Desde dentro

Rubén Vidal. Artista.
Ya se oye el rumor de la procesión y siento un nudo en el estómago. Mi abuelo detestaba que saliéramos tan tarde y mi abuela indefectiblemente nos pinchaba con los imperdibles y entre risas y prisas llegábamos a la plaza de los últimos. Las heroínas de esta comedia trágica habían hilvanado y planchado los caperuzos pliegue a pliegue durante incontables horas que ahora a matacaballo con los manguitos y las tijeretas  liberaban. La tía Ina me daba siempre a mitad de procesión un carameler de anís.

Rubén Vidal

Artista


Ya se oye el rumor de la procesión y siento un nudo en el estómago. Mi abuelo detestaba que saliéramos tan tarde y mi abuela indefectiblemente nos pinchaba con los imperdibles y entre risas y prisas llegábamos a la plaza de los últimos. Las heroínas de esta comedia trágica habían hilvanado y planchado los caperuzos pliegue a pliegue durante incontables horas que ahora a matacaballo con los manguitos y las tijeretas  liberaban. La tía Ina me daba siempre a mitad de procesión un carameler de anís.

¿Una comedia hemos dicho?¿ una farsa, un carnaval? El bisabuelo, el tatarabuelo, no tenían cara de burlones disfrazados. Los tambores son cosa seria. grave y trascendente. El  dramatismo de su voz nos hace intuir algo primitivo y esencial más allá de su significado religioso.

Hay rostros que solo ves para tambores, como alguien en un balcón que nunca falta a la cita, o aquellos amigos de largas noches de quien nada sabes y no vuelves a ver hasta el año siguiente -¿y de qué habláis? -de tambores -pues vaya!
Los tambores son arte y como tal, susceptible a tantas interpretaciones como individuos. En su alquimia se mezclan ingredientes mágicos, religiosos, rito, tradición, erotismo, música, colorido, alegría y piedad, emoción religiosa y folclore pagano. Somos nosotros y nuestra forma de ser contradictoria.

En esta representación colectiva y uniformada, cada individuo pugna con sus compañeros por ser más a sabiendas de su fracaso, que es el triunfo del conjunto.
Los ritmos marciales y el redoble que sentencia a muerte, se combinan anárquicamente en una rabia y en una lucha por impedir la injusticia conmemorada: el sacrificio inevitable y necesario. Los tambores son un Arcano visible a la luz del día.

Estábamos en una plaza de la Exposición Universal de Sevilla no lejos del Pabellón de Aragón, cuando de pronto oímos los tambores y como un resorte mi padre y yo nos tomamos el café hirviendo de un sorbo. Maldito Pavlov!

La ultima actualización de esta noticia fue 11 Oct 2022 11:02