo a nivel personal».
Del 22 al 27 de octubre, Carmen, junto a Sira Planas y dos emprendedoras de Soria, tuvo la oportunidad de viajar hasta Laponia para conocer cómo es la vida en una zona desértica como la del norte de Finlandia. Allí conoció experiencias de emprendimiento de éxito y cómo es la cultura finlandesa. «La realidad es muy diferente. El apoyo de las administraciones es mayor y es curioso que cuando nace un niño, el Estado ofrece un 'sueldo» de 1.200 euros al mes a ese niño hasta que cumple los 16 años. Es una manera de fomentar que se queden en el medio rural». De la misma manera, la cultura y educación nórdica ayuda a visibilizar el problema de la despoblación. «Tienen un amor especial hacia su tierra y por vivir en el medio rural. Es algo que falta aquí, nos falta creernos que podemos vivir en el pueblo», comenta Olague.
A ese cariño por el pueblo se le une una mejor infraestructura de comunicaciones- «hay internet en todas partes, hasta en el bosque más remoto que imagines»– y una apuesta decidida por el turismo de experiencias. «Su punto fuerte lo tienen con papá Noel. Es impresionante lo bien montado que lo tienen…». De la misma manera, los deportes de invierno, la apuesta por la ganadería (en este caso de renos) o de la naturaleza, son sus grandes atractivos. «Allí tienen la aurora boreal, que es algo impresionante. Pero aquí, tenemos un cielo maravilloso que se puede aprovechar», finaliza Carmen Olague.
Conozco Finlandia, la zona norte y despoblada.
El emprendimiento es mayor, sobre todo están más apoyos, tanto en información de todos los proyectos que hay, cómo a nivel individual.
FELICIDADES . Gracias emprendedoras y suerte . Os lo mereceis .
Muchas gracias
Reflexiones: La oportunidad de irse a vivir a un pueblo
A muchos urbanitas se les ha pasado por la cabeza vivir en el pueblo, piensan que de esta manera van a vivir mejor, más tranquilos, en definitiva, ser más felices. Generalmente se tiene una imagen idealizada del pueblo que no se corresponde exactamente con la realidad.
En cantidad de tertulias veraniegas en la terraza de un bar he escuchado frases del estilo: “¡Que tranquilo se vive aquí!”, “Me estoy planteando venirme a vivir aquí”, “qué bien estáis en el pueblo”… Los urbanitas suelen crearse una imagen un tanto idealizada de lo que es vivir en un pueblo: no todo son paseos por la naturaleza, prados verdes de película, silencio y tranquilidad.
El pueblo y por consiguiente el campo no es mejor ni peor que la ciudad, simplemente son distintos. Que seas más feliz en un lugar o en otro va a depender de múltiples factores personales.
Eso sí, son dos mundos distintos y cada persona deberá poner en la balanza lo bueno y lo malo de cada lugar para poder decidir, es decir, viviendo en un pueblo, qué es lo que puedes echar en falta y aquello que has de tener en cuenta.
Al pueblo, hay que llegar con una “idea clara de ocupación”, siendo conscientes que también hay facturas que pagar. No todo el mundo se adapta, para ir a un pueblo hay que tener la mente muy asentada.