Marian Pueo: «Con las farsas creamos algo nuevo en Caspe que luego ha sido referencia en otras fiestas»

ENTREVISTA. La que fuese la impulsora y directora de las pequeñas representaciones en verso dentro de la Conmemoración del Compromiso habla sobre el origen de las mismas, la implicación de los barrios y sus 12 años en la ciudad

Marian Pueo, del grupo de teatro Che y Moche, fue la impulsora y directora de las farsas dentro de la Conmemoración del Compromiso entre 2005 y 2015. Habla sobre el origen de las mismas, la implicación de los barrios y sus años en Caspe.

La ultima actualización de esta noticia fue 23 Jun 2022 19:46

¿Cómo surgió la idea de representar las farsas en Caspe?

La intención fue extender el Compromiso por todo el casco viejo. Hasta entonces se realizaba sobre todo la representación central en la Colegiata. Por aquellos tiempos, junto a Prado Murillo y Joaquín Murillo pensamos qué podíamos hacer. Se nos ocurrió incluir estas pequeñas representaciones dramáticas en verso, las farsas. Les dimos un tema distinto, eso sí, intentando siempre relacionarlas con la localización del barrio.

También lo mencionaba Joaquín Murillo. La llegada de Che y Moche le dio profesionalidad a la fiesta…

Sí, al principio había escepticismo. Hubo que convencer y pedirles a los vecinos confianza. Pudimos dar el pistoletazo de salida con las primeras farsas y empezaron a funcionar. Luego ya se fueron incluyendo más barrios. Fue una experiencia muy intensa, yo me acuerdo mucho de las vecinas de Caspe. Y digo vecinas porque principalmente eran mujeres.

También permitió descentralizar la fiesta del Compromiso.

Sí. Era muy agradable, por ejemplo, el domingo cuando iba a llegar el fin de fiesta. Había caspolinos que hacían el recorrido de las farsas y hacía años que no pasaban por algunos lugares. Incluso los más jóvenes no habían estado nunca. Era una forma de descubrir Caspe.

¿En qué año y en qué barrios se iniciaron las farsas dentro de la Conmemoración del Compromiso?

Fue en 2006, en la Calle Baja, el Pueyo y la Fireta. Al año siguiente se unieron San Roque y la plaza de los hoteles. Y posteriormente se incluyó también el barrio de La Muela y El Plano.

¿Cuántos llegaron a coincidir?

Hubo un año en el que coincidieron los siete. Luego había años en el que alguno iba fallando. Eso sí, íbamos renovando los textos cada dos años. Los textos los escribía Miguel Ángel Ortín Alberto, amigo y compañero nuestro. Al final estas farsas eran prácticamente a medida porque cada vez conocíamos más a la gente.

¿Qué supuso para su persona la dirección de estas farsas en Caspe?

Yo ya había montado alguna farsa, incluso había actuado. Pero tal volumen de trabajo es un reto y un aprendizaje. Después de eso te puedes meter en cualquier fregado. Yo aprendí mucho con ellos, fue vivir el teatro de otra manera. Y entablamos una gran relación. Recuerdo los últimos ensayos en los barrios -in situ- en los que los propios vecinos evaluaban el trabajo. Lo recuerdo con mucho cariño. Me lo pasé muy bien y tengo muy buenos recuerdos.

¿Lo echa de menos?

Claro que sí. Yo me acuerdo siempre de Caspe cuando se acercan las fechas. Hemos pasado allí 10 junios. Creamos algo que luego ha sido referencia en otras fiestas. Somos pioneros. La obra central se hace en más lugares pero el descentralizar y el representar en los barrios era un elemento diferenciador de Caspe. Me alegra que todavía se mantengan.