Gracias sean dadas a Dios. Después de un mes de porfiado asedio y tras varias semanas de reclusión, parece que la Naturaleza ha dado por finalizado el asedio de la provincia china de Wuhan. Temo que el remate no se haya parecido a la Verbena de la Paloma; tampoco el cielo plomizo de Orien-te habría evocado el chispeante desparpajo de las Vistillas y sus floridas chu-lapas. Pero lo cierto es que con volantes o kimono las mocitas se han aventurado mas allá de la ciudad, bendiciendo tal vez la férrea disciplina del Parti-do porque, dígase lo que se quiera, las dictaduras son mas eficaces para poner de acuerdo a la gente, cuando un comisario decide que de aquí no sale ni Dios. Que es lo que sucedió cabalmente cuando se anudaron con el cinturón de castidad los aledaños de los «coronavirus» desperdigados según sus intereses. Y cuando la prioridad fue restituir la salud, el mundo se puso firmes. Y eso puede que esté bien.

Nadie ha pagado su silencio con mutismo. Pese a que la unanimidad se quiebra cuando la encarecen los políticos el partidismo de los militantes aca-ba con la unidad. Personalmente, me inclino más por los que han ganado su prestigio con el mérito y su esfuerzo, que con los votos de sus amigos.

Hay una característica de nuestro talante que no he sido capaz de explicarme nunca: esa suerte de compromiso que hace a los anárquicos aragoneses en soledad, sufridos, pacientes, conformadizos, nada vindicativos y tal vez demasiado comprensivos con las posturas de los otros, lo que nos ha llevado a ser buenos vecinos, acompañantes leales y fieles colaboradores, pero nos ha privado de puestos de liderazgo que por otra parte tampoco parecemos haber apetecido. No sé en rigor si es un una virtud o un defecto que nos ha dejado al margen del camino. E ignoro si se trata de un gesto de beatífica humildad o una manifestación de la más arrogante soberbia. Puede que todo junto.

El caso es que algunos se quejan de que nos plagian pero se niegan a revelar tradiciones que mueren por falta de apoyo y sustento: he aquí la orgullosa reacción de quien desdeña luchar por lo que no puede defender.

Pronto se harán eco todas las emisoras de «La Tomatina» del pueblo valenciano de Buñol. Una tradición de hace cosa de medio siglo, cuando hubo uno cosecha tan abundante que a unos bulliciosos hortelanos se les ocurrió emprenderla a tomatazos con la mansa ciudadanía indefensa que se sumó a la fiesta –¡cómo no!– para echar su cuarto a espadas.

Nadie reconoce a nuestro centenario «Cipotegato» perseguido a toma-tazos –y antes a pedrada limpia– con su abigarrado ropaje multicolor, para festejar incruentamente el indulto de un preso que había de ser lapidado por un delito ¿Más sabe alguien qué es, qué significa y cómo nació el «Cipote-gato» fuera de Tarazona?

Del mismo modo, nos extasiamos contemplando boquiabiertos la trepa hombros arriba de los «xiquets» de Valls y «els nois»del Vendrell, para elevar gallarda y esforzadamente sus castillos humanos, ignorando que en Tauste hay mozos que tejen torres humanas tal vez desde mucho tiempo antes.

No quisiera mentir si afirmo que la ardida trepa de los taustanos es –o lo parece por los datos– anterior al siglo XVII, y no pretendo crear sensibles disensiones entre vecinos. Sobra con un par de reflexiones.

Aparte de que ni en Valls, ni en el Vendrell, ni en «Bunyol» o Buñol, saben por qué arrojan los tomates de los contenedores a los viandantes, o se encaraman en los hombros de otros hombres sin saber qué hacer luego. Dos proyectos sin propósito que priman un esfuerzo baldío. Pero no son acciones dictadas por la estupidez de unos ociosos.

En el «Cipotegato» el pueblo se propone zurrarle la badana a un recluso, que ha sido liberado con lo que juzga una pena muy liviana. Y por su parte, los trepadores diseminados por las calles obedecen al propósito de escalar hasta el esqueleto de los mas resistentes, para llegar hasta al altar de la Virgen y encaramarse hasta el «camarin» de la Patrona de Tauste.
¿Se entiende todo mejor ahora? Sí, muchas gracias. Que se curen pronto y recuerden a la Virgen de Wuhan, que no sabemos si tienen Virgen, pero se la merece.

Abriremos una colecta para comprar una Virgen «chinica», que no te-nemos ninguna con los ojos rasgados y las cejas oblicuas. ¿Y cuándo quedamos? Mañana, que los políticos se olvidan pronto y si no nos damos prisa podemos quedarnos sin cepillo de Culto y Clero.

Darío Vidal