Juan José Omella: «La tría y el menoscabo hacia la dignidad de nuestros mayores, que levantaron el país, son inaceptables»

El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, nacido en Cretas, cree que se abre un nuevo tiempo en el que el único camino para la reconstrucción es «trabajar unidos»

El periódico La COMARCA lleva a cabo una entrevista en profundidad al cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, tras su reciente nombramiento como presidente de la Conferencia Episcopal Española -CEE-. Nacido en Cretas, localidad de Aragón en la comarca turolense del Matarraña, con la que mantiene desde siempre una estrecha relación, Omella analiza distintos aspectos espirituales y políticos de la situación actual provocada por la crisis global del coronavirus.

La ultima actualización de esta noticia fue 3 Ago 2020 09:28

En primer lugar ¿Cómo se encuentra ante esta situación de confinamiento?

Nada más producirse el nombramiento como presidente de la Conferencia Episcopal Española regresé a Barcelona y comenzó ya esta situación de confinamiento. Así que desde entonces aquí «me mantienen» encerrado, en mi casa, tal y como nos toca a todos los españoles y desde aquí intento atender todas las necesidades del cargo. Celebro misa diariamente a puerta cerrada y estoy trabajando todo el día. Siguiendo, eso sí, con mucho dolor esta pandemia que tanto sufrimiento está causando. Me entristezco mucho por todas esas familias que no pueden despedir a sus seres queridos y me preocupa mucho la situación económica en la que puedan quedar todos, especialmente los más desfavorecidos. Pienso mucho en el futuro. Y trabajando para que la Iglesia, a través de Cáritas, que es su mano derecha, pueda seguir llegando a todos los que lo necesiten, cumpliendo un papel en estos momentos vital en nuestra sociedad.

¿Estamos ante un mundo nuevo?

Estoy convencido de que este tiempo de confinamiento y esta enfermedad que nos está afectando nos va a hacer pensar que tenemos que ser de otra manera. Hemos hablado algunas veces de que estábamos en un cambio de época. Creo por tanto que ahora estamos totalmente en ese cambio y tenemos que cambiar. Creíamos que dominábamos el mundo; que no dependíamos de nada ni de nadie; que la técnica estaba avanzando a pasos agigantados. Y de pronto un minúsculo virus nos ha situado en la mayor indefensión de todas. No sabemos qué hacer ni por donde tirar y nos ha entrado miedo. Nos ha reducido a seres creados y más humildes. En las relaciones familiares cada uno iba por su lado y esto nos ha encerrado y nos ha obligado a convivir con nuestros familiares. Está además el tema laboral, económico y político… Todo esto nos ha puesto en un disparadero de rehacer y pensar nuestro futuro.

 

«Creíamos que dominábamos el mundo pero este virus nos ha situado en la mayor indefensión. Íbamos cada uno por nuestro lado, pero esta crisis nos ha obligado a convivir con nuestros familiares y pensar en nuestro futuro»

¿Cree que esta crisis va a cambiar la espiritualidad de la gente?

Este tiempo nos está haciendo pensar a todos quienes somos, dónde está mi origen y sobre todo dónde está mi final. Porque este virus nos está conduciendo a mucha muerte. Y es cuando uno se pregunta ¡Que no soy invencible! ¡Que me puedo morir! Entonces nos replanteamos qué hay más allá y nos volvemos más espirituales. Ahora es cuando nos acordamos más de Dios. Como dice un viejo refrán de nuestros pueblos, uno se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Es un comportamiento humano. Pero el hecho de no poder ir a la iglesia, el hecho de no poder asistir a los sacramentos o al entierro de un ser querido nos apena mucho. Pero por otro lado el hecho de poder ver una misa por televisión o telemáticamente nos consuela. Ha aumentando enormemente la participación de la gente en las eucaristías a través de la televisión. El día que se hizo la consagración de Portugal y España a la Virgen de Fátima o el día en el que el Papa hizo una petición al Cristo de San Marcelo y a la Salus Populi Romani,  patrona de Roma pidiendo por todos los enfermos, moribundos y muertos y para pedir por el fin de la pandemia, millones de personas estuvieron junto al Papa Francisco desde sus televisores, con una plaza de San Pedro vacía y que nos impresionó a todos. También el via crucis que prepararon las personas que están en la cárcel. Yo creo que mucha gente está volviendo a un ámbito más espiritual buscando el trascender de nuestras propias vidas.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Omella en la plaza que lleva su nombre en su localidad natal, Cretas / Javier de Luna.

