Javier Cercas: «Me enamoré tanto de la Terra Alta que acabé escribiendo tres novelas»

ENTREVISTA. El autor de la trilogía 'Terra Alta' visitó la capital bajoaragonesa el pasado jueves para participar en el ciclo 'Diálogos con el autor' de Alcañiz Lee

Desde el libro ‘El monarca de las sombras’ (2017), el escritor Javier Cercas (Ibahernando, 1962)​ no ha dejado de volver a la comarca de la Terra Alta, en la vecina Cataluña. Sin embargo, fue el pasado jueves cuando por primera vez atravesó la Franja para conocer a sus lectores bajoaragoneses -primos hermanos de los tarraconenses- en el ciclo ‘Diálogos con el autor’ de Alcañiz Lee. Un centenar de vecinos abarrotaron el Palacio Ardid para escuchar a Cercas y muchos de ellos aguardaron en fila, al finalizar la charla, para hablar con él, tomarse fotos y que les firmara sus ejemplares.

La ultima actualización de esta noticia fue 29 Abr 2023 22:21

¿Qué le vincula con la Terra Alta?

La visité cuando descubrí que mi tío abuelo, que combatió en la batalla del Ebro, había muerto en Bot. Siempre había querido escribir un libro sobre él. Me enamoré tanto de esa Cataluña, completamente distinta a la mía (vive entre Barcelona y Gerona), que acabé escribiendo tres novelas. La Terra Alta se ha convertido en un lugar muy entrañable para mí. Cuando la visito es como volver a mi pueblo de Extremadura.

Hasta eligió titular el primer libro de la trilogía con el nombre de la comarca...

Mi traductor en italiano me aconsejó cambiar el título porque nadie iba a entenderlo. Le dije que estuviera tranquilo, que en España tampoco sabía nadie qué era la Terra Alta (se ríe).

¿El escenario le inspiró la trama o ya sabía lo que quería escribir?

Solo tenía el personaje principal. Quería imaginarme la vida del agente de los Mossos d’Esquadra que abatió a cuatro yihadistas en Cambrils tras los atentados de 2017 y del que no sabíamos nada. Cuando vi ese paisaje como de Wéstern, apartado, supe que la historia solo podía transcurrir allí.

A los policías locales de su novela les molesta que manden refuerzos desde la ciudad. La idiosincrasia del mundo rural también configura sus páginas...

Es un diálogo entre el campo y la ciudad. La mitad de ‘Terra Alta’ (2019) transcurre en Barcelona, ‘Independencia’ (2021) prácticamente en la Ciudad Condal y ‘El castillo de Barbazul’ (2022) entre la Terra Alta y Mallorca. El protagonista, Melchor Marín, es un tipo salvajemente urbano que, aunque al principio se siente perdido, termina encontrando su patria en esa comarca rural. Yo vivo en Barcelona, pero también soy un tipo de pueblo.

La sed de justicia de su protagonista por resolver el crimen contrasta con el abandono de la seguridad en el medio rural...

Es muy interesante esa reflexión y honestamente no lo había pensado. Siempre digo que una novela es un 50% del escritor y otro 50% de quien la lee.

¿Se considera rural?

Mi origen es rural y vivo entre Barcelona y un pueblecito del Ampurdán. Ahora casi paso más tiempo en el campo, estoy muy a gusto, y no necesito para mucho la ciudad. Sinceramente, pudiendo vivir en un sitio como Alcañiz, donde la vida es más barata, más tranquila y más sana, no entiendo la pasión por la ciudad.

Emigró a Cataluña, como muchos bajoaragoneses… ¿Cómo recuerda aquella época?

Dejé Ibahernando, en el que había vivido mi familia desde hacía siglos, a los cuatro años. Allí éramos los ricos del pueblo y todo el mundo me conocía. Al salir, nos convertimos en los pobres. En Gerona nadie sabía quién era y, además, se hablaba una lengua distinta. Volvía a Extremadura todos los veranos y con 14 años me enamoré de una chica. Cuando nos separamos me refugié en los libros. Fue entonces cuando leí ‘San Manuel Bueno, mártir’ de Miguel de Unamuno y perdí la fe. Así que sufrí un doble desarraigo: geográfico y religioso.

¿Todavía se siente desarraigado?

Entré en un caos del que todavía no he salido. Soy hijo del desarraigo. Para mí es una experiencia esencial y definitoria. Empecé a leer para buscar las certezas que había perdido. Fue estimulante. Mi madre dice que sin esa vivencia no habría sido escritor, y las madres siempre tienen razón. Ella es una víctima de la emigración y yo soy un resultado.

Ese sentimiento incómodo lo sosiega también cuando escribe…

En el camino de la lectura, vislumbré la idea de ser escritor. Cuando escribo busco una especie de patria, como Melchor Marín… La escritura nace para tapar una carencia, pero también para vengarse. Alguien que es totalmente feliz no se encierra a escribir en su casa durante 10 horas.

¿Sigue volviendo a su pueblo?

En el fondo, nunca salí mentalmente de allí. Hace poco fui a Extremadura y el chófer que me llevaba me dijo que yo siempre había reivindicado mi tierra. Le respondí que yo nunca había escondido de dónde era. En Ibahernando tengo familia y casa. Tener dos hogares a los que volver, dos patrias, es fantástico.

Ver comentarios (4)

  • Mente lúcida. Difícil vivir en Cataluña en los últimos años pero sus ideas no cambian a pesar de las coacciones.

  • Estoy empezando a leer Independencia (el 2º libro de Terra alta) y me he fijado que el año de comienzo del libro no es el 2021 sino el 2025, (según el párrafo siguiente: Melchor renueva el agua del jarrón, cambia un ramo de flores marchitas por otro de flores frescas y limpia con un paño la lápida, donde se lee: «Olga Ribera, Gandesa, 1978-2021». Luego, como cada sábado por la mañana desde hace cuatro años (salvo cuando tiene guardia), se pasa un rato allí, ante la tumba de su mujer, hablándole de Cosette y comentando los escasos acontecimientos de la semana.). Si Olga muere en 2021 y desde hace 4 años visita la tumba entonces es 2025. Espero equivocarme y que sea una errata en el párrafo. un saludo