Querido Mundo rural: El verano ya se ha terminado, al menos para mí. Pronto llega septiembre y eso significa cerrar unas etapas y abrir otras. De momento, solo he cerrado un capítulo llamado universidad. No sé en qué momento se han pasado estos cuatro años, pero puedo decir que ya soy graduada en periodismo. A lo largo de mi vida universitaria he aprendido un montón, no solo a nivel académico, sino también he aprendido a ser mejor persona.

También esta semana me despido de mi segunda estancia como becaria en La Comarca. Esta casa ya me acogió el verano pasado a pesar de mis peleas con el transporte y de mi nula experiencia en el mundo real periodístico. Lo viví con miedo, pero también con mucha ilusión. Este verano los miedos no se han quedado atrás, entre ellos el coche, pero gracias a moverme de acá para allá, puedo decir que ya soy una conductora experta.

También durante estos casi dos meses muchos pensamientos negativos han invadido mi cabeza: «¿Lo estaré haciendo bien?», «no la cagues», «estoy siendo una carga». Esa autoexigencia ha hecho demasiada mella en mí y me he sentido perdida en muchas ocasiones. Sin embargo, no todo ha sido malo. Este verano en La Comarca he conocido a nuevos compañeros, todos dispuestos a echarte un cable cuando lo necesitas. También he vivido la despedida de alguien imprescindible para esta casa, y es muy agradable ver que, aunque sea por poco tiempo, formas parte de ello. Y, sobre todo, he disfrutado de la compañía de alguien que en ocasiones se siente tan perdida como yo.

La conozco desde hace años, desde antes de ese momento en segundo de bachiller en el que una profesora nos preguntó qué queríamos estudiar y las dos dijimos periodismo. Hemos superado una carrera universitaria y ahora hemos sido compañeras de trabajo. De ella he aprendido mil cosas. A ser multitarea, a que no todo salga bien y que haya que improvisar o a reírte aunque las cosas vayan mal. La verdad es que la admiro y estoy orgullosa de lo buena periodista que es. Gracias por este verano Pilar.

Como decía, ahora me siento perdida. No sé qué puerta se abrirá, pero sin duda sé que no hubiese vivido estas experiencias si no fuese porque mi norte está junto a ti, querido Mundo Rural. Nos vemos pronto.

Emma Falcón. Cartas al mundo rural