Los productores de Fesol de Beseit reivindican la calidad de la alubia y luchan por lograr una mayor producción

FOTOGALERÍA. El IES Matarraña y La Fábrica de Solfa de Beceite acogen las jornadas Temps de Fesol en las que ponen en valor la judía blanca, su historia y todo el proceso de obtención con la vista puesta en los jóvenes para continuar con el relevo

Viudas con aceite de oliva virgen extra, con chorizo y oreja, con sardina de cubo, en tortilla o incluso de postre. Las alubias blancas de Beceite o Fesol de Beseit constituyen uno de los ingredientes de mayor calidad del territorio y aunque su textura y sabor permiten disfrutarlas sin condimentos o sacramentos lo cierto es que maridan con cualquier otro ingrediente. La plaza de Santa Ana de Beceite acogió este sábado una mesa redonda donde se puso de manifiesto toda la historia ligada al cultivo del Fesol de Beseit. Productores, hosteleros y representantes institucionales debatieron sobre el presente y futuro de esta legumbre, todavía hoy en riesgo de desaparición.

El acto promovido por el restaurante La Fábrica de Solfa de Beceite contó con la presencia de los productores en activo, José Latorre, Ricardo Latorre y Javier Moragrega, además de Manuel Micolau y Pascual Micolau, productores ya jubilados que participaron en la mesa redonda. Por su parte, Miguel Alcalá, de Fonda Alcalá de Calaceite, fue en este caso uno de los hosteleros participantes. En cuanto a la presencia institucional y técnica, la jornada contó con la presencia de la Directora general de Promoción e Innovación Agroalimentaria del Gobierno de Aragón, Carmen Urbano; de la responsable del Banco de Germoplasma de Aragón e integrante del CITA, Cristina Mallor y del productor ecológico y director del Banco de Semillas de Aragón, el portillense Víctor Vidal. La mesa estuvo moderada por el periodista de La COMARCA, Javier de Luna.

La Directora general de Promoción e Innovación Agroalimentaria del Gobierno de Aragón, Carmen Urbano y la responsable del Banco de Germoplasma de Aragón e integrante del CITA, Cristina Mallor tras el proceso de vareo./J.L.

Precisamente, Urbano y Mallor fueron dos de las participantes en la jornada inaugural de Temps de Fesols que tuvo lugar el viernes en los grados de Hostelería del IES Matarraña de Valderrobres y que contó, de igual modo, con la presencia del presidente de la comarca del Matarraña, Isel Monclús así como de varios empresarios y hosteleros de la zona. «Creo que el trabajo está ya hecho. Existe el producto, es de calidad, existen los establecimientos hosteleros de la zona que lo reconocen, incluyen en sus cartas y le dan valor y se ha llevado a cabo un trabajo para su catalogación. Ahora queda aumentar la producción», explicó la directora general de Promoción e Innovación Agroalimentaria. El aumento de la producción y progresiva mecanización de todo el proceso de cultivo y obtención del producto también fueron una de las claves aportadas durante la mesa redonda.

Los productores ya jubilados, Micolau y Moragrega, recordaron cómo en Beceite, décadas atrás, el cultivo de la alubia era generalizado y constituía uno de los pilares nutricionales de la localidad, con una producción que se contaba por varios miles de kilos, superando incluso los 12.000 kilogramos anuales. «A partir del mes de octubre en casi todas las calles veías las matas de judías recolectadas. Hasta aquí venía mucha gente a comprarlas porque la producción era muy importante y la calidad era muy reconocida», señalaron. Por su parte Miguel Alcalá y Víctor Vidal relataron cómo la jubilación de Micolau puso en alerta la crítica situación de esta legumbre al haberse jubilado, de igual modo, otros productores locales como Rafael Giner. «Contamos con una de nuestras señas de identidad. Realmente me preocupé cuando Micolau se jubiló porque nosotros apreciamos desde hace más de 50 años la calidad de esta judía», reconoció Alcalá.

La mesa redonda ha tenido lugar en la ermita de Santa Ana de Beceite./J.L.

Por su parte Víctor Vidal, otro de los que participantes que abanderó la recuperación de esta legumbre, subrayó que aunque el procedimiento mantendrá su trabajo artesanal, el futuro pasa por mecanizar en la medida de lo posible el proceso. Frente a ello, Vidal hizo referencia a un reciente viaje a La Bañeza, en León, de donde volvió con una nueva máquina que utilizará junto a varios jóvenes agricultores para facilitar las labores. «Es una judía que en todas las catas que hemos hecho ha obtenido un resultado inmejorable. El problema lo tenemos en la falta de producción y realmente no hacen falta superficies grandes para obtener buenos rendimientos», explicó Vidal. Otra de las claves de la jornada fue que con superficies de en torno a media hectárea se logran producciones más que interesantes para que este cultivo constituya una seria manera de complementar la economía agrícola. «Lo más importante es que tenemos una judía que no tiene pellejo, que es muy fácil de cocer y que tiene una gran calidad», añadieron los primos-hermanos Latorre. Actualmente solo un joven agricultor continúa con el legado, Ángel Gil, quien no obstante ha conseguido aumentar progresivamente la superficie de cultivo de la alubia.

Las alubias tras el proceso de vareo durante su trilla./J.L.

Durante el acto, que finalizó con una cata de Fesol de Beseit maridada con vino de bodega Mas de Torubio de Cretas, también se llevó a cabo una exhibición de vareo y trilla de las alubias. Los participantes en el evento varearon con las orcas las matas ya secas de judías, proceso en el que, de igual modo, también participó la Directora General, Carmen Urbano, Cristina Mallor y varios vecinos y visitantes que asistieron al evento. La jornada concluyó con un menú a «4 manos» protagonizado por los chefs Kike Micolau, de la Fábrica de Solfa, e Ignacio Alcalá, de Fonda Alcalá. Además de los organismos y establecimientos ya citados, las jornadas también contaron con la colaboración de Aragón Alimentos Nobles, Asociación de Cocineros de Aragón y Siembra Teruel.

En su edición de 1845 la Enciclopedia Madoz ya recogía la importancia de la judía blanca de Beceite. En la actualidad, la recuperación masiva de este producto podría ser un revulsivo para una localidad muy condicionada por su compleja orografía. Además de la genética de la judía, recientes estudios llevados a cabo precisamente al amparo del CITA llegan a la conclusión de que el tipo de suelo de Beceite, suelto, permeable y a los pies de una sierra caliza, junto con la composición del agua de los ríos Algás y Matarraña en su cabecera y -sobre todo- la baja temperatura que dichas aguas mantienen en verano, son decisivas para la calidad final, avalando así la teoría de los agricultores del municipio. Entre las cualidades culinarias del Fesol de Beseit destaca, según se explicó durante la jornada, la textura mantecosa y no harinosa de la legumbre, así como la suavidad de su piel, que pasa totalmente desapercibida y que incluso la hace más digestiva que otro tipo de alubias, con unas cualidades organolépticas «de un producto de primera categoría».

La ultima actualización de esta noticia fue 6 Nov 2022 11:28

Ver comentarios (5)

  • Pues mira.... Fesols, como los de cualquier otro pueblo de la zona, lo que pasa es que ya no se cultivan en ningún sitio

  • El que no valora lo suyo, está condenado a desaparecer.
    Bravo por la iniciativa y el esfuerzo!!