Una prosperidad que aún pelea para paliar la falta de infraestructuras

La economía del Bajo Aragón Histórico en las últimas cuatro décadas se ha tejido a base del sector primario, que sigue siendo fundamental, y la puesta en marcha de proyectos como Motorland, el desarrollo del turismo o el principio y final de la minería de carbón

La economía de la Tierra Baja está tejida a base de hilos variados, diversificados y adaptados a las circunstancias que toca vivir. Es una de las virtudes de la gente de esta tierra, la capacidad de adaptación. Algunas grandes empresas, sumadas al sector servicios y la agricultura y la ganadería, pasando por pequeños autónomos -que son la gran mayoría- sustentan al territorio desde hace décadas.

La agricultura y ganadería fueron y siguen siendo uno de los pilares básicos. Las cooperativas se reparten a lo largo y ancho de localidades y comarcas aglutinando a decenas de productores. El nombre de esta tierra está asociado a calidad en aceite, fruta, vino o frutos secos, entre otros bocados. En estos años se premió y reconoció la calidad de los productos autóctonos con la creación de los consejos reguladores de las denominaciones de origen del melocotón y del aceite, además de IGP del vino a la que se acaba de sumar la del cerdo.

Al campo se unió la industria con grandes empresas ligadas a la construcción, como el sector del gres o el prefabricado (Pretersa-Prenavisa). El sector sufrió un importante retroceso en la crisis de 2008. Echando la vista cuatro décadas atrás, aparece precisamente la Central Térmica de Andorra, una de las empresas de mayor envergadura que ha operado en la provincia turolense. Así fue hasta hace dos años cuando echó el cierre y el viernes acabó reducida a escombros. Con ellos se fueron más de 40 años de actividad y prosperidad para todo el Bajo Aragón Histórico y buena parte de la comunidad.

Antes de la Central ya operaban las minas y fue el carbón lo que sostuvo buena parte de la economía de la zona. «Las minas daban seguridad a una economía que no contaba con grandes infraestructuras y la apertura de la Central vino a reforzar eso», dice Mª Dolores Serrano, que recuerda esos años como una época en la que «había ilusión y avance». Hace 40 años en «todos los pueblos había consumo porque en todos había comercios variados». Desde entonces el sector empresarial se ha enfrentado a varias reinvenciones, la penúltima en 2008. La última se está dando en la actualidad porque todavía no está muy claro hacia dónde desembocarán las sacudidas de la crisis económica que ha traído consigo la pandemia del covid-19. «De la crisis de 2008 nos fuimos recuperando pero ahora el pequeño comercio se enfrenta a internet que está muy fuerte y a la falta de infraestructuras porque no hay carreteras en condiciones y así, ¿qué empresa se va a instalar si en determinados puntos de la general no caben un camión y un coche juntos?», añade. «Este territorio ha tenido que luchar porque aquí no hay funcionariado pero yo veo que es muy difícil sacar ese espíritu hoy en día», lamenta e invita a analizar el caso de Teruel y el «antes y después» que supuso contar con la autovía Mudéjar. «Por mucho que los políticos hayan luchado en Madrid por las carreteras, han pasado los años y el Bajo Aragón se ha quedado en un cuello de botella en infraestructuras», dice.

Las minas dieron seguridad a la economía de la zona y la central la reforzó

Mª Dolores Serrano. Exvicepresidenta Cámara de Comercio / ExCEPYME

Desde el Matarraña, Enrique Bayona es optimista sobre el presente y futuro del territorio precisamente por sus recursos endógenos. «El Matarraña, por ejemplo, está trabajando muy bien en agroalimentación con empresas como Arcoiris que cuenta con más de 600 trabajadores directos, y lo está haciendo muy bien en turismo», apunta el expresidente de CEPYME-Teruel. Analiza el futuro por zonas y destaca la labor del Bajo Aragón Caspe en el desarrollo de la fruta y el regadío. «Creo que, en general, todo el Bajo Aragón Histórico tiene mucho potencial todavía por desarrollar pero también tiene trabajo en captación de empresas, especialmente Alcañiz, que debe hacer ese papel», comenta. También es optimista respecto a la cuenca minera, una zona que «cierra una etapa pero abre otra». «Oxaquim, que ya está en Alcañiz, ha anunciado su expansión a Andorra y esto son los gestos que se deben aplaudir, hay que hacer captación de empresas a los polígonos, que hay muchos», reflexiona. No obstante, para que la prosperidad que vaticina sea completa, debe haber una mejora de infraestructuras en comunicaciones y también en las propias poblaciones a nivel de oferta de vivienda, un bien que escasea. «La generación de empleo debe ir acompañada de una residencia, si no, es imposible», dice.

