Las voces del cambio autonómico en el Bajo Aragón

La alcañizana Marisol Navarro Pratsavall fue una pionera en política en los primeros años de democracia en Aragón, cuando solo cuatro mujeres «muy combativas» formaron parte de la primera legislatura en las Cortes de Aragón (1983-1987)

Aragón cumple este año 40 años desde la aprobación del Estatuto de Autonomía. Fue el 10 de agosto de 1982, una fecha histórica que dio inicio a una nueva etapa de progreso para la comunidad aunque no fue hasta 2007 cuando se alcanzó la plena autonomía profundizando en el autogobierno gracias a la tercera reforma, la que está en vigor actualmente. Hasta lograr la equiparación con las autonomías más desarrolladas pasaron 25 años y un lento camino.

Todo ello porque Aragón no logró acceder a la autonomía por la vía rápida (artículo 151) como Cataluña, País Vasco y Galicia, la más eficaz para conservar la identidad histórica y la defensa de los intereses y el desarrollo equilibrado de Aragón. Se optó por el artículo 143, el más lento. Para el 151 la Constitución exigía que un 75% de los municipios de cada provincia lo avalara. Lo hizo el Gobierno de Aragón y muchas localidades pero en febrero de 1980 en una reunión en Montalbán auspiciada por dirigentes de UCD encabezados por José Ángel Biel, 180 alcaldes que exigían para Teruel la misma representación en las Cortes que Zaragoza se decantaron por el 143 y bloquearon para siempre el rápido acceso a la autonomía.

Recuerda aquella época el alcañizano Miguel Ángel Gil, quien era entonces teniente alcalde de Alcañiz, diputado en la Diputación de Teruel y diputado en las Cortes previas a las primeras elecciones autonómicas (eran designados por los partidos). Era miembro de la UCD de Adolfo Suárez pero votó en el pleno de Alcañiz y en la Diputación a favor de la vía rápida con el artículo 151 pese a la oposición de su partido. «Hubo tres votos, dos del PSOE y uno mío. Me llamaron la atención y me dijeron que me iban a echar pero yo estaba convencido. Ahora reflexionándolo 40 años después puede que no tuviera razón y no estábamos preparados para asumir la autonomía plena entonces», apunta el alcañizano, quien recuerda que una de las reuniones del Estatuto se celebró en el Parador.

Me llamaron la atención y me dijeron que me iban a echar de la UCD por votar a favor del artículo 151, la vía rápida, pero yo estaba convencido. Lo hice tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación

Miguel Ángel Gil. Teniente alcalde de Alcañiz, diputado DPT y autonómico en el 82

«El artículo 143 generó un fuerte sentimiento autonomista porque no queríamos ser más ni tampoco menos. No entramos ni en fórmulas intermedias con algunas competencias como en Valencia o Canarias», recuerda José María Fuster, uno de los ponentes como senador de la modificación del Estatuto en 1996, cuando se incorporan las competencias en Sanidad o Educación, a las que ahora más dinero destina Aragón, también se reconoce el catalán y el aragonés como lenguas propias y otras cuestiones medioambientales o de ordenación territorial, entre otros. «Lo más importante es que el Estatuto otorga competencias y que te da la capacidad de decidir inversiones que con un gobierno centralista habría sido imposible como nuestro modelo de centros de salud en pequeños municipios», destaca el alcañizano, quien incide en que Aragón mantiene la disposición en que no renuncia a los derechos que le podrían corresponder en virtud de su historia como la Hacienda propia como la que tienen País Vasco y Navarra.

Lo más importante es que el Estatuto otorga competencias y ofrece la capacidad de decidir inversiones que con un gobierno centralista habrían sido imposibles… como nuestro modelo de centros de salud

José María Fuster. Ponente de la modificación del Estatuto en el 96

La labor de los alcaldes

Después de la aprobación del Estatuto en el 82 Gil rememora aquellos años previos y posteriores al Estatuto como una época «ilusionante» en la que todos los partidos trabajaban a favor de su institución. «No tiene nada que ver con la política actual. A parte de respeto mutuo se trabajaba por el interés común. Si se votaba en contra de una propuesta era porque de verdad se creía que no era buena no solo porque el otro pierda. Me pregunto, ¿los políticos actuales serían capaces de acordar la Constitución o el Estatuto?», se cuestiona.

