Hace 100 años que la electricidad llegó a Nonaspe, cambiando así la vida de los vecinos de esta localidad del Bajo Aragón-Caspe. Las rutinas se alteraron, pues dejaron de adaptarse a las horas de luz solar, al poder aprovechar la iluminación eléctrica. A partir de entonces, comenzaron a amoldarse a la puntualidad de la persona encargada de dar paso a la electricidad para los hogares. Entonces, nació la expresión «Ya ha llegado Collet», quien permitía la llegada de la luz a las casas, y aún se escucha en la actualidad. Todas estas curiosidades, y muchas más, las expusieron los Amics de Nonasp en una entretenida charla que homenajeó la historia de la localidad, concretamente, el centenario de la llegada de la luz al municipio.
En 1923 esta novedad supuso una gran revolución, como ocurrió en el resto del país. «Nuestro pueblo siempre ha estado considerado en una zona alejada de las grandes ciudades y por tanto apartados de las principales comunicaciones», señalaba José María Ráfales, presidente de la asociación Amics de Nonasp. Por ello, tardó algunos años más en recibir este avance que otras partes de España. No obstante, desde años atrás el municipio había trabajado por hacer llegar dicha tecnología a sus vecinos. Asimismo, la instalación consistía en 40 o 50 lámparas distribuidas por las calles, en funcionamiento durante las horas nocturnas. Esto suponía un coste de 50 pesetas anuales para el consumo de electricidad.
Esta ponencia contó con una gran participación. De hecho, se abarrotó la sala multiusos en la que se realizó. Además, la charla contó con una gran parte práctica de la mano del divulgador científico Dani Jiménez Albiac, descendiente nonaspino. Esta parte incluyó, incluso, la realización de una cadena humana para entender el funcionamiento de la electricidad.