El legado más desconocido de la tradición albalatina

El Centro de Interpretación de la Cultura Popular de Albalate recoge dos salas: una dedicada al trabajo y otra a la fiesta

El Centro de Interpretación de la Cultura Popular de Albalate recoge dos salas: una dedicada al trabajo y otra a la fiesta

El transcurso del tiempo es una realidad y parece que cada vez pasa más y más deprisa. Así pues, se ha vuelto imprescindible recordar el pasado. De esto se ocupa el Centro de Interpretación de la Cultura Popular de Albalate, un rincón desconocido para todo el Bajo Martín e incluso para muchos albalatinos. Aquí se muestra el legado de los antepasados de todo el Bajo Martín. Su forma de vida, sus costumbres…

Este recoveco cultural, el cual inició su actividad en 1998, se compone de una sala dedicada al trabajo y de otra destinada a la fiesta. A su vez, el recinto se conforma de 42 paneles explicativos; 14 fotografías; 10 máquinas con audio y de varias decenas objetos curiosos y simbólicos que ofrecen al visitante acercarse a este pretérito desatendido. Por todo ello, debe ser conocido por todos los habitantes de la zona y por los que visiten la comarca.

La sala determinada para el trabajo propone una explicación de la dura labor artesana en tiempos anteriores. Ya sea en el campo; en la mina o en un molino harinero. «Antes era muy duro trabajar en la mina. Bajaban en una jaula y luego tenían que subir a pie e incluso algunos iban descalzos. Más de 200 metros sin escaleras, con mucho barro, y no tenían cascos ni botas», explica María Castro, guía del Centro de Interpretación. Esta zona dedicada al trabajo tiene seis paradas: la huerta; el campo; el monte; los animales domésticos; los minerales -como el hierro, el carbón o el alabastro- además de un espacio dedicado a la mujer de la época, una señora fuerte que atendía a innumerables faenas.

Por su parte, la sala dedicada a la fiesta recorre cuatro espacios relacionados a las estaciones del año. En primer lugar, se referencia la siembra, al inicio del año agrícola. Posteriormente se pasa al invierno, a la Navidad y a la llegada de la Semana Santa. Con la primavera llegan las romerías y las rondas típicas del Bajo Martín y ya por último el verano se encarga de traer las fiestas de la cosecha, el colofón festivo de la población. Este espacio es una maravilla etnológica que agrupa las tradiciones más curiosas, como el ritual de San Juan que consistía en bañarse en el río como método de purificación y protección de los malos espíritus. Por otro lado, también se recoge un espacio dedicado a los juegos populares, entre los que destaca el de «Las Birlas«, una especie de bolos.

Numerosos objetos

Los objetos son unos de los máximos atractivos del museo. Se encuentran una veintena de instrumentos para trabajar la tierra, entre los que destacan algunos como el astral, y el jadón, la zoqueta y la falz. Además, destacan otros muchos tipos de objetos, desde el baste o el serón (aparejos de carga) o utensilios pastoriles como las llaves de pastor, que utilizaban como cierre de los collares de las ovejas o también, las barras de quintos. Por último, también se pueden encontrar casi una decena de artefactos musicales: bandurrias, guitarras, zambombas, laúdes, flautas…y matracas, utilizadas exclusivamente durante la Semana Santa, cuando no se podían tocar las campanas del pueblo.

Este espacio cultural está ubicado en el viejo Casino de la población, de más de cien años de antigüedad, en la calle Mazas, en el núcleo de la localidad. Para poder visitarlo hay que concretar la cita previamente poniéndose en contacto con uno de los guías.

La ultima actualización de esta noticia fue 4 Sep 2019 17:42

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