El Centro del Alabastro: un Erasmus en casa

El Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro (CIDA) ha acogido a tres artistas, entre ellos, a la bergelina Estela Ferrer, que recién acabada la carrera de Bellas Arte, ha vivido su primera gran experiencia con el material.

Estela Ferrer Peraire (Berge, 1999) recién ha terminado Bellas Artes en Valencia y antes de embarcarse en un máster de Producción Artística ha hecho una productiva parada en el Centro de Interpretación y Desarrollo del Alabastro (CIDA) en Albalate del Arzobispo. Ha vivido en primera persona una estancia artística y de ella ha sacado una imponente escultura que viene a continuar una serie de piezas que tienen a la mujer en su epicentro.

Ya el trabajo de Trabajo de Fin de Grado (TFG) versó sobre ello. Esculpió una escultura alusiva al papel de las mujeres en el medio rural y la división sexual de trabajo. Aquella pieza contenía alabastro pero no ha sido hasta su estancia en Albalate que se ha enfrentado a un bolo «tan grande» desde cero. Ha tenido que aprender el proceso, que no es otro que «ir quitando piedra poco a poco hasta llegar a la forma», dijo. «Aquí me he lanzado con las herramientas más grandes porque no había usado antes pero el bloque era muy grande. Utilicé tanto radial como herramientas neumáticas», añadió. «Para el final dejo las más suaves porque si se emplean neumáticas se deja rastro en la piedra», continuó.

La obra a la que ha dado vida en Albalate representa el embarazo y a la opresión sexual que se ejerce sobre la mujer. En esta figura «también se exaltan los senos, las curvas… Es una figura muy abierta y con curvas muy simplificadas que es como lo que he ido haciendo siempre», explicó. Tiene experiencia en pintura y en primavera ya expuso en su pueblo, en Berge, una colección bajo el nombre «EmPoderARTE». «Hago una crítica a la sociedad y la desigualdad que sufren las mujeres. Esa ha sido mi inspiración y la voy retratando a través del cuerpo femenino», añadió. En aquella exposición también había grabados, algo que le encanta, y cree que si se tuviera que decantar por algo sería por ellos y la escultura.

Le recomendaron acudir a Albalate si quería entrar más en contacto con el alabastro. Aceptó la invitación del coordinador, Santiago Martínez, que en su propósito de unir el CIDA con los estudios universitarios, la emplazó a una residencia artística.

Ella sabía adónde iba porque era conocedora de la importancia del territorio con este material. «Teniendo a Joaquín Macipe de profesor en la ESO lo sabía y había visto también piezas suyas», sonrió. Fue el de Ariño el que la animó a lanzarse por el camino de las Artes. «Era muy estudiosa y salvo él, todo el mundo me decía que fuera por otro lado. El Arte no es algo menor, al contrario. Debe tener una base conceptual detrás para que tenga sentido lo que haces», reflexionó.

Ahora, tras terminar la estancia, marchará a estudiar el máster y después ya se verá. «Yo, si me dejan, vuelvo», dijo riendo sobre su experiencia que ha sido un poco como un Erasmus sin moverse. «Este sitio es una oportunidad porque en casa no te puedes poner a hacer todo esto y aprendes mucho porque vas un poco por libre, haces lo que quieres y, además, pasa mucha gente por aquí y por eso se aprende mucho de lo que es la vida fuera de la universidad. Es gente con mucha experiencia y de diferentes países como me ha pasado a mí», reflexionó.

Un Alabaster Club Albalate, en ciernes

Ferrer ha pasado sus semanas junto a la holandesa Anja Roemer -que sigue con su exposición en el Monasterio de Rueda, y el italosueco Stefano Beccari. Desde 2018 organiza en Albalate el Global Stone Workshop, una iniciativa por la que una decena de artistas internacionales conviven durante varios días en la localidad. Tanto el verano pasado como este, no ha podido ser pero Beccari sí viajó a Albalate donde dio unas sesiones con cuatro artistas pero, especialmente, se dedicó a un proyecto personal. «Me di cuenta de que no estaba sacando del alabastro lo que me da y eso es la luz. En eso me he empleado haciendo agujeros y movimientos en la piedra hasta que me veo donde hay luz y paro», dijo.

Beccari ya ha regresado a Suecia, donde está inmerso en un workshop con más artistas. Hasta allí ha viajado él y unos cuantos kilos de alabastro que han salido de las canteras del Bajo Martín para ese workshop. Además, está dando forma al Alabaster Club Albalate. «Parece un club de golf pero no lo es», bromeó. Con más de 20 años organizando el whorkshop, son muchos los artistas que han pasado por él. «Quiero es traerlos aquí con la esperanza de que 2023 sea mucho mejor», concluyó.

La ultima actualización de esta noticia fue 17 Ago 2021 11:07