Esta falta de oferta es uno de los quebraderos de cabeza de muchos ayuntamientos que tratan de crear vivienda de espacios públicos en régimen de alquiler. No disponer de casa traba a muchos jóvenes dar el paso a independizarse o a pensar en sus pueblos para instalarse una vez terminados los estudios e iniciar una vida laboral.

Ese paso lo dio hace 40 años Miguel Omella, exvicepresidente de la Cámara de Comercio de Teruel. «Trabajaba en Bilbao pero quería volver a mi casa y lo hice. Me encontré un Alcañiz con mucho comercio y con muchos servicios, algo que poco a poco fue frenando hasta quedarse estancado porque no había unas infraestructuras acordes al siglo XX y sigue sin haberlas», dice. Como presidente de la Junta de Ferrocarriles, fue uno de los defensores de volver a vertebrar el territorio con un tren, un servicio desmantelado años atrás. «Peleamos mucho para que Alcañiz tuviera un puerto seco y cuando hablaba con empresarios de Castellón me decían que mientras no hubiese carreteras adecuadas nos olvidáramos de ello y así ha sido», lamenta. Apostaban por una vía Alta Velocidad, «no por un AVE», para facilitar el transporte de estudiantes y trabajadores en el día y la salida de mercancías. «Creo que no hemos tenido políticos que defendiesen este desarrollo ni a nivel nacional, ni regional, ni local. Y no soy muy optimista con el futuro si esto no cambia, seguimos sin autovía y, desde luego, sin tren», añade.

Luchamos por un puerto seco para Alcañiz pero ni había ni hay carreteras del siglo que toca

Miguel Omella. Exvicepresidente Cámara de Comercio/ Ex Junta de Carreteras y Ferrocarriles

La aparición de Motorland

En 2009 se inauguró el circuito de velocidad de Motorland Aragón, un proyecto más que ilusionante y que trasladaba al entorno de La Estanca la continuidad de Alcañiz con el motor. El fin de las carreras en el circuito urbano provocó tal indignación que incluso la ciudadanía protagonizó una cadena humana en señal de protesta. El proyecto de la Ciudad del Motor sigue siendo hoy uno de los grandes generadores de movimiento social y económico con la actividad en las instalaciones casi todo el año con alquileres de pistas y disputa de competiciones, entre ellas, pruebas mundiales como el GP de Aragón, Superbikes o el campeonato de Turismos.

El pequeño comercio sigue siendo clave y eso se ha apreciado en la pandemia. En pleno confinamiento, las tiendas y bares de cercanía fueron salvavidas de muchas personas y garantía de suministro de los productos más básicos. La mayoría de ellos están unidos bajo las siglas de asociaciones empresariales o de comerciantes ya sea a nivel comarcal o local. El asociacionismo está especialmente vivo en este sector que incluye a la hostelería y el turismo en todas sus vertientes.

Crear puntos de encuentro es básico y ahí juegan un papel fundamental las ferias que se celebran en varias localidades. No solo las de Alcañiz, citas como ExpoCaspe, las ganaderas como la de Cantavieja, o las comerciales como la de Aguaviva entre otras, son ineludibles y una demanda para crear vínculos entre productores además de movimiento de personal entre localidades.

16-03-1990

La desaparición del tren y el nacimiento de la vía verde

Hace 32 primaveras se retiraron los raíles de la línea Val de Zafán en una vía verde. El proceso no ha culminado en Alcañiz pero es un éxito en el Matarraña.

13-03-1993

Las necesarias obras hidráulicas para el regadío

El recrecimiento del embalse de Santolea está en su fase final. Se satisface una necesidad y una reivindicación del campo bajoaragonés de hace décadas.

16-12-1994

Las ferias como punto de encuentro comercial y social

El calendario ferial juega un papel importante desde hace años y en sectores muy variados: desde el motor hasta el artesano pasando por el agroalimentario.

28-11-1996

La minería, un sector en constante reivindicación

Antes que la Central de Andorra ya se trabajaban las minas y ha sido el del carbón uno de los sectores clave para sostener la economía provincial.

29-05-1998

Prosperidad en la conversión del secano a regadío

Uno de los proyectos eternizados es el Canal Calanda-Alcañiz. Se desarrolló en dos fases y todavía la segunda sigue presentando problemas en infraestructuras.

07-10-1999

Territorio de productos denominación de origen

El Bajo Aragón es sinónimo de calidad en sus productos endógenos como el melocotón o el aceite, protegidos y reconocidos en denominación de origen.

05-10-2004

Las comunicaciones: la eterna reivindicación

La plataforma Teruel Existe convocó a 60.000 bajoaragoneses en Zaragoza para reclamar conexiones dignas por carretera y tren.

12-02-2008

El mejor diseñador para la mejor Ciudad del Motor

En 2009 se inauguró el circuito de velocidad de la Ciudad del Motor ya rebautizada como Motorland Aragón. Hermann Tilke fue el diseñador.

La ultima actualización de esta noticia fue 7 Sep 2022 11:31