Un efecto dominó iniciado hace años

El cierre de la Térmica pondría en jaque el futuro de más de 4.000 personas que viven de ella indirectamente

Andorra mantiene el bullicio mañanero en las calles y hoy, todavía más. Como todos los viernes es día de mercadillo y el trasiego de gentío es constante. «A veces venía alguien de fuera y preguntaba si eran fiestas», dice Roberto Miguel, que desde los ventanales de su tienda ve subir y bajar a sus vecinos.

Se dirigen a las inmediaciones de la plaza de toros donde decenas de tenderos atienden a sus clientes. Para muchos, llevar más de veinte años acudiendo a Andorra ayuda en una época en la que no se despacha ni tanto ni tan rápido como aquellos años en los que parecía fiesta. Ayuda a que las ventas, aunque han descendido, «se sostengan», aunque depende del género también. El sentir general es que «desde la crisis, que enlazó con los problemas en minería, la gente se lo piensa y si compra es porque lo necesita», dice una de las parejas de comerciantes que llevan dos décadas de experiencia. En el puesto siguiente, la opinión va acompañada de una cifra que indica que «las ventas han caído en los tres últimos años un 70% por muchos motivos: la gente se lo piensa porque muchos deben mantener a sus hijos, otros están en Vinarós y por eso hay menos gente aquí…».

Desde el mercadillo se ve el IES Pablo Serrano. Allí, pocos jóvenes ven su pueblo como opción de futuro. «Levanta la mano uno», dicen varios docentes en la sala de profesores. Primero la crisis financiera, y luego la incertidumbre constante que se instaló en el sector del carbón han alimentado la desilusión. Se van uniendo más voces porque la despoblación preocupa, especialmente mirando los datos de los últimos tiempos que fijan un descenso de 150 estudiantes en menos de una década.

El IES Pablo Serrano recibe a estudiantes de toda la comarca, además de Alcorisa en secundaria y bachiller y del resto para las F.P. Básicas. Este año hubo 650 matrículas en un centro que hace siete años estaba en unas 800 y que ha llegado a superar el millar. «Lo vivimos con preocupación porque el descenso ha pasado de ir poco a poco a ser muy acentuado en los dos últimos años», explica la directora, Milagros Mateo, que recuerda que «el descenso de estudiantes conlleva el de profesores». Se abre el debate de un tema al que dan muchas vueltas. Que los profesores que elijan el medio rural tengan algún tipo de discriminación positiva es una de las medidas que se ponen sobre la mesa.

Un medio rural atractivo

En definitiva, dar facilidades a los que quieren estar y para «hacer el medio rural más atractivo» para aquellos que desean invertir y emprender. «Que no les salga más rentable y ventajoso irse a Zaragoza», añade Roberto Miguel. Es el presidente de la Asociación Empresarial Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín (AEA) y apuesta por un futuro que pasa por ofertar ayudas a largo plazo como bonificaciones, ventajas fiscales, laborales… Hace tres años tenían 92 empresas asociadas, pasaron a 108 y actualmente hay unas 88. Con todo, cifras nada desdeñables pero mejorables. Más allá de la central, solo hay una empresa que emplea a más de un centenar de personas. La reindustrialización no ha llegado, reconoce que porque no se han hecho los deberes a tiempo, desde el nivel político pero también social y empresarial, y asegura que una solución solo pasa por la unión de todos estos niveles. «En otras partes han cerrado centrales pero aquí, no sé por qué, nos pensamos que no nos va a pasar nunca. Ahora vamos contrarreloj», dijo pero deja cierta confianza al nuevo gobierno nacional, básicamente porque ahora Comarca de Andorra-Sierra de Arcos, Gobierno de Aragón y el Central comparten color político. «No debería haber excusas para progresar en proyectos que están a mitad como la elevación de aguas del Ebro, algo esencial si queremos futuro empresarial», reflexiona.

No hay dudas en que el camino va hacia una transición a las renovables pero sí en la manera, que esperan sea justa con un territorio «que ha dado mucho».