Llega septiembre y con él esa eterna sensación de volver a empezar. Vuelta a los horarios y al despertador. Toca cambiar las cenas de chiringuito por la verdura y, siempre optimistas, comenzamos a llenar nuestra agenda de nuevos propósitos. Como bien nos ha enseñado a golpe de canción El Corte Inglés, es momento de «volver a empezar».

Si hay un regreso por excelencia es el de la vuelta al cole. Para los más afortunados, esta etapa supondrá comprar zapatos y libros; decidir el color de la mochila y el estuche y ver a sus amigos para relatar las batallas estivales.

Sin embargo, para otros con menos suerte, estas fechas vienen cargadas de miedo y ansiedad por reencontrarse con insultos, vacíos y soledad.

Inevitablemente, la vuelta a las aulas conlleva que estos niños vuelvan a sufrir bullying. A pesar de las campañas de concienciación y prevención, es una realidad que forma parte del día a día de los pequeños y en la que los comportamientos de los adultos tienen mucho que ver.

Precisamente esta semana se ha viralizado el caso de Izan, un niño de 11 años, que recibía violencia de sus compañeros del colegio. «Gordo» «foca» y otros insultos cambiando la letra del cumpleaños feliz para humillarle. Según relataba su hermano en Instagram, volvió a casa diciendo que «no quería vivir más».
Las redes sociales se han volcado con el pequeño. Aitana, Griezmann o Ibai han sido algunos de los personajes que han enviado un vídeo de ánimo. Con suerte, el caso de Izan puede terminar con final feliz, pero son muchos los niños y adolescentes que siguen recibiendo en silencio este maltrato. Para frenarlos, como adultos, toca revisarnos, reeducar y detectar el acoso en todos los entornos puesto que los más jóvenes son tan solo un reflejo de lo que ven.

Isabel Esteban. Las cosas que importan