Matarraña pedaleando: de Horta de Sant Joan a Torre del Compte por la vía verde Val de Zafán

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Maria y Lidia en la Vía Verde del Matarraña para Plan C

Somos María y Lidia y esto es PLAN C. Estamos recorriendo cientos de kilómetros para buscar experiencias, conocer sitios nuevos y contártelo. Queremos enseñarte Aragón a través de nuestras propuestas de ocio. Conecta con tus ganas de viajar y descubre nuestras historias.

Recomendaciones ‘Plan C’ en la vía verde Val de Zafán

  • Descubre la antigua estación Arnes – Lledó
  • Repón fuerzas con un almuerzo en Cretas y recorre sus rincones
  • Visita patrimonial en Torre del Compte

Cuidado con la vía verde Val de Zafán, que tiene dos direcciones: una hacia donde quieres ir y otra por la que te equivocas. Así es como inesperadamente decidimos empezar nuestra ruta en Horta de Sant Joan. Por delante, 22,2 kilómetros y cuatro pueblos del Matarraña. Eran las diez de la mañana, aunque habíamos salido por la puerta de casa hacia más de dos horas. Lidia condujo la furgoneta donde transportamos las bicicletas y María, detrás, llevó el coche que por la tarde nos felicitó a nuestra llegada a Torre del Compte. No faltaron los cascos, los guantes, las gafas de sol ni los botellines de agua; tampoco la crema solar y, ni mucho menos, la liberación que ofrecen los culotes reñidos con las enaguas. El sol estaba resplandeciente, pero nos envolvía el fresco otoñal.

Pasajeras de una extinta línea ferroviaria que estuvo 60 años en construcción y solo 30 en funcionamiento, disfrutamos de las vistas de ventanilla. Desde Horta de Sant Joan, las rocas de Benet anunciaban la inmensidad de los Puertos de Beceite. El color verde, irrumpido por bancos al costado y por arcos abandonados al frente, desapareció al llegar a un antiguo túnel. Las lucecitas de los grupos de amigos y de las familias que pedaleaban en dirección contraria a la nuestra alumbraban el fondo. Nosotras íbamos hacia Lledó y todos los demás seguían el trayecto habitual cuando recorres la vía verde.

23 de octubre de 1882. España bajo la Restauración borbónica. El rey Alfonso XII viaja hasta La Puebla de Híjar para inaugurar las obras del Ferrocarril de Val de Zafán. ¡El Bajo Aragón, por fin, iba a tener salida al mar! Pintaba bien, pero los primeros pasajeros llegaron a Alcañiz en 1895, cuando ya gobernaba Alfonso XIII. En 1936, estalló la Guerra Civil y el trazado entre Alcañiz y Bot fue aprovechado por el ejército franquista en la Batalla del Ebro. Finalmente, los raíles hasta Tortosa terminaron de desplegarse en 1941.

Poco duro el sueño mediterráneo, pues en 1973 se cerró el trayecto y la vía quedó varios años en el olvido. Los síntomas de abandono los vimos en la antigua estación de Arnes-Lledó, a la que llegamos tras 4,7 kilómetros. No fue mucho tiempo, aunque sí el suficiente para que ciertos músculos que no recordábamos se despertasen.

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  • Equípate con nosotras
  • Inicia la vía verde Val de Zafán
  • Descubre la antigua estación Arnes-Lledó

Enseguida cruzamos el viaducto sobre el río Algars, frontera natural entre Aragón y Cataluña. Bajo nuestras ruedas, niños y mayores se divertían junto a una poza de baño. Estábamos iniciando el tramo del «Matarraña» -una de las cinco etapas en las que se divide la vía verde Val de Zafán- y dejábamos atrás el tramo de la «Terra Alta», el que precede al del «Baix Ebre», que llega hasta Tortosa. En 6,4 kilómetros de ligero ascenso nos plantamos frente a la estación de Cretas, reconvertida en albergue.

Nos desviamos unos cuantos kilómetros por un camino rural para comernos unos huevos fritos. Lidia los acompañó con longaniza y María con lomo con pimientos rojos. Para compartir, una ración de croquetas «de la abuela» de cocido que se deshacían en la boca. Nuestros cuádriceps todavía recuerdan aquella carretera en cuesta para entrar a la localidad, pero sin duda mereció la pena. Después del café, atravesamos las calles medievales y rodeamos la icónica columna -antiguamente usada para ajusticiar a los reos- que se levanta en el centro de la plaza Mayor.

