Un Doctor «Amoris Causa» del Bajo Aragón

El caspolino Miguel Caballú será nombrado por La COMARCA Bajoaragonés de Honor por la dedicación y amor que ha profesado por el Bajo Aragón Histórico a lo largo de toda su trayectoria

El caspolino Miguel Caballú será nombrado por La COMARCA Bajoaragonés de Honor por la dedicación y amor que ha profesado por el Bajo Aragón Histórico a lo largo de toda su trayectoria

Arte, naturaleza, luz y vida. Eso es lo que a uno le transmite el jardín que rodea la casa del caspolino Miguel Caballú, quien asegura que su hogar dice mucho de sí mismo. Nada más cruzar el umbral, aparecen en la vista decenas de esculturas, muy distintas entre sí.Algunas parece que están ubicadas en el lugar idóneo, como buscado, mientras que otras se esconden entre matorrales o detrás de los árboles. Cada una de ellas pertenece a un artista de alguna localidad perteneciente al Bajo Aragón Histórico.

Escritor, investigador, y un apasionado y conocedor del turismo, de la cultura, del patrimonio y la gastronomía. Pero sobre todo, un profeta de su tierra. Así es el Bajoaragonés de Honor de este año 2018.

Nacido en Caspe el 13 de enero de 1941, Miguel Caballú formó parte de una familia de comerciantes nonaspinos. Estudió y se formó en la Ciudad del Compromiso, y estudió en Zaragoza la carrera de Auditor de Cuentas. Comenzó a trabajar en el negocio familiar, Distribuciones Albiac. Una empresa muy conocida por llevar casi 100 años en el reparto de bebida por todo el territorio. Caballú también ha ejercido como perito y profesor mercantil, ha trabajado en la rehabilitación de patrimonio como jefe de restauración en la DPZ, ayudando a recuperar numerosos símbolos del patrimonio aragonés. La Torre de Salamanca y la Ermita de Santa María de Horta de Caspe, el edificio consistorial de Fabara, la Torre del Reloj de Maella, o la Casa de Cultura de Chiprana, son algunas de las decenas de edificaciones recuperadas gracias a su trabajo.

Caballú ha sido un claro defensor del Bajo Aragón Histórico y cada una de sus localidades. Se autodenomina como «Doctor Amoris Causa» del territorio. Esto se puede ver en su casa: decenas de obras de arte, esculturas, todas ellas de artistas de la zona y donde se representan los pueblos en pinturas, ilustraciones o fotografías. Desde Mequinenza y Escatrón, hasta Maella, Nonaspe y Alcañiz.

«Las mejores personas son las que están en los pueblos porque son las que más han tenido que enfrentarse a las circunstancias, a las dificultades, y han tenido que aprender a sobrevivir», continúa. «Y de esa gente normal y corriente, y con tanta fuerza y espíritu, es de la que se olvidan en muchas ocasiones las instituciones y los medios de comunicación».

Amor por las palabras
Caballú también ha sido periodista en importantes publicaciones tanto nacionales como autonómicas, como la Revista Aragón o Heraldo de Aragón, y fiel colaborador del periódico La COMARCA, donde es conocido por escribir su columna «La Raya», que actualmente se llama «Cartas a Abel». En sus textos encontramos reflexiones, pensamientos, críticas culturales, pero sobre todo reivindicaciones. Sus «Rayas» han hablado sobre festividades de los distintos municipios, eventos culturales, bajoaragoneses ilustres, recuerdos de la infancia, y especialmente, ha apelado siempre a esa «raya» ficticia que a veces separa las comarcas del Bajo Aragón Histórico.

«Las palabras son lo que nos comunica y por eso las he utilizado», explica. «Creo que los grandes problemas de ahora son por falta de comunicación, por eso siempre he abogado por cuidar las letras, mimarlas, y hacer todo lo posible para que nos acerquen y no nos separen».

Si echamos un vistazo por su biblioteca distinguimos unas secciones muy claras: Aragón, arte, arquitectura, patrimonio, turismo, gastronomía, y Caspe. Vaya a donde vaya, su tierra natal está con él. A pesar de haberse mudado a Zaragoza hace años, él asegura que nunca se ha ido. Caballú goza además de un enorme sentido del humor y sorna aragonesa. Una sección llama especialmente la atención: la egoteca. «Es algo que inicié hace muchos años y que continúa a día de hoy», comenta Caballú. Son todos sus trabajos, escritos y publicaciones, escrupulosamente ordenados por orden alfabético y cronológico.

Ha escrito y disertado sobre muchas partes de Aragón. Ha hablado de política, recetas y gastronomía, arte y patrimonio… e incluso, ha escrito y hablado sobre los defectos y virtudes de los aragoneses. Lo único que le queda por cubrir es el género de la novela de ficción. «Es algo que llevo pensando desde hace mucho tiempo», comenta Caballú. «Me gustaría escribir algo ficcional, pero siempre atendiendo a todo lo que he ido aprendiendo y escuchando a mi alrededor, y por supuesto, contextualizado en un ambiente rural». También asiste e imparte conferencias sobre temas muy diversos, y colabora en la organización de otros tantos, especialmente en Caspe.

