Los alabarderos marcan el paso de las Pláticas, que vuelve a tener su gran momento en la plaza de Híjar

Con el reloj marcando las ocho de la tarde comenzó el descenso del cuerpo de alabarderos de Híjar con el Nazareno por la cuesta de la iglesia rumbo a la calle Santa Rosa. Sus tambores fueron marcando la señal del avance de la comitiva de este Martes Santo por las calles anunciando que el momento clave se acercaba, que ya estaba cerca el Encuentro entre ambos pasos. Al personal que acompañó en la procesión, se sumó el que esperaba quieto en las aceras donde las estrechas calles lo permite. Una vez en la plaza de la Villa, donde un buen número de personas esperaban cámaras y móviles en mano las entradas de las peanas por los arcos correspondientes, los alabarderos volvieron a asombrar a propios y extraños con su cuidada y marcial formación al son de tambores y cornetas hasta crear un pasillo central. Por muchas veces que se presencie, la estampa del despliegue en la plaza sigue siendo para enmarcar.

En cuanto el paso de la Dolorosa accedió al centro, los lanceros de la guardia hincaron rodilla en señal de respeto al paso de las dos peanas que se encontraron en el medio del corredor creado para la ocasión. Desde el balcón del ayuntamiento, el párroco Alonso Quintero leyó las palabras con las que narró el encuentro entre Jesús y su Madre según la Biblia. Lo hizo con la ayuda de Jesús Sanz, que portó el megáfono, y del teniente de alcalde, Jesús Puyol, que acompañó en toda la procesión y facilitó la subida al balcón de la casa consistorial. El canto de los rosarieros puso el toque más emotivo en medio del silencio que se hizo en la plaza.

Desde ahí, y ya anocheciendo y con una temperatura todavía primaveral, juntos continuaron camino rumbo al Calvario por las calles hijaranas, en las que poco a poco se viendo a más gente, unos visitantes y otros hijos del pueblo, que llegan para los días grandes.