En Caspe nació el que pudo ser el primer Estatuto de Aragón

El texto era más ambicioso que el actual y sus 21 artículos incluían competencias exclusivas en educación, justicia, orden público, policía y derecho civil

El 6 de junio de 1936 se presentó en Caspe el anteproyecto de lo que pudo haber sido el primer Estatuto de Aragón y que habría convertido a la comunidad en la cuarta autonomía de la II República. Era conocido como el Estatuto de Caspe y su anteproyecto llegó al presidente de la República, Manuel Azaña; y al del Gobierno, Santiago Casares Quiroga; pero no a las Cortes. De haberse aprobado habría supuesto que Aragón figurara como autonomía histórica en la Constitución de 1978 después de Cataluña, País Vasco y Galicia. Sin embargo, los deseos de autogobierno de miles de aragoneses se vieron truncados por el levantamiento militar contra el gobierno legítimo del Frente Popular un mes después, en julio de ese mismo año y, con ello, el estallido de la Guerra Civil Española.

El texto era más ambicioso que el actual y sus 21 artículos incluían competencias exclusivas en educación, justicia, orden público, Policía y derecho civil. Además, contaba también con una Hacienda propia. Tenía un marcado carácter municipalista e indicaba que «los municipios aragoneses, alma y cuna de nuestro pueblo, serán libres de hacer y deshacer y poseerán la estructura de una autonomía plena». En cuanto a la organización, establecía que las Cortes serían escogidas por los concejales de las provincias de Zaragoza, Teruel y Huesca y no en unas elecciones por sufragio universal como en el modelo actual. La tramitación de leyes, una de sus potestades, podía ser paralizada por la figura por el Justicia de Aragón.

ANTEPROYECTO DEL ESTATUTO DE CASPE

La Hacienda de la República respetará los actuales ingresos de las Haciendas locales de Aragón, sin gravar con nuevas contribuciones las bases de sustentación de aquellas.

El Gobierno de Aragón legislará y ejecutará los ferrocarriles, caminos, pantanos v demás obras públicas de Aragón salvo lo dispuesto en el artículo 15 de la Constitución.

La comisión redactora del Estatuto de Caspe estuvo formada por, entre otros, el caspolino José Mª Repollés, abuelo de la consejera de Sanidad, Sira Repollés; y del que fuera alcalde Florencio Repollés. La comisión fue escogida en un congreso autonomista que se celebró en Caspe en mayo del 36 por republicanos de izquierdas y miembros de algunas agrupaciones del PSOE, sindicatos y de ayuntamientos; quienes sentaron los preceptos del anteproyecto de junio. Su nacimiento tuvo importantes vínculos con Barcelona. «Su peculiaridad es que surge a iniciativa de los grupos de emigrantes aragoneses en Cataluña. No sale de aquí sino de la figura de Gaspar Torrente, líder aragonesista en Barcelona con el partido Estado Aragonés. Lo lanzan ellos y comienza a tener trayectoria en Aragón con los partidos del Frente Popular», apunta Vicente Pinilla, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza. La derecha aragonesa estuvo en contra del Estatuto y como reacción redacta un texto alternativo, el «de los notables».

El Teatro Goya acogió el congreso previo al anteproyecto con la participación de 104 personas que representaron a ayuntamientos y formaciones políticas de todas las fuerzas integradas en el Frente Popular. Después fue expuesto a información pública en los ayuntamientos de las tres provincias para recoger alegaciones, paso previo al documento final que se habría tramitado en una asamblea que se hubiera celebrado a finales de verano en Monzón para remitir el texto definitivo a las Cortes para su tramitación. Sin embargo, la guerra lo impidió.

Nuevo escudo

El Consejo de Aragón estrenó un nuevo escudo para romper con los viejos referentes

Recorrido por el Caspe capital del Consejo de Aragón en 1937

Aragón quedó dividido en dos tras el golpe de Estado de julio del 36. Las tres capitales quedaron en zona sublevada y la parte oriental perdió sus instituciones surgiendo un nuevo Aragón revolucionario. El pleno de sindicatos acordó en octubre la creación de un gobierno al que llamaron Consejo Regional de Defensa de Aragón. Fue el primer «gobierno» anarquista de la historia y tuvo su sede en Caspe. Ahora la Oficina de Turismo ofrece todos los sábados por la tarde un recorrido por sus principales escenarios a raíz de un proyecto del historiador caspolino Amadeo Barceló, quien aporta los textos del mapa.

