Aunque lo que afirme en este artículo, a algunos escandalizará y a otros favorecerá para criticarme, algo que no temo, pues tras mi apariencia tradicional, se esconde un alma anarquista y reaccionaria de un activista vocacional.

Esto que estamos viviendo, no es otra cosa, que algo programado y que tiene una finalidad. Esto es lo que este artículo demostrar.

Esta desaceleración sincronizada forzará, como lo está haciendo, a tomar medidas que en un 99 % serán ineficaces y en breve, en el año 2023, producirá una recesión global en el mundo, con pérdidas en masa de puestos de empleo y una subida de intereses mucho mayor que producirán la quiebra de bancos.

Una nueva gran crisis, como la de 29 del siglo pasado, en la que los Bancos Centrales no podrán hacer nada, pues la situación los superará y ese momento se acelerará la adopción de las monedas digitales.

Los precios seguirán incrementándose mucho más que lo que estamos viendo y los Gobiernos serán incapaces de superarlo.

Es algo que debemos pensar que está propiciando el Banco Central Americano, o lo que es lo mismo la Reserva Federal y la política de Jerome Powell, que fue nombrado en 2017, por Donald Trump, Presidente de la Reserva Federal.

Los inversionistas buscarán refugio en el dólar y en el bitcoin y eso les reportará jugosos beneficios y generará una burbuja muy peligrosa con el dólar y depreciará otras monedas (recordemos que la libra esterlina días atrás llegó a mínimos impensables).

Esto favorecerá a que la economía digital entre, por la puerta grande y con honores, y el referente mundial será el bitcoin, junto a otras monedas de peso como el eYuan, y otras.

Algo que Asheed Birla, director general del proveedor de servicios de pagos basados en bolckchaim RippelNet ha estimado con una viabilidad asegurada y de futuro.

RippleNet es una red global descentraliza de bancos y proveedores de pago que utiliza tecnología financiera que proporciona mensajería, compensación y liquidación de transacciones financieras en tiempo real. La única alternativa será disponer de «dinero» y no «moneda». Creo que no hace falta explicar esta pequeña diferencia de matices, es muy distinto. Hasta ahora era el tiempo de la moneda y en breve eso pasará a la historia del colectivo de la memoria mundial.

Este es el futuro en el que estamos inmersos y que intento desvelar en este artículo.

José Luis Ortiz. El rincón de la esperanza