El hombre que cayó a la Tierra.

Ya sabéis, ávidos lectores, de mi gusto porque los clásicos tengan también su lugar en este espacio; y, así mismo, de mi afán por recuperar a muchos de ellos ya casi olvidados o poco reconocidos en la actualidad

Ya sabéis, ávidos lectores, de mi gusto porque los clásicos tengan también su lugar en este espacio; y, así mismo, de mi afán por recuperar a muchos de ellos ya casi olvidados o poco reconocidos en la actualidad. Hace algunos meses recordé aquí a uno de ellos que volvió a interesar al público español gracias a una serie que se emitió por la televisión: «Gambito de dama» de WALTER TREVIS. Y es que el caso de este hombre es, en verdad, extraño. De ser, como ahora es reconocido, uno de los mejores y más originales escritores norteamericanos del siglo XX, a ser recordado solo por las adaptaciones cinematográficas que se hicieron de sus novelas. «El buscavidas» (protagonizada por Paul Newman) o «El color del dinero» (también por Newman y por Tom Cruise), entre otras.

La novela que hoy os presento, y que ha rescatado la editorial Alfaguara, también tuvo su adaptación al cine: «EL HOMBRE QUE CAYÓ A LA TIERRA» (protagonizada, si recordáis, por David Bowie).

Pero, además de que la película es bastante irregular, ésta no refleja, en absoluto, la enorme calidad literaria de la obra y la gran cantidad de lecturas (política, psicológica, etc…) que pueden hacerse de ella; además de ser considerada una de las novelas más originales y emotivas de la Ciencia Ficción.

Tras cuatro meses de viaje, un habitante de Anthea, un pequeño planeta del Sistema Solar que ha colapsado después de varios enfrentamientos nucleares y cuyos habitantes son mucho más inteligentes que los humanos, desciende a la Tierra con el propósito de construir una nave transbordadora para trasladar a nuestro planeta a los supervivientes del suyo. Este explorador, de una raza casi idéntica a la humana y que se hará llamar Thomas Newton, utiliza sus conocimientos tecnológicos para poner en el mercado algunas patentes y así ganar mucho dinero para poder construir la nave espacial. Sin embargo, esos inventos empiezan a poner en cuestión el equilibrio de las potencias bélicas de la Tierra (recordar que la novela fue escrita en plena Guerra Fría). Además, el visitante comienza a padecer problemas de adaptación: la soledad y la desubicación se apoderan de su espíritu, al igual que las pasiones a las que como «humano» está sujeto: el amor, el dolor, los vicios…; hasta empezar a descubrir que los humanos, si bien menos avanzados que los antheanos, en ocasiones pueden ser mucho más peligrosos.

«EL HOMBRE QUE CAYÓ…» es, sin duda, un clásico fundamental de la Ciencia Ficción; pero a los que no se sientan identificados con este género, encontrarán en esta novela una obra cautivadora y una historia inolvidable. La historia de este extraterrestre demasiado humano, que, a pesar de su inteligencia superior, sufre inadaptación, soledad, miedo a ser cautivo de nuestros mismos miedos, y de una feroz indefensión al verse rodeado de una cultura que le cuesta tanto comprender (quizás como cualquier inmigrante actual), es «una de las historias más conmovedoras que se hayan escrito(…), una evocación de la total e insalvable soledad del hombre».

Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz

La ultima actualización de esta noticia fue 10 Feb 2023 22:34