Otro ejemplo que nombra es que en su caso, al igual que el resto de parlamentarios de las Cortes previas a las primeras elecciones autonómicas, no cobraba. Tan solo percibían remuneración los miembros de la Mesa de las Cortes en una época en la que considera que había «más políticos de altura». «Ahora también los hay en Aragón pero entonces teníamos más. Marraco, Román Alcalá, Bolea… son los que me vienen ahora a la cabeza pero había más. Había gente que sin ser diputados participaban mucho como Antonio Embid, quien después fue el primer presidente de las Cortes», precisa.

También vivió una política muy diferente a la actual Ángel Daniel Tomás, alcalde de Urrea de Gaén por el PSOE durante ocho legislaturas (1983-2015). Fue diputado provincial del 87 a 2003 y estuvo los ocho años siguientes en las Cortes (hasta 2011). Su llegada a la alcaldía con 29 años fue una «sorpresa» después de venir de una lista única de UCD en las primeras elecciones municipales. Empató a concejales con Alianza Popular y el candidato de CDS votó a su favor. «Los que nos presentábamos a la alcaldía en aquellos años solo pensábamos en mejorar las condiciones de nuestro pueblo. Faltaba de todo y la meta era mejorar el consultorio médico, las escuelas, construir una piscina… Buscábamos llegar a consensos y no hacer de la política una batalla. Ha cambiado de lo que vemos ahora», precisa. También su labor como diputado provincial era distinta. Entonces los representantes se repartían el territorio y sin móviles ni redes sociales había más trabajo de calle visitando los municipios para conocer las necesidades.

Los que nos presentamos a la alcaldía en aquellos años solo pensábamos en mejorar las condiciones de nuestro pueblo. Faltaba de todo y la meta era mejorar el consultorio médico, las escuelas…

Ángel Daniel Tomás. Alcalde de Urrea y diputado provincial en el 82

La que fue la primera mujer diputada por Teruel y vicepresidenta de la Mesa de las Cortes también pone en valor el trabajo de los alcaldes entonces. Para Marisol Navarro el principal cambio en estas décadas a nivel parlamentario es el incremento de partidos, lo que hace más complicado el entendimiento en el parlamento. Fuera de él lo que más ha influido en Aragón para la alcañizana fue la llegada de los ayuntamientos democráticos. «Dieron vida a los pueblos. Esos alcaldes que se mataban a hacer viajes para conseguir cosas fueron los que lograron que Aragón fuera más abierto. Da igual el color político o el tamaño, todos trataban de lograr lo mejor y si no lo encontraban, lo arañaban, aunque se dejaran los dedos en ello. Yo soy una municipalista absoluta».

En su caso solo estuvo dos años en la alcaldía de Alcañiz, 1987 a 1989, debido a una moción de censura promovida por su propio grupo que puso fin también a su prometedora carrera política. «Me quedó mucho por hacer, entre otras cosas, por la falta de confianza y envidias de mis propios compañeros porque alguno se creyó que por ser mujer tenía menos capacidad pero la vida me ha dado la razón y ellos después no han hecho nada en política. Es cierto que yo me retiré pero me queda la espinita de lo que pudo ser y no fue. El día de mi marcha José María Pascual me dijo que si yo trabajaba como lo hacía no me votaría en contra pero yo no iba a hacer nada contra mi partido. Mira si fue grave el error del PSOE entonces que hemos tardado 32 años en recuperar la alcaldía de Alcañiz.

Lo que más ha influido en Aragón en estos 40 años es la llegada de los ayuntamientos democráticos. Esos alcaldes que se mataban a hacer viajes para conseguir lo mejor por su pueblo

Marisol Navarro. Diputada y vicepta. de las Cortes 83-87. Alcaldesa 87-89

Marisol Navarro: la primera diputada de Teruel y vicepresidenta de las Cortes

Cuatro mujeres formaron parte de las Cortes de Aragón surgidas de las primeras elecciones democráticas autonómicas desde el restablecimiento de la democracia, entre ellas una alcañizana, Marisol Navarro (PSOE). La única diputada por Teruel fue también la primera mujer vicepresidenta del parlamento autonómico en la primera legislatura, de 1983 a 1987. Ser mujer en política aquellos años era ser «un bicho raro». Eso sí, como destaca, todas eran «muy combativas» y «ninguna una mujer florero».