¿Cree que de ahora en adelante la Iglesia podría utilizar más medios telemáticos para dirigirse a los fieles?

Esta situación ha hecho que los sacerdotes en las zonas rurales y en las urbanas, con la facilidad que hay para que los medios lleguen hasta aquí, hayan tirado de imaginación y creatividad y hemos activado ya de hecho todos esos medios como la televisión, la radio o las nuevas tecnologías. Y eso es muy bonito porque nos ha hecho conectar con mucha gente. Pero sin embargo eso no puede sustituir al trato directo. Te pongo un ejemplo. Esta entrevista está siendo por teléfono y aunque hay una comunicación, no es lo mismo como cuando estoy en Cretas, vienes desde tu vecino pueblo, Beceite, a mi pueblo, nos encontramos y nos vemos. Porque tú me interpretas de una manera y yo a ti de otra. Pues en una eucaristía es lo mismo. El vis a vis, el tú a tú no puede ser suplido. Pero sí que vamos a tener que utilizar estos medios que quizás no teníamos tan previstos en la Iglesia. Igual que ahora mismo se trabaja mucho por videoconferencia, por Skype y otros programas, cosa que antes no se hacía tanto. Sin duda todas estas herramientas nos están ayudando y nos ayudarán mucho, pero nunca suplirán el tú a tú.

 

«Las nuevas tecnologías nos están siendo y nos serán muy útiles. Pero nada sustituye el tú a tú y el contacto humano»

Se refería al drama de las residencias ¿Qué les diría usted a los familiares de residentes afectados y a los trabajadores que lo viven en primera persona?

Es un momento muy muy duro. Ahí no cabe más que a veces el silencio. Pero ahí es importantisimo el sentir que la Iglesia, los cristianos, los familiares… con una palabra siempre de consuelo y siempre acompañando de espíritu a los afectados. Cuando pase todo esto además deberemos acompañar físicamente a esas personas y llevar a cabo esas celebraciones y oficios que ahora no estamos pudiendo hacer. En Barcelona, por la facilidad que hay aquí de llegar por distintos medios a la gente, todos los domingos en las eucaristías que retransmitimos por internet, televisión y radio, nombramos a todos los fallecidos, uno por uno, en la oración por los difuntos. Es una pequeña cosa que aporta consuelo a sus familiares y es lo que debemos hacer. Los familiares deben recibir el consuelo de la oración y el consuelo de sus vecinos. Debemos de ser muy humanos, muy humanitarios y más creyentes que nunca para dar nuestro consuelo de la fe.

Todos hemos escuchado que en algunas situaciones se ha producido algo tan terrible como el "triaje" en algunos lugares en función de la edad de los pacientes ¿Qué piensa de todo ello?

Eso no se puede nunca aceptar ¡Es inaceptable! Todos tenemos nuestra dignidad. Y sobre todo con nuestros mayores a los que les debemos todo. Ellos son la generación de después de la guerra, que levantaron todo con sus propias manos, levantaron nuestro país, sus familias, sus pueblos, sus ciudades a través de sus trabajos. A esa generación se lo debemos todo y no puede aceptarse ningún menoscabo hacia su dignidad. Han dado su vida por levantar el país y a sus familias. Merecen un enorme respeto, cariño y la máxima dignidad por encima de todo. Debemos de entenderlo. Por ello, todo lo que se está hablando y todos los debates que estos días surgen sobre algo como la eutanasia solo producen dolor ¡Un enorme dolor solo de pensar en ello! Las personas mayores tienen su dignidad y merecen ser respetadas en su dignidad y siempre ha de respetarse su dignidad porque se lo debemos todo.

El cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella mantiene una estrecha vinculación con el Bajo Aragón Histórico. En la imagen, junto al alcalde de Cretas, Fernando Camps y al arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, durante la inauguración de la plaza que el municipio dedicó en su honor.

¿Ha tenido oportunidad de hablar estos días con su Santidad el Papa Francisco?

Tenemos nuestros canales de comunicación y por supuesto cuando hay algo urgente, tenemos comunicación. Tanto con el Papa, como con otros obispos y con otras conferencias episcopales. Pero cuando estos días habla el Papa nos llega al corazón, sobre todo a través de esas meditaciones y de esos sermones. Recuerdo especialmente las palabras que pronunció en la Plaza de San Pedro pidiendo la ayuda del Señor para la desaparición de la epidemia. Son unas palabras que llegaron al corazón de todo el mundo. Pero el Papa lo que está pidiendo es que resucitemos con Cristo y que hagamos un mundo nuevo, una sociedad más humana y más solidaria. Para levantar nuestro país y nuestra sociedad debemos trabajar todos juntos ¡Unidos como sociedad! Sociedad civil, empresarios, asociaciones e instituciones religiosas debemos trabajar juntos ¡Todos juntos de la mano!

¿Estaremos más unidos políticamente?

Debemos trabajar evitando fricciones políticas  y evitando que la ideología sirva para dividir. Debemos huir de la búsqueda de medallas, tenemos que remar todos juntos por el bien del pueblo. Y ese es el pensamiento del Papa. Debemos dejarnos de peleas entre nosotros porque lo que importa es el bien del pueblo y sobre todo de los más pobres que son los que peor lo van a pasar cuando pase esta crisis sanitaria. Debemos evitar peleas entre nosotros y dejar a un lado las fricciones políticas. No tiene ningún sentido.

Se está hablando de unos pactos nacionales de reconstrucción, al estilo de los pactos de la Moncloa ¿Deberán contar con la Iglesia?

A mí la manera en la que lo hagan o el nombre que le den a ese «trabajar juntos» me da igual. Lo que importa, repito, es trabajar todos juntos ¡Todos! Todas las instituciones, todas las asociaciones, todos los empresarios… ¡Hay tanta gente preparada, tanta capacidad y tanto potencial! Debemos aprovechar para sumar y no restar. Sumar toda nuestra calidad humana y todo nuestro talento para trabajar todos juntos para la reconstrucción con un nuevo vigor y una nueva esperanza. Vamos a tener que construir. Nuestros niños a los que gracias a Dios el virus ataca menos, deben crecer en un mundo mejor y debemos dejarlos en unión y en comunión. Y eso no solo para aquí, para España. Debemos tener ese espíritu junto a todas las naciones de Europa. Y nunca olvidemos que hay otros países más pobres que nosotros que necesitan nuestra solidaridad. Creo que tenemos que abrir ese círculo de comunión y solidaridad.

 

«Lo que importa es trabajar todos juntos ¡Todos! Todas las instituciones, todas las asociaciones, todos los empresarios… ¡Hay tanta gente preparada y tanto potencial! Debemos aprovechar toda nuestra calidad humana y todo nuestro talento para trabajar todos juntos para la reconstrucción»

¿Ha tenido contacto estos días con el presidente del Gobierno o con algún ministro?

Sí, hemos tenido que hablar varias veces. Tanto con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como sobre todo con el ministro de Sanidad, Salvador Illa,  porque este tema es muy complicado. Todo ese mensaje que en estos últimos días hemos manifestado de que desde la Iglesia vamos a colaborar con todo lo que podamos y necesiten ha sido muy bien recibido desde el Gobierno. Y creo que ese mensaje debe de abrirse a toda la sociedad y a todos los estamentos.

Su nombramiento como presidente de la conferencia episcopal fue calificado por muchos como un movimiento de acercamiento a posiciones menos ortodoxas de la interpretación del Evangelio ¿Cómo lo ve usted y cual cree que debe de ser el futuro de la Iglesia Católica ante un mundo que cambia cada vez más deprisa?

