Jornada de campo, pan y devoción por la Virgen de Arcos

Los vecinos de Albalate del Arzobispo y Ariño se reencuentran en la tradicional romería al santuario de la Virgen

Los vecinos de Albalate del Arzobispo y Ariño se reencuentran en la tradicional romería al santuario de la Virgen

Albalate y Ariño están separados por poco más de 16 kilómetros y unidos por una tradición que hace que se reúnan cada primavera en el santuario de la Virgen de Arcos. Erigido sobre un saliente rocoso en plena Sierra de Arcos, el edificio permanece impune ante el paso de los años. La sobriedad exterior no hace presagiar el despliegue de colores y figuras que el interior aguarda. Bóvedas floreadas dan la bienvenida en la zona de la entrada, justo antes de atravesar la verja que la separa de la zona donde se oficia misa. Este es el espacio en el que los días de romería los voluntarios venden velas y pañuelos para recaudar un dinero que permita mantener íntegra la belleza de este templo que se construyó allá por 1683.

El domingo fue uno de los dos días del año en el que los vecinos de Albalate y Ariño se juntan para pasar la jornada en las inmediaciones de este santuario. Tal y como manda la tradición, los feligreses llegaron andando hasta ese punto. Los albalatinos recorren 12 kilómetros caminando por la carretera que conecta ambos pueblos, haciendo parada en 'el puente del Batán' para almorzar. Los ariñeros hacen los propio pero recorriendo menos distancia, puesto que el santuario se encuentra más cerca de esta localidad. Una vez se toma el desvío que lleva al santuario es necesario superar una larga cuesta que en sus últimos metros se vuelve todavía más empinada y acaba en las puertas del santuario.

Mesas, sillas, carpas y neveras portátiles llenaron la zona de 'la Virgen' durante todo este día de campo, alegría y sol. Cada cuadrilla montó su particular camping, algo que ya hicieron el 29 de abril, día en el que también se honra a la Virgen.

Pasadas las doce del mediodía tuvo lugar la procesión de la Virgen de Arcos. La imagen salió del santuario para colocarse en la roca junto al altar cubierto, instalado en la subida a la ermita. Desde la explanada los feligreses siguieron la misa y tras ella pasaron a buscar el tradicional 'pan de la Virgen'. Año tras año las filas para recogerlo se repiten, pero nadie se queda sin uno de ellos.

Tras esto llegó el momento de hacer la comida en las barbacoas acondicionadas y dispuestas por el monte. El intenso aire que sopló durante todo el día hizo que algunos se preocuparan por las llamas, pero por suerte no hubo ningún tipo de incidente.

Después de la misa la imagen de la Virgen regresó al santuario. Allí esperará, bajo sus bóvedas de flores, a que el año siguiente los vecinos vuelvan a homenajearla con un día de hermandad.

La ultima actualización de esta noticia fue 25 May 2019 21:28

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