1. EL COLEGIO COMPROMISO

El actual colegio público Compromiso de Caspe acogió la sede administrativa del Consejo de Aragón. Desde este centro caspolino trabajaban los consejeros del Consejo de Aragón, los subsecretarios y los funcionarios (el presidente estaba en la Casa Piazuelo-Barberán). Su amplitud, ubicación y que disponía de un antiguo pasadizo que se reconvirtió en refugio antiaéreo, lo convirtieron en la ubicación ideal, por lo que los alumnos del Grupo Escolar fueron redistribuidos en otros colegios de la ciudad. Primero estuvieron en el Instituto de Segunda Enseñanza Joaquín Costa y después en la Casa Barberán antes de instalarse en «el edificio de los consejos». Tras su disolución fue empleado como hospital de sangre por los republicanos, el mismo uso que le dieron los rebeldes unos meses después durante la Batalla del Ebro.

2. SANTA MARÍA LA MAYOR, LA IGLESIA-GARAJE

La Iglesia Santa María la Mayor de Caspe fue utilizada como garaje y taller de reparación de vehículos durante la etapa del Consejo de Aragón. En una de las paredes laterales, en el lado derecho junto a la puerta, había una inscripción que indicaba que el templo era la sede del «Cuarto Batallón tren de la 5ª compañía de camiones», en la que trabajaban mecánicos de Caspe, de la comarca y algunos que había huído de Zaragoza. El estado de la Iglesia era el de un templo incendiado el 25 de julio tras la llegada de las columnas confederales. Había perdido todos los retablos, la imaginería interior, el órgano, las jocalías y los documentos eclesiásticos.

3. PROPAGANDA Y PRENSA

Los carteles fueron uno de los canales que se utilizaban para mantener alta la moral de los soldados y de la población. En las calles de Caspe se colocaron cientos de carteles e incluso organismos como el Altavoz del Frente tuvieron su propia oficina. La delegación de Propaganda del Consejo de Aragón se situaban en el número 5 de la plaza de la República. En aquella época se editaban, al menos, ocho rotativos de unidades militares además de los boletines de partidos y sindicatos. El periódico «Portavoz del Frente Popular en Aragón» se editaba en la actual calle San Vicente Ferrer y Nuevo Aragón, en un edificio que aún se conserva en el número 10 de la calle Mayor.

4. SEDES

La ciudad se llenó de sedes de partidos y sindicatos con la guerra. El Comité Regional del Partido Comunista estaba en la calle Vieja y su sede local, llamado Radio de Caspe, en la calle Mayor (nº12). Unos números más arriba, en el 24 (hoy 20), tenían un piso las Juventudes Socialistas Unificadas. También estuvieron representadas la Unión Republicana, la Asociación de Mujeres Antifascistas, el Comité Provincial de Izquierda Republicana, la organización anarquista Mujeres Libres y la CNT local.

5. PLAZA DE LA REPÚBLICA. EPICENTRO POLÍTICO

La actual plaza de España, llamada plaza de la República, fue el epicentro político de la época y recibió visitas importantes como las de Dolores Ibárruri , la Pasionaria; o la de Lluis Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña. La Casa Consistorial era la residencia del Consejo Municipal, que llevó a cabo cometidos como la creación de un comedor popular para refugiados, la comercialización de productos de industrias expropiadas y la impresión de su propio papel moneda por la falta de dinero; y el contiguo Palacio Piazuelo-Barberán, la sede de la presidencia del Consejo de Aragón desde la que trabajaba el presidente.

6. HOMENAJE A MÉXICO

El apoyo de México a la II República fue correspondido con numerosos actos públicos, entre ellos en Caspe. El Consejo de Aragón celebró el suyo el 1 de mayo de 1937 abarrotando la plaza de la República a pesar de que la aviación franquista bombardeó la ciudad la noche anterior. Casi todos los balcones de la plaza de la República se engalanaron con la bandera mexicana y en el balcón de la Casa Consistorial se produjeron los parlamentos. Hubo un desfile de las Fuerzas de Seguridad del Consejo y de varias unidades del Ejército Popular.