Entre sus obras publicadas, encontramos «El sabor de la humildad: el tomate seco de Caspe, por ejemplo», «Decíamos ayer», «Juan Fernández Heredia: un europtimista en el siglo XIV», «La Vera Cruz de Caspe», «Monasterios aragoneses: apuntes del viajero», «40 castillos aragoneses», «Media docena son siete», «Ruta del Bajo Aragón zaragozano», «El Retablo Mayor de la Colegiata de Caspe», «Apuntes sobre Aragón», o «Escrito para ser leído y pensado». Su último libro publicado es «Gastromentiras», el resultado de 8 años de trabajo, donde ha estado apuntando en servilletas todas las frases, expresiones y dichos que oía, «relacionadas con las cosas del comer o del beber, y que, literalmente, no significan lo que dicen», cuenta el caspolino. Prologado por José Antonio Frago, Catedrático Emérito, y presentado con un cuidado diseño desenfadado, el libro estructura sus contenidos siguiendo el formato de un menú: Picoteo, justificación literaria; Entremeses, para hacer boca; Primer Plato principal; Segundo Plato; Plato Remate y Sobremesa. Su trabajo le ha permitido viajar a un gran número de lugares por todo el panorama español e internacional. Estas experiencias le sirvieron para muchos de sus escritos.

Reconocimientos
Miguel Caballú ha sido reconocido con numerosos premios y galardones como la Medalla de Oro al Mérito Turístico de Aragón por parte del Gobierno de Aragón. Estos reconocimientos le fueron reconocidos por su contribución al territorio con estudios plasmados en publicaciones y artículos, como por su actividad al frente de entidades de referencia en el ámbito de investigación cultural y de la disfusión turística de Aragón. Cuenta también con un Premio como Periodista Turístico, ha conseguido también el Premio Búho de la Asociación de Amigos del Libro de Zaragoza, colectivo del que también es miembro.

Miguel Caballú forma parte de organizaciones de referencia en el ámbito social de Aragón, como es el caso de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, la Federación Nacional de Centros de Iniciativas Turísticas y el Sindicato de Iniciativay Propaganda de Aragón (SIPA), la Academia Aragonesa de Gastronomía, la Institución Fernando el Católico – Centro de Caspe (también conocido como el CECBAC, el Centro de Estudios Comarcales del Bajo Aragón-Caspe), o la Asociación Torre Nueva, entre otras. También es presidente de la Asociación de Amigos del Órgano de tubos de la Colegiata de Caspe, desde la que han conseguido, hace tres años, recuperar este símbolo tan importante para la localidad a través de un trabajo de micromecenazgo en el que han participado cientos de vecinos.

La familia es algo muy importante para él. Tiene cuatro hijos (Ana, Belén, Miguel y Óscar) y cinco nietos (Miguel, Belén, Nacho, Lucía y Pablo), quienes han sido muchas veces protagonistas o inspiración de muchos de sus escritos. En una de las columnas que adorna su jardín, Miguel ha creado un medidor de longitud donde ha ido apuntando la estatura de cada uno de sus hijos y sus nietos mientras iban creciendo. Está casado con Carmen Hernando desde hace 54 años. A ellos les dieron la Medalla de Oro de los Amantes por sus 50 años de matrimonio, justo a la vez que al Pastor de Andorra, que acudió con su esposa, con la que llevaba 75 años.

Hace años que se mudó a Zaragoza por asuntos profesionales y familiares. «Yo siempre he sentido que no me he ido, y siempre que tengo una pequeña excusa procuro volver», comenta. «Sigo empadronado en Caspe, en mi carnet de identidad aparece Caspe, y mi paraíso personal es Caspe». Debido al negocio familiar donde se vio obligado a viajar por todo el Bajo Aragón Histórico, Caballú asegura que se siente tan caspolino como chipranesco, tan chipranesco como fabarol, como fayonense, como maellano, mequinenzano, escatronero… «Tengo amigos en todos estos pueblos y siempre vuelvo a visitarlos».

Bajoaragonés de Honor
Él escribió sobre lo que nadie más escribía, apoyó lo que parecía imposible, ayudó a nombrar al Mar de Aragón, a que la Vera Cruz saliese a la luz, a que el órgano volviese a sonar en Caspe. Por todo esto y mucho más, Miguel Caballú ha sido elegido este año como Bajoaragonés de Honor. «Este premio seguramente se debe a la edad, cuando llegas a unos años es difícil no haber hecho nada, pero lo importante es la calidad, no la cantidad», explica. «Creo que he sido inquieto, sobre todo por esta tierra a la que amo tanto». «Agradezco mucho este reconocimiento de parte de La COMARCA, todo lo que viene de mi tierra no me es ajeno», asegura el caspolino. «He logrado ese estado de Nirvana que se consigue es cuando ya nadie te tiene que votar, y en el que solo te reconocen por ser como eres».

De su casa no te puedes marchar sin posar en una de sus esculturas favoritas: un conjunto de barras blancas abstractas, que despiertan la sonrisa y cambian según el lugar desde el que la miramos. Si nos ponemos justo enfrente, la escultura se transforma en una sola palabra: «Hola».

La ultima actualización de esta noticia fue 3 Ago 2020 10:41

Ver comentarios (2)

  • enhorabuena Miguel, por ser elegido Bajo Aragonés de Honor,2.018 FELICIDADES eres una gran persona. Ramón, desde Fabara un abrazo.

  • Aupa, hermano. Todo lo que dicen de ti es verdad y más cosas buenas que no dicen. Un abrazo.