El PSOE presentó a tres mujeres en sus listas, una por cada provincia. Junto a Navarro, la número 2 por Teruel detrás de Antonio Catalán, estuvieron en las Cortes la sindicalista Mª Jesús Quintín (PSOE Zaragoza), Carmen Izquierdo (PSOE Huesca) y Luisa Fernanda Rudi (coalición Alianza Popular- Partido Demócrata Popular -Unión Liberal), quien después fue alcaldesa de Zaragoza, presidenta del Congreso, del Gobierno de Aragón y actual senadora por designación autonómica.

Navarro asegura que pese a lo que se pueda pensar ahora de cómo era la vida política después de las primeras elecciones tras el fin de la dictadura, ella nunca percibió actitudes machistas hacia su persona. En su opinión, «todo depende de tu actitud ante la vida. Si respetas, te respetan. «He sido una mujer de fuerte carácter y muy rompedora. Siempre hay alguno que se fija más en las piernas o en el escote pero conmigo no valía, siempre he sido bastante estricta en ese aspecto. Yo tenía el hándicap que estaba separada y pensaban que todo el monte es tierra para conquistar pero nunca he tenido un problema», afirma.

Pionera en política

La alcañizana, quien también fue alcaldesa de Alcañiz de 1987 a 1989 hasta que una moción de censura promovida por su propio grupo la echó, ya había roto techos de cristal cuando había «muy pocas mujeres en la militancia activa». Entonces era la única mujer en la ejecutiva del PSOE-Aragón con Santiago Marraco como secretario general. Antes fue candidata al Senado por Teruel en las elecciones del 79 y se quedó a las puertas de entrar en la Cámara Baja. Por cuarenta y pico votos obtuvo representación el alcalde de Andorra, Isidro Guía. Dos antes, cuando se separó, volvió a vivir a Alcañiz desde Madrid, donde ya había militado y trabajado por el que fue el primer centro de planificación de Madrid, que organizaba charlas de sexualidad y planificación familiar en los barrios con pioneras como Elena Arnedo.

Desde su retiro en Sitges la alcañizana recuerda aquella primera legislatura de las Cortes como una etapa «muy bonita de ilusión, crecimiento y también desconococimiento» en la que, al comenzar de cero, tuvieron que «inventarlo todo» porque no tenían ninguna referencia. «El Estatuto de Aragón se había aprobado poco antes, en el 82, y no había leyes, fuimos los fabricantes. Por suerte el presidente de las Cortes, Antonio Embid, era un hombre muy profesional. Yo como vicepresidenta era el punto político y después teníamos a Paco Pina como secretario», apunta.

En aquellos inicios del parlamentarismo aragonés también jugaron un papel importante los medios. La televisión retransmitía los plenos dentro de la política de comunicación para hacer llegar las instituciones a los ciudadanos.

Dentro del parlamento fueron gestándose las leyes y todos los procedimientos para el avance de la comunidad con «buena armonía». Para Navarro quizá la nota más discordante fue el PAR, que «quería destacar, quizá porque había perdido la presidencia en la preautonomía con Juan Antonio Bolea» y eso «marca una impronta». Tuvieron que crear el reglamento de funcionamiento de las propias Cortes, la Ley de Presidencia, los presupuestos… e ir asumiendo desde cero y sobre la marcha las materias que se transferían desde el Estado. «Quizá no se pusieron en marcha muchas leyes pero sí se sentaron las bases y quizá Aragón fue de las autonomías menos conflictivas». Una «aventura» tanto técnica como política por la configuración de las primeras Cortes, en las que el PSOE tenía 33 diputados; la coalición de Alianza Popular contaba con 18 representantes, 13 el PAR, uno el Partido Comunista y otro la CDS. «Solo teníamos la mitad y necesitábamos al Partido Comunista», precisa la alcañizana.