7. LA COLECTIVIDAD

El Golpe de Estado y la revolución desatada a consecuencia del mismo propiciaron en el Aragón oriental la creación de un nuevo sistema de organización del régimen de propiedad. Caspe fue una ciudad distinta porque aunque su colectividad fue promovida por la CNT, también participó la UGT por el débil arraigo libertario y la fuerte implantación del sindicato socialista. Se colectivizaron las fincas de los que habían apoyado la insurrección militar como de los sospechosos de ser simpatizantes. Se incorporaron unas 250 familias.

8. PLAZA SOBERANÍA NACIONAL

A la plaza Soberanía Nacional se la llamaba popularmente como «plaza de los Hoteles». En julio de 1936 el capitán de la Guardia Civil, José Negrete, abrazó el alzamiento y apoyado por derechistas y guardias se hizo con el poder en la comarca durante una semana hasta que las fuerzas anarcosindicalistas llegaron desde Cataluña e intentaron tomar la ciudad. La principal defensa de los insurrectos se instaló en la plaza y por orden de Negrete delante de la barricada fueron utilizados como escudos humanos varios izquierdistas junto a miembros de la familia del Hotel Latorre. Mientras, el Hotel Pío Magallón hizo las veces de hospital y cuartel de los rebeldes.

9. ORDEN PÚBLICO. SEGURIDAD, JUSTICIA

Una de las preocupaciones del Consejo fue mantener el orden público y para ello repartió 38 comisarías con casi 300 agentes. Sus primeros objetivos eran acabar con las «brigadas» y «coches de la muerte» que sembraron la retaguarda aragonesa de muertes en los meses anteriores a la creación del Consejo. También limpiar la retaguarda de supuestos elementos fascistas acabando con el enemigo interior. Junto al Hotel Latorre, en la calle Coso, tuvo su sede la Oficina de Investigación de Caspe. El 31 de marzo del 37 se presentaron las Fuerzas de Seguridad de Aragón, que en Caspe se ubicaban en el cuartel de la Guardia Civil, situado en la plaza Ramón y Cajal. Aún con todo, el Consejo no siempre pudo mantener el orden y su autoridad era cuestionada. El justicia, Caspe acogió el Jurado de Urgencia de Aragón y el Tribunal Popular.

10. TEATRO CINE GOYA

En el Teatro Cine Goya se siguieron proyectando películas e interpretando teatro a pesar de la guerra. El Departamento de Información y Propaganda estuvo detrás de buena parte de las sesiones por lo que la oferta cultural sirvió también para adoctrinar a la población. El Teatro acogió conferencias, mítines y reuniones. Por ejemplo, fue la sede del Primer Congreso Extraordinario de Colectividades regional y fue el emplazamiento en el que se cerró el homenaje a México con una intervención del poeta León Felipe. El otro teatro, el Principal, tuvo que ser derruido por las afecciones de un bombardeo.

11. BOMBARDEOS

Durante la etapa del Consejo de Aragón la ciudad de Caspe no salió mal parada del todo en cuanto a los bombardeos si se compara con otras localidades de las zonas republicanas. Fue bombardeada el 19 de febrero, fecha en la que murieron dos personas; y el 1 de mayo, cuando fallecieron siete vecinos; y en los meses siguientes sufrió ataques aéreos. Estos ataques concienciaron a la población de la importancia de los refugios antiaéreos y en el periódico Nuevo Aragón se publicó durante unas semanas una relación de 45 refugios. La actual calle Rosario resultó especialmente dañada en una de las incursiones aéreas. El número 32 era el amplio café Unión y Caridad que quedó derruido por la aviación.

La ultima actualización de esta noticia fue 29 Abr 2022 00:19

Ver comentarios (2)

  • Jose Galindo.

    En 1874, fue nombrado jefe superior de la administración carlista. Un año más tarde, Carlos VII, pretendiente carlista, restauró los fueros aragoneses, siendo entonces elegido presidente de la Diputación del Reino de Aragón,2​ con sede en Cantavieja3​4​(Teruel) hasta el fin de la guerra en 1876. Esta restauración de la Diputación del Reino de Aragón no llegó a durar 2 años y solamente en la zona controlada por el ejército carlista.