Visita guiada al castillo de Albalate, una clase nocturna de Historia

REPORTAJE. FOTOGALERÍA. Unas 50 personas han disfrutado ya de las visitas guiadas nocturnas al castillo de Albalate del Arzobispo. Han despertado gran interés y se ampliarán a más días de los inicialmente previstos

La leyenda del fantasma de Exímeno de Luna nació hace unos dos años. Entonces varios vecinos de Albalate del Arzobispo advirtieron la presencia de una curiosa luz que salía por uno de los ventanales del castillo. Siempre era el mismo: el ubicado en la sala capitular más próximo a las escaleras que bajan al patio interior. A pesar de que la razón dicte que este efecto nada tiene que ver con el antiguo obispo de Zaragoza, no es el único misterio que encierra aún hoy este impresionante edificio. Erigido desde hace siglos en el centro de Albalate, entre sus anchos muros se han fraguado grandes capítulos de la Historia, la mayoría de ellos bélicos.

Alfredo Martínez, historiador e informador turístico, hila casi sin darse cuenta unas épocas con otras para tejer un espectacular boceto de lo que ha vivido el castillo desde su creación hasta nuestros días. Una veintena de personas le escuchan interesados pasando de sala en sala, alumbrados únicamente por las linternas que portan. Se trata de una de las visitas guiadas nocturnas que desde hace un par de años se ofrecen para ayudar a entender cómo era en realidad este peculiar edificio. Este verano más de 50 personas han escuchado ya sus explicaciones y apuntes históricos. Están teniendo notable éxito y por eso, además de los días que aún quedan pendientes -sábado 30 de julio y 6 de agosto-, las visitas se ampliarán a los miércoles y viernes del próximo mes.

La claridad de la noche en el patio interior abruma. Las estrellas son el techo de un espacio único que se completa con la terraza superior, que cuenta con vistas al pueblo. Haciendo «arqueología de la arquitectura» Alfredo invita a los presentes -la mayoría vecinos de Albalate- a fijarse en todos aquellos detalles que aparecen al posar la luz y los ojos sobre los muros del castillo. Solo así quien ha pasado por allí mil veces puede darse cuenta de que en tiempos hubo un arco, unas escaleras o una chimenea.

Sala a sala, palabra a palabra, se va iluminando la noche y también la mirada de cada uno de los visitantes, que saben más que cuando llegaron hasta allí. El recorrido nos saca fuera incluso del recinto propio del castillo para conocer la que fue entonces puerta única de entrada, y que se sitúa hoy a escasos metros de la plaza de toros. El punto final es la zona de los depósitos de agua, donde Alfredo enseña algunos de los hallazgos que los vecinos le han fiado. Desde que inició el proyecto Albalate Turístico a través de Facebook muchos se han puesto en contacto con él para cederle diferentes tesoros y relatarle pequeños pedazos de Historia oral que son de gran valor. Este tipo de informaciones ayudan a atar los muchos cabos sueltos del castillo, que ha tenido muchos usos desde el siglo XIV.

Pero la visita cuenta con un extra para aquellos que quieren saber más, en este caso todos. Nadie se sale del grupo porque interesa lo que va a mostrar: las bodegas situadas bajo la plaza de la Iglesia. El Ayuntamiento las compró hace poco y Alfredo las enseña. Tras bajar del castillo por la cuesta del Cura el pelotón aguarda delante de un bloque de pisos. Por allí se accede a este curioso espacio que sorprende y pone fin a hora y media de visita que condensa siglos y siglos de Albalate.

La ultima actualización de esta noticia fue 16 Ago 2022 13:46

Ver comentarios (1)

  • Muy recomendable, agradecimientos al guía Alfredo, por su pasión y simpatía!