De lo que más orgullosa se siente Navarro es de haber formado parte de los que decidieron que las Cortes de Aragón se establecieran en el Palacio de la Aljaferia. «No teníamos sede e Ibercaja nos dejó un edificio en la calle san Jorge. En el piso de arriba había una planta para el presidente, vicepresidenta y secretario de las Cortes y al lado, en un piso conjunto, estaban los grupos en unos despachos pequeñísimos, la precariedad era absoluta. La Aljaferia estaba derruida y nadie pensaba que sería lo que hoy es. Nos ayudó mucho el alcalde, Ramón Sainz de Varanda, porque pertenecía al Ayuntamiento. La cedió a cambio de su restauración y de que fuera para las Cortes. Otorgaba prestigio no solo porque fuera un importante vestigio árabe sino porque ha quedado para Zaragoza un espacio fantástico y un emblema turístico de primera magnitud. Recuerdo que los fosos estaban llenos de material de derribo. A quien se lo dijeras no se lo hubiera creído, por eso está bien que Zaragoza tenga la Fuente de los Incrédulos», comenta.

En el último pleno de la primera legislatura (1983-87) se inauguró el salón de plenos de las Cortes en el Palacio de la Aljaferia. Primero llegó la parte institucional con el hemiciclo del plenario a la cabeza y después se fueron añadiendo la zona en la que actualmente se sitúan los despachos de los partidos políticos.

¿Cómo ha cambiado Aragón?

Mirando al pasado y al presente, la alcañizana considera que en estos 40 años de autonomía Aragón ha avanzado en muchos aspectos pero no en otros como en que Zaragoza y su área de influencia siguen teniendo «todo el foco de atención». «En estos años he visto la proyección tremenda de la capital zaragozana, el cierto mantenimiento de Huesca por la dualidad de las poblaciones cercanas como Monzón, Sabiñánigo o Jaca, que se han unido para determinados servicios conjuntos; algo que aquí es complicado. En Alcañiz tenemos que agradecer al ministro de Sanidad, Ernest Lluch, el paso de contar con un hospital de beneficiencia controlado por la Diputación y a un Hospital de la Seguridad Social. Fue el primero y supuso mucho para toda la zona, no solo a nivel sanitario sino por el trasiego de personas y profesionales. Hay cantidad de comercios a su alrededor que tienen vida», incide Navarro, quien destaca también la labor fundamental de Amparo García Castelar como directora del Hospital en la reforma que se acometió «planta a planta» para no tener que cerrar. «Hubo un momento en el que en Alcañiz coincidimos tres mujeres con poder en tres espacios importantes, lo que no era nada fácil. Amparo en el Hospital, una jueza en el Juzgado y yo como alcaldesa», precisa.

En cuanto a Teruel, considera que «los turolenses valoramos poco lo que tenemos» y que en Cataluña, donde reside, hablan maravillas del Matarraña por ejemplo: «Nosotros consideramos nuestros entornos como algo natural sin darle la importancia que les dan en otros lugares». «En estas décadas Aragón se ha modernizado dejando de ser estrictamente agrícola y la zona de Zaragoza ha tirado a nivel industrial. Figueruelas es un foco y Calatayud también, dos zonas con autopista. Aunque aquí hemos mejorado con las variantes no hemos tenido suficiente suerte a nivel industrial quizá por las comunicaciones, la N-II la tenemos a 60 kilómetros y ni tenemos buena conexión con el mar. El polígono Las Horcas no ha tenido por desgracia el crecimiento esperado pese a que en mi época llegaron Oxaquim y Sugemesa (Gallina Blanca)», opina.

La ultima actualización de esta noticia fue 4 May 2022 17:47

Ver comentarios (6)

  • Éramos jóvenes e inocentes, por no decir ignorantes.
    El Bajo Aragón se ha quedado atrás, incluso se ha partido y dividido en varias comarcas.
    Al final del camino, es cambiar todo para que nada cambie.

    • Las autonomías han sido la ruina de España, 17 reinos de taifas con sus reyezuelo corruptos, amorales,que han multiplicado por mucho la corrupción, el nepotismo a niveles de república cocotero bananera caribeña debemos exigir un resert absoluto ir a un proceso constituyente, donde el pueblo decida,por ejemplo entre autonomías o estado de bienestar, no podemos mantener tanto vividor, tanto enchufado, tanta burocracia tanto nepotismo.

      • Sin el estado de las autonomías, hoy solo existiría Madrid, Cataluña, Valencia y país Vasco. Lo demás sería un erial.