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  • Un rico almuerzo para reponer fuerzas
  • Cretas y sus rincones

De vuelta en la vía verde, continuamos 2,3 kilómetros hasta llegar a la abandonada estación de Valderrobres. El camino de zahorra compactada se tornó descendente, los pedales comenzaron a girar solos y las rodillas se liberaron del yugo que las mantenía flexionadas. Un viento suave refrescaba el ambiente ya entrada la tarde. Nos acompañaron viñas, olivos, almendros y alguna que otra granja. Los 8,8 kilómetros restantes hasta Torre del Compte hubieran sido completamente iguales, con más puentes de madera y antiguos arcos ferroviarios sobre nuestras cabezas, de no ser porque el pinar le ganó terreno al cultivo. De haber continuado recto, nos hubiéramos topado con Valdeltormo y Valjunquera, las últimas dos localidades que completan el tramo matarrañense de la vía verde.

Desde 1993, 125 vías abandonadas en España se han reconvertido en itinerarios cicloturistas, senderistas y ecuestres. Entre ellas, la vía verde Val de Zafán que inauguró en el año 2000 el tramo de «La Terra Alta» y, posteriormente, el del «Baix Ebre». Las obras para adecuar la etapa del «Matarraña» comenzaron en el 2005 y, desde entonces, miles de visitantes como nosotras han atesorado el valor cultural y medioambiental de sus paisajes únicos.

La lluvia nos duchó justo cuando nos desviamos para entrar al casco urbano de Torre del Compte, aunque no lo suficiente para quitarnos el negro de las piernas. Respecto a las moraduras y los picotazos, tiempo y paciencia. Con los pies ya en el suelo aunque sin soltar el manillar de las manos, pasamos por el ayuntamiento y la iglesia de San Pedro. En un santiamén habíamos recorrido aquel pueblo medieval que apenas llega a los 120 habitantes. Entre ellos, Sergi Sánchez, que llegó de Hospitalet de Llobregat al pueblo de su abuela hace cuatro años en busca de un cambio de aires.

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  • Trayecto Cretas – Valderrobres – Torre del Compte

Por hobby, en el año 2018 se abrió la cuenta «Wild Track Matarranya» en Instagram, donde comparte fotos y vídeos de las rutas ciclistas que realiza en la Comarca del Matarraña. Desde entonces, el número de seguidores no ha dejado de subir y todos los días recibe mensajes solicitando información sobre sus rutas. «El Matarraña tiene un potencial increíble, siempre que viene gente de fuera se sorprende», nos contó este joven que promociona el cicloturismo a través de las redes sociales y cuyo sueño es poder vivir de ello. Es cierto que la conservación de la infraestructura ferroviaria está permitiendo el desarrollo de un turismo sostenible, sin embargo, en lo que respecta al ciclismo «todavía hay un vacío en la zona».

Sergi está trabajando con la Asociación de Empresarios del Matarraña para ofertar diez rutas ciclistas de diferentes categorías que ayuden a promocionar la Comarca. «Una de ellas será familiar y discurrirá por la vía verde, será un tramo muy parecido al que habéis realizado vosotras», nos adelantó. El resto de las rutas, totalmente nuevas, las ha ido creando él mismo en estos últimos años y esperan ver la luz en 2022. Mientras, Sergi y los dos compañeros que le echan una mano seguirán publicando en Instagram y compitiendo en carreras, una original forma de colocar el nombre del Matarraña en el panorama nacional. Por nuestra parte, dijimos adiós a Torre del Compte, aunque con la idea clara de que en unos meses teníamos que enfundarnos de nuevo el culote y volver.

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  • Visita patrimonial en Torre del Compte

Con las endorfinas liberadas, bajadas del sillín y mejor de pie que sentadas, con los primeros indicios de agujetas, pero con una sonrisa de cara a cara, devolvimos las bicis a la furgoneta; y tal como habíamos llegado por la mañana, una detrás de otra por la carretera, volvimos a casa. El pack alimenticio de supervivencia que María había preparado la noche anterior cobró utilidad al final de la jornada. Así se fueron esfumando los frutos secos, la chocolatina, el plátano, los regalices y las barritas energéticas. Fuimos libres de confeccionar nuestra etapa ciclista, de elegir la dirección que más nos convenía y de retarnos físicamente a nosotras mismas. Fuimos felices: nos dio el sol, sentimos el aire y no faltaron las risas. Será la primera de muchas. Los músculos que se despertaron ya nos susurran que completemos el tramo del «Matarraña» y continuemos por el del «Bajo Aragón» y «Norte de Teruel» para llegar hasta La Puebla de Híjar.

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