Los hermanos obispos de la Conferencia Episcopal me nombraron a mí y es algo que agradezco. Es una enorme responsabilidad que supone mucho más trabajo y lo voy a hacer con mucha sencillez y tal como soy, tal como he vivido siempre, me gusta la sencillez e intento vivir siempre en ella. En segundo lugar, quiero vivir esta etapa en mucha comunión con todos los obispos, porque además hemos renovado los estatutos de la CEE y allí recogemos que debemos de trabajar en la Iglesia Católica con mucha más comunión unos con otros. Lo que llamamos sinodalidad, una mayor corresponsabilidad. Mi trabajo va a ser trabajar esa comunión entre nosotros y con el Papa y con la sociedad. Creo que ese va a ser mi camino. Pero evidentemente el sustrato fundamental es el Evangelio. Nosotros debemos vivir por encima de todo la palabra de Jesús, el mensaje de Jesús. Eso tiene que ser la que nos guíe a la CEE y siempre, repito, en comunión, no en confrontación. Y en colaboración con la sociedad, que es algo que siempre ha hecho la Iglesia. Ese Evangelio va a ser siempre nuestro sustrato. La Iglesia no es una multinacional. La Iglesia Católica ofrece un servicio a la comunidad a través del Evangelio lanzando un mensaje que tanto bien ha hecho a mucha gente y a la sociedad lo largo de muchísimos siglos.

 

«El mensaje que hemos de transmitir desde la Conferencia Episcopal es de comunión y no de confrontación. De comunión entre nosotros, con el Papa y con la sociedad.»

¿Es buen momento para dirigirse a personas que tienen fe pero que igual no se sienten identificadas con los modelos de familia que se han venido considerando "tradicionales" o tienen puntos de vista diferentes?

El Papa nos dice que tenemos que ser una Iglesia en salida. No debemos imponer, si no ofrecer el mensaje de Jesús. Creo que por la pandemia y por la situación actual, probablemente la gente está más receptiva. Si nosotros somos capaces de utilizar ese talante que emplea el Papa Francisco que se dirige a todos, como buen pastor de la Iglesia hacia todas las personas, estén o no en lo que coloquialmente llamamos «el redil», la sociedad lo agradecerá. Debemos construir. La gente eso lo agradece porque al final debemos de transmitir el mensaje de Jesús. Ya decía el Papa Pío XII, que «si hay ateos en el mundo, muchos de ellos, lo serán porque hay malos cristianos». Los cristianos debemos ser coherentes con el Evangelio y debemos buscar con mayor humildad el servicio a los demás.

¿Cree que mientras dure esto y cuando esto pase se tenderán puentes entre Cataluña y el resto de España? ¿O se aprovechará esta situación para dividir?

Creo que estos momentos nos están haciendo a todos ir por esa línea de comunión. Y como se dice aquí en Cataluña ‘tan de bo’, ojalá esto se consiga y trabajemos todos juntos en comunión y por el bien común. Como te he dicho son momentos para trabajar todos juntos. Debemos dejar a un lado los sentimientos de confrontación y poner por delante los sentimientos de comunión.

¿Cree que el Matarraña y Bajo Aragón como tierra de la histórica Concordia en la que la normalidad entre aragoneses y catalanes es la tónica y en la que conocemos bien a Cataluña y nos conocen muy bien podría jugar un papel importante en esta construcción de puentes?

¡Los catalanes y barceloneses me lo dicen mucho! Aman mucho el Matarraña y me lo repiten alabando siempre los bellos paisajes. Les encanta ¡Y cuántos catalanes van al Matarraña! Además de ser una tierra muy bonita es cierto que aquí siempre ha habido comunión entre todos.

El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella./ Efe

¿Qué relación mantiene durante estas últimas semanas con su localidad natal, Cretas y con el Bajo Aragón?

A través del correo electrónico, whatsapp y teléfono mantengo una relación constante con todo mi pueblo. Sé y me he enterado que todos los cretenses a las 8 de la tarde salen a sus balcones a aplaudir a toda esa gente tan buena que trabaja por los enfermos. Salen a aplaudir pero además ¡Cantan jotas! Muchas de esas jotas me llegan a través de estos mensajes y me resulta muy emocionante. Me llegan jotas de otros puntos también en donde lo están haciendo. Cretas siempre se ha diferenciado por ser un pueblo en el que nos ha gustado siempre mucho el canto. El cretense se caracteriza y se diferencia de otros pueblos por ser muy ‘cantaor’, muy de canto y muy festivo.

El cardenal Juan José Omella junto a la juventud de Cretas tras oficiar la solemne misa de la Asunción de la Virgen en el templo parroquial / Javier de Luna.

También con Caspe tiene una gran relación, de hecho iba a ser su pregonero de Semana Santa ¿Y mantiene contacto con su madre, cretense, pero caspolina de adopción?

Los llevo también en el corazón. Este año no ha podido ser pero seguro que existe una ocasión en el futuro para poder hacer realidad ese acto. Y efectivamente con mi madre mantengo un estrecho contacto pero sin poder ir allí. Todo se hace por teléfono o de forma telemática y gracias a esta tecnología que tenemos gracias a Dios. En la Edad Media cuando había epidemias y pandemias la gente no podía comunicarse fácilmente unos con otros, pero ahora tenemos esa gran suerte. Mi madre me dice que todas las mañanas a las 7 se pone la misa para seguir a su Santidad el Papa Francisco. Hoy en día la tecnología nos permite eso, sea desde Roma, desde Cretas, desde Alcañiz o desde cualquier punto del mundo. Hoy en día esa globalización nos permite comunicarnos para lo bueno y para lo malo.

¿Tiene previsto ir próximamente a Cretas?

Todo dependerá de lo que ocurra. Evidentemente tengo que ir a saludar a mis amigos y vecinos de Cretas. A disfrutar de ese Sol y de esos productos como el jamón. Pero como digo todo dependerá de lo que vaya ocurriendo. No quisiera despedirme sin lanzar un mensaje a los familiares de los residentes afectados por esta epidemia. Nos acordamos mucho de Valderrobres y de todos los residentes que se encuentran allí, algunos de ellos de mi pueblo. Por todos ellos rezo. Rezamos todos los días por ellos. Que no tengan miedo. El Señor está con todos nosotros y está con todos vosotros. A través del Señor, podemos acompañar a todas las personas que están ahí, a sus familiares y rezar por ellos con el corazón. El Señor cuida de los enfermos, de los difuntos y de todos nosotros. Ánimo y que jamás se pierda la esperanza. Como bien decimos en nuestros pueblos, la esperanza es lo último que se pierde. Son momentos muy duros pero somos gente de esperanza porque creemos siempre en un futuro mejor. El ser humano es mejor de lo que muchas veces se destaca. Siempre hay más bondad, más solidaridad y más caridad. Quiero lanzar un afectuoso saludo de corazón a todos vosotros. A todos los los residentes y trabajadores de la residencia de Valderrobres, a todos los familiares. Y por descontado, a todo el Matarraña, a todo el Bajo Aragón a todo Valderrobres, a mi pueblo, Cretas y a Beceite que sé que eres de Beseit.

 

«Quiero lanzar un mensaje a los familiares de los residentes afectados por esta epidemia y nos acordamos mucho de Valderrobres. Rezamos todos los días por ellos. Que no tengan miedo. El Señor está con todos nosotros. A través del Señor, podemos acompañar a todas las personas que están ahí, a sus familiares y rezar por ellos con el corazón»

Ver comentarios (3)

  • Me ha gustado mucho las respuestas a las preguntas formuladas al Cardenal Omella y pido a Dios que le ayude a cumplir con su ministerio.

  • Con todo respeto a Javier De Luna no me parece muy acertado utilizar como titular de la entrevista una pregunta del periodista cuya respuesta es lógicamente la que es, aunque venda más. Considero que la entrevista contiene otros muchos titulares mucho más solidarios, comprometidos y enriquecedores que reflejan la gran humanidad de D. Juan José Omella y que aparecen en negrita como subtítulos o entradillas.