El término municipal de Aguaviva tiene una forma triangular, donde dos de sus lados están formados por los cauces de sendos ríos, el Bergantes y el Guadalope, o también 'lo riu menut' y 'lo riu gran', respectivamente, para los vecinos de la localidad. Pues bien, si hace más de lustro nos alzamos en lucha contra el proyecto de la CHE para la construcción de un embalse que hubiera supuesto aniquilar el Bergantes, ahora ha sido el vaciado salvaje del pantano de Santolea el que ha arrasado 'lo riu gran', quién sabe por cuánto tiempo.

Desde hace más de tres meses el vertido incontrolado de lodos al río Guadalope ha convertido el cauce de este río en una acumulación de barro en todo el tramo comprendido entre la presa de Santolea y la cola del embalse de Calanda, lo que ha derivado en un auténtico desastre ecológico, acabando con todos los ecosistemas del río sepultados bajo el fango. Resulta evidente, o más bien flagrante, que los pronósticos de la Confederación Hidrográfica del Ebro en cuanto a las posibles afecciones al río, así como los trabajos llevados a cabo hasta el momento como la construcción de una balsa para la decantación de los sedimentos, han resultado completamente fallidos.

Pero este siniestro ambiental, que al parecer ya está siendo investigado por la Fiscalía, sólo es una de las consecuencias. A día de hoy municipios como Aguaviva, que captan el agua para el abastecimiento de sus poblaciones desde el Guadalope aguas abajo de Santolea, tanto para consumo humano como para explotaciones ganaderas, no tienen garantizado su suministro para los próximos meses. La falta de previsión de los responsables de las obras ha provocado que ahora en escasas semanas se deban encontrar las soluciones más adecuadas y viables, y además ejecutarlas a contrarreloj. Asimismo, de persistir esta coyuntura, a esta problemática se sumarán las enormes dificultades para la campaña de riego venidera en varios municipios de la zona, afectando a cientos de hectáreas.

En este momento cabe exigir celeridad, diligencia y acierto a las entidades y administraciones con responsabilidad en la materia para subsanar este absoluto dislate, ya que está en juego un servicio básico para la población y el sustento para el sector económico de mayor envergadura en el territorio, además del impulso de un plan de mejora para el río con medidas que permitan recuperar su biodiversidad a lo mayor brevedad posible.