Durante estos últimos días he escuchado en numerosas ocasiones la frase de: «Ya tocaba que llegase el frío». Y sí, todos ellos tienen razón. No eran normales las temperaturas de los últimos meses del pasado año. Y es por eso que el cambio de tendencia que estamos sufriendo desde la pasada semana, con temperaturas mínimas que pueden alcanzar varios grados bajo cero, nos esté pareciendo muy brusco. Y si a esto le sumamos el aire, la sensación térmica se vuelve peor aún. En algunas zonas de la parte norte de nuestra comunidad autónoma hemos visto grandes nevadas de la noche a la mañana, dando un soplo de alivio para las pistas de esquí que veían peligrar el inicio de la temporada.

En nuestro territorio, muchos de vosotros sobrellevásteis estas gélidas temperaturas arrimándoos a las enormes hogueras que se han realizado en numerosas localidades y municipios para honrar a San Antón este pasado fin de semana. Aunque es verdad que en estos días no apetece mucho salir de casa a menos que sea por pura obligación (y de debajo del edredón cuando suena la alarma ya ni hablamos). Es entonces cuando entramos en el típico bucle perezoso que también solemos sufrir en verano. Cuando hace calor, porque hace calor; y cuando hace frío, porque hace frío. Sincera y personalmente, yo no sé deciros qué llevo mejor ni peor.

De hecho, según la previsión anual elaborada por la Oficina Meteorológica de Reino Unido, este 2023 será, por décimo año consecutivo, uno de los más calurosos registrados hasta la fecha. Las temperaturas medias en todo el mundo aumentarán 1,2º. Datos preocupantes cuanto menos si tenemos en cuenta que este aumento comenzó en el periodo industrial, momento en el que el ser humano comenzó a incidir en el cambio climático. De momento, cuando vamos por la calle, casi ni se nos reconoce por llevar grandes bufandas alrededor del cuello; y nos volvemos musculosos en un momento sin necesidad de ir al gimnasio gracias a los abrigos acolchados que nos recuerdan al famoso muñeco de la marca de neumáticos Michelín. Eso sí, calentitos vamos un rato.

Laura Alejos. Y de postre…