Reparan, al fin, el viaducto San Bernardo de la N-232 en la provincia de Teruel

La prueba de carga tuvo lugar el jueves después de que el puente causase un sinfín de contratiempos por un error de previsión

Concluida, por fin, la reparación del viaducto de San Bernardo de Torre de Arcas en el futuro y nuevo tramo de la N-232 a su paso por el Matarraña. Fuentes del Ministerio de Fomento confirmaron ayer a LA COMARCA que se han subsanado todas las deficiencias que presentaba esta gran infraestructura que ha sido la principal causante del retraso en la puesta en marcha de los 14 kilómetros de nuevo tramo carretero entre el cruce de Ráfales y el límite de las provincias de Teruel y Castellón.
Todo ello después de que se detectase en 2017 que el puente, de 300 metros de longitud, se desplazase más de 9 centímetros al hundirse parte de los muros y pilares que lo sustentan.

El motivo, según reconoció el mismo Ministerio, fue un error en la previsión del material existente en el subsuelo y que habría resultado mucho más blando e inestable geológicamente que el inicialmente previsto. De igual modo, según constaba, al parecer, en el proyecto inicial, el viaducto disponía inicialmente de 5 pilares de apoyo y no los 3 únicos con los que se ha dotado finalmente a la infraestructura.

Tras más de un año de trabajos, se ha logrado estabilizar el tablero, se han montado las juntas y se ha instalado el petril. El avance más evidente en los últimos días ha sido la conclusión de las labores de asfaltado, después de que fuese el único tramo de todo el nuevo vial en el que aún no se había depositado el asfalto. Una vez dada por subsanada la incidencia, la constructora comenzó ayer a efectuar las pruebas de carga.

Se trata del mayor contratiempo al que se han enfrentado ingenieros y geólogos después de que se reanudasen las obras en abril de 2015. Durante todos estos meses los hundimientos y desprendimientos se han contado por decenas, siendo los más notables los sufridos en algunas trincheras del vial y en el talud Sur del túnel de La Consolación. Todas esas incidencias han supuesto un sobrecoste de 11,6 millones de euros, tal y como dio a conocer el Gobierno la semana pasada, elevando el coste total de la obra a 66 millones, un 22% más de lo inicialmente presupuestado.

En cuanto a la fecha de apertura del tramo carretero, Fomento todavía no se ha comprometido a fijar un día en el calendario para poner en marcha el vial, desdiciéndose así del último compromiso que adquirió en diciembre y en el que se comprometió a poner en marcha los 14 kilómetros de carretera en febrero. Todo ello, cabe recordar, después de . Incumplimientos en los plazos por parte de Fomento que han llegado tanto bajo la dirección del todavía actual ministro, el socialista Jose Luis Ábalos, como del popular Íñigo de la Serna que afirmó textualmente en Zaragoza hace un año que la carretera estaría en Semana Santa de 2018, fecha en la que se dio a conocer un nuevo e incumplido horizonte que situaba el final de las obras a diciembre del pasado año. Además de reparar el viaducto, durante estos días se han pintado las pre marcas de señalización horizontal.

Asimismo, la señalización vertical se encuentra prácticamente finalizada, incluidas las señales de limitación de velocidad, que inicialmente fueron instaladas con el rótulo de 100 kilómetros por hora y que han sido rectificadas en los últimos días tras la controvertida normativa que rebaja el límite máximo genérico en las carreteras de primer orden a 90 kilómetros por hora.

30 años de parones y despropósitos

Los 14 kilómetros de la N-232 entre el cruce de la localidad turolense de Ráfales y el límite entre las provincias de Teruel y Castellón acumulan casi 30 años de retrasos e incumplimientos. Se trata de un formidable cuello de botella que impide la correcta comunicación entre el Este de Aragón y el Norte de la Comunidad Valenciana y que ha lastrado las posibilidades de desarrollo del Bajo Aragón y Matarraña y el Norte de Castellón.

La remodelación íntegra de la N-232, que va de Vinaroz a Santander, ya estaba recogida en el Plan de Carreteras 1984-1991 que presentó el Gobierno central. En 1993, las máquinas llegaron al tramo Ráfales-Morella pero meses después se paralizaron las obras por problemas económicos con la empresa adjudicataria. En 1997 se retomaron las obras pero se volvieron a paralizar por la diferencia en los precios de las expropiaciones de los propietarios de Teruel y Castellón. En julio del año 2007, Fomento adjudicó de nuevo las obras para volver a paralizarlas meses después tras avanzar entre Torremiró y el límite con Teruel. Finalmente en abril de 2015, bajo la dirección de la ministra Ana Pastor se retomaron por última y, todo indica, que definitiva vez.

El Puerto de Querol en 2020

El otro cuello de botella se sitúa en el Puerto de Querol, cuyo trazado data, igual que el tramo matarrañense, de la época de las Guerras Carlistas del siglo XIX. En este caso las obras avanzan a buen ritmo y Fomento aseguró que los trabajos estarían listos en 2020.

Durante todos estos años miles de conductores que realizan el trayecto entre el valle del Ebro y la costa del Norte de Castellón han prescindido de la N-232 y han preferido dar un rodeo por la autovía Mudéjar A-23 o por el Sur de Cataluña, lastrando de este modo las posibilidades de desarrollo de las localidades de las comarcas del Matarraña y Bajo Aragón, así como del Norte de Castellón.