Derribado el último bastión de la central térmica de Andorra, su chimenea, sus restos van a ser suelo para el futuro parque de renovables de Endesa, que se ubicará en el mismo espacio donde estaba la central. Pero no olvidemos ante este presente, que en el pasado este lugar era gestionado por una empresa pública que se privatizó, y ahora dependemos de la buena voluntad de esta multinacional energética para asegurar el empleo en la comarca de Andorra. Una empresa que el año pasado ganó 2.398 millones, un 26% más, mientras la ciudadanía veíamos cómo subía de forma espectacular nuestra factura de la luz.

Y ante esta situación, me pregunto: ¿Por qué la propiedad del viento, el agua y el sol de Aragón, que son el petróleo del siglo XXI, tiene que ser de las multinacionales a las que se les está regalando, cuando deben ser de la ciudadanía aragonesa? Para que deje de ser así, esta legislatura desde la Dirección General de Cambio Climático planteamos al resto de socios del Gobierno una ley que ponga a disposición de los aragoneses una empresa pública de energía, aunque desde el Pignatelli no conseguimos los apoyos necesarios para sacarla adelante.

Desde Podemos Aragón defendemos que la transición debe ser justa y para ello es imprescindible que se cuente con la gente del territorio. Esto es, avanzar hacia un modelo sostenible en todos los aspectos, en lo ambiental, pero también en lo económico y en lo social. Pero sobre todo pensando que el territorio y la gente no queden en manos de grandes corporaciones, como ha sucedido en las últimas décadas con Endesa, que cuando su proyecto no les resulta rentable, echan la persiana y dejan tirados a los vecinos y vecinas. La sostenibilidad va más allá de producir energía a través de fuentes renovables. La sostenibilidad respeta el medio ambiente, garantiza la pervivencia de la gente en sus pueblos y crea empleos de calidad. Y sobre todo, la apuesta por las renovables tiene que servir para bajar el precio de la factura de la luz de las familias y pymes. Apostar por la autoproducción de energía, por el autoconsumo y por las pequeñas instalaciones frente a los grandes parques.

Nuestras cuencas mineras, nuestros pueblos, han sido los primeros que han hecho el esfuerzo de dar ese paso hacia la transición energética. De pronto, y eso que han tenido 4 años para hacerlo, incluso más, vuelve, a pocos meses para las elecciones, a salir noticias de que un puñado de empresas se van a instalar en Andorra y su comarca y van a generar muchos empleos. ¿Os acordáis cuando a principios de 2019 también salió lo mismo? Que varias empresas se iban a instalar en Andorra e iban a crear nosecuantos empleos. Yo aún no las he visto, y tampoco el supuesto empleo que han generado. Al contrario, he visto que muchísima gente se ha tenido que ir del pueblo a buscarse las habichuelas a otro lugares.

Quiero creer que todas las ayudas que se den para generar industria y empleo a través del Convenio de la transición justa van a ser realidad y espero que se haga con orden y, sobre todo, transparencia, para que esto no quede como un Plan Miner B.

Y también espero que a todas estas empresas que están saliendo ahora se les exija cumplir los requisitos y los objetivos marcados y que se tengan en cuenta los beneficios medioambientales y sociales de los proyectos, su capacidad de generación de empleo para la gente de la zona, su efecto tractor sobre el territorio y su carácter innovador.

Por todo ello, es importante luchar contra el pelotazo energético de las renovables que algunos quieren. Sinceramente, creo que si en esta Comunidad tuviéramos una empresa pública de energía las cosas serían diferentes, generando un tejido social y económico en la zona que nos haría avanzar hacia un futuro. Es posible, sí, es necesario, sí. ¿Cómo hacerlo? Si Maru Díaz fuera la presidenta de Aragón, la tendríamos.

Mariángeles Manzano. Secretaría de Acción Institucional, Municipalismo y Movimiento Popular de Podemos Aragón