En la declaración Universal de los Derechos Humanos está reconocida la dignidad de todas las personas y sin ningún tipo de distinción pero el reconocimiento efectivo no es real.

Las leyes determinan lo que está bien o mal pero no siempre son justas. Las respuestas no las da un ordenador.

La mujer está inmersa en todos los ámbitos: familiares, artísticos, políticos, sociales, etc… por eso su papel es fundamental.

Dicen que la autonomía de la mujer comienza por su independencia económica; en este campo los salarios de las mujeres son entre el 4 y el 36% inferior a los hombres. Hay que compartir los roles de los hombres y de las mujeres. Todo se puede realizar por medio de la razón.

Kant, un célebre filósofo alemán, dice que alcanzar la felicidad depende de nuestros actos, nuestras emociones y nuestros intereses. Los intereses de mi razón se combinan en 3 preguntas: ¿qué debo saber? ¿qué debo hacer? ¿qué puedo esperar?

¿Qué debo saber? Los intereses de la mujer derivan del dominio o subordinación, quieren una organización más igualitaria. El foro económico mundial dice que pasarán más de 100 años hasta la verdadera igualdad de género. Tenemos desigualdad en educación, hay segregación laboral, existe todavía la creencia de que los hombres están más capacitados para algunos trabajos (es el valor de los hombres frente a las mujeres), poca protección legal contra la violencia sexual, escasa representación importante en los procesos electorales y en la práctica de capacidades económicas y sociales.

¿Qué debo hacer? No siempre estamos bien informados para tomar decisiones y eso es fundamental para elegir correctamente la respuesta y así actuar en consecuencia. Debo desprenderme de todo lo que me pesa, del qué dirán y cómo me verán y amar lo que tengo. Tener ilusiones, proyectos,…esperanza.

¿Qué puedo esperar? Depende de nuestros actos y emociones lo que debo esperar después. Toda acción tiene consecuencias. Tenemos que ser libres y bonitas como la mariposa después de su metamorfosis. Ser mujeres empoderadas, siendo generosas, cariñosas, flexibles, merecedoras y capaces de decir si cuando quiero decir si, y a la vez no cuando quiero decir no.

Nuestra participación plena en todos los sectores establecería una sociedad con mayor desarrollo y sostenibilidad de los derechos humanos. Apostemos por aprender de cada momento, de las lecciones de la vida cotidiana con valentía para recuperar el poder femenino.

«Hagamos de cada día un hoy especial para lograr un buen mañana».

Carmen Agud. PAR